Prólogo.

17 5 1
                                    

·

#Decisión#

—¡Es una decisión totalmente estúpida!.— El grito de mi padre sonó por toda la habitación.

No pude evitar tener una sonrisa irónica en mi rostro, este hombre era el mismo que le decía a mis hermanos mayores que siguieran sus propios instintos.

—Quizás para ti y todos los miembros de está familia...— Contesté con tranquilidad y lo miré directo a los ojos. —Pero para mi... es mi decisión.—

—¿Crees que la música te dará algo? ¿Eh?.— Se río divertido. —Sólo es un sueño vacío, sabía que no debía dejarte con Francesca, te metió en la cabeza sueños estúpidos.—

Lo observé a los ojos conteniendo mi rabia interior, no podía entender cómo mi propio padre no creyera en el camino qué he elegido para mi. Eso ni siquiera era lo que más me molestaba, era la posibilidad de qué no podía estar con mi tía, una de las únicas personas qué creía realmente en mi sueño y me enseño todo lo qué sabía respecto a la música.

Eso me hizo cuestionarme muchas cosas... ¿Un padre realmente no debería sentirse orgulloso de su hijo?.

—¿Un sueño vacío, dices?.— Le cuestione irónicamente. —Miles de músicos sin duda estarían en desacuerdo contigo.—

—¿Y realmente crees que tu, serás uno de esos?.— Me cuestionó sentándose y mirándome directamente a los ojos. —Te he escuchado desde los doce años a ti y tus amigos, y puedo decir lo pésimo que son cómo una banda.—

Sin duda no sabe lo mucho que hemos progresado desde esos años... Pensé mirándolo a los ojos, los chicos y yo decidimos a los diecisiete dejar de tocar en mi casa debido a lo molesto que era mi familia cuando practicábamos. 

—Sí esa es tu manera de hacerme reflexionar sobre mis decisiones... estás haciendo muy mal.— Conteste con una sonrisa y un suspiró irónico antes de mirarlo a los ojos con seriedad. —Y te digo una cosa... puedes pensar lo que quieras de mi, qué no tengo talento, qué no tengo futuro o incluso qué soy un estúpido... pero no menospreciases el talento de mis amigos, ni el sueño de mi tía.—

Sin decir ninguna palabra por unos minutos, me levante de mi asiento y camine hacía la puerta con calma.

—Y yo te digo una cosa, sí sales por esa puerta, no creas que será un viaje de ida y vuelta.— Escuche a mi padre decir con seriedad. —Por qué no habrá vuelta atrás.—

—Y es por eso... qué sólo será de ida.— Le contesté y lo mire por encima de mi hombro. —Adiós... padre.—

—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estrella de RockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora