Tus ojos brillan con tanta intensidad que me recuerdan a las estrellas que vimos pasar frente a nuestros ojos aquella noche de luna llena, me acuerdo lo nerviosa que estabas, estábamos muy alto y tenías miedo, pero cuando tomé tu mano y la acaricié algo cambió, dejaste de mirar la oscura ciudad para mirarme a mí; y por primera vez en mucho tiempo sentí que estaba a salvo, que nos calmabamos la una a la otra, y que todo dejaba de importar cuando nos mirábamos a los ojos.