Deseo 8

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Cuatro semanas han pasado desde nuestro viaje a Tokio, semanas sin dejar de reír a tu lado y sin dejar de mimarte, hemos jugado como locos con Brinco, Taehyung dijo que nos buscaba en todos lados cuando nos fuimos de viaje.

Todo estaba tan bien en nuestras vidas que poco a poco olvidaba la realidad que vivías, una realidad que me duele y solo quiero borrar de mi mente. Sigues tomando tus medicamentos, pero hace unos días te veo más decaído, más pálido y débil. Me duele el pecho cuando veo que a pesar de sufrir no borras la sonrisa de tu rostro cuando me miras llegar del trabajo. No quieres mostrarte débil frente a mí, y eso muestra tu fortaleza, mi amor. Pero yo no soy tan fuerte como tú, cariño, lo único que hago es llorar en el auto antes de entrar a nuestro hogar, me duele saber por todo lo que estas pasando y saber que no puedo hacer nada para ayudarte, me mata.

Hoy después de llegar de trabajar no me recibiste en la entrada, me preocupe. Te busqué por toda nuestra casa y te vi tirado en el suelo con sangre en tu brazo.

- ¡JIMIN! -me agache y te tome en brazos. - ¡Eh! Amor abre los ojos. - grite.

Asustado tome las llaves del auto y casa, te tome en brazos y te metí al auto con cuidado. Conduje hasta el hospital más cercano, sin dejar de mirarte por el espejo retrovisor. Media hora después llegamos al hospital, te tome en brazos y entre.

- ¡Ayuda! -Grite y una enfermera se acercó asustada.

- ¿Qué paso? - pregunto tomando signos vitales. Tu cuerpo comenzó a sacudirse en mis brazos y lágrima llenaron mis ojos - ¡Traigan una camilla está dándole un paro cardiaco!

Tan rápido como los latidos de mi corazón te alejaron de mí, vi como tu cuerpo se sacudía y doctores con enfermeras gritaban. Pero ya no escuchaba nada... Mi cuerpo se sentía débil... no cierres tus ojos... no te alejes de mí, amor...

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Desperté en una habitación blanca, mis ojos desorientados intentaron buscarte, ¿Dónde estoy?, escucho una puerta abrirse y entra una enfermera.

-Qué bueno que despertaste. -sonríe. - Nos diste un susto treme...

- ¿Dónde está mi esposo? -pregunte interrumpiéndola. Sonrió tiernamente.

-No te preocupes. Jimin está mucho mejor, lo trajiste a tiempo, Jungkook.

-Quiero ir a verlo. -dije levantándome de la camilla.

- ¡Claro! Ven sígueme. -dijo y lo hice. Llegamos a una habitación, maldita habitación. -Cuando entres ten cuidado si lo abrazas, su cuerpo aun esta débil por todo lo sucedido. -Y se retiró.

Suspiré y entré... mi pequeño ángel estaba sobre la camilla mientras miraba la ventana, su brazo estaba vendado mientras de sus muñecas salían cables conectados a una maquina; al sentir la puerta abrirse giró su rostro y me vio... ¿Cómo puedes sonreírme así cuando estuve a punto de perderte?

-Hola, cariño. -me acerque y acaricie tu mejilla.

-Kookie... -puchereaste y sonreí con lágrimas en los ojos.

-No vuelvas a asustarme así, no creo poder soportarlo. -Sin darme cuenta tu mano limpio cada lagrima que escapó de mis ojos.

-Perdón, Jungkookie. -Te bese suavemente los labios, no quiero que te disculpes por algo que no es tu culpa, cariño.

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Tres días desde que estas en el hospital, hoy compré unas donas después del trabajo, las guardé en mi bolso y fui directo al hospital para verte. Al entrar a la habitación te veo leyendo tu libro favorito "El chico de las estrellas". Tu rostro se despega del libro cuando te lo quito de las manos y río divertido cuando tu rostro hace un puchero.

-¡Jungkookie, lo estaba leyendo! -reclamas.

-Lo has leído miles de veces, en vez de enojarte deberías agradecer que vine. -Dije indignado.

-Siempre vienes, Jungkookie. -dices divertido.

-Tienes razón. -puse mi mano en su mentón y lo besé. - No podría dejar de venir a ver a mi bello ángel ¿O sí?

- ¡Claro que no! -me tomaste de la camisa para seguir besándonos.

Reí entre el beso y me separé para poder entregarte la bolsa con donas, son de chocolate, tus favoritas.

- ¿Qué es esto, Jungkookie?.-preguntaste curioso.

-Ábrelo y verás, mi amor. -me senté a tu lado en la camilla.

Y cuando abriste la bolsa tus ojos se iluminaron como mil faroles, reíste nervioso mirando la puerta de la habitación.

-Tranquilo, le puse seguro a la puerta para que comas tranquilo. -reí, el hospital tiene prohibido traerle comida chatarra a los pacientes.

Durante todas las horas de visita me divertí viéndote comer y mancharte con chocolate los labios, me contabas los chismes que escuchas en los pasillos durante el día y cuando me extrañas durante las mañanas. Ya al terminar la visita me despedí besando tus regordetes labios, no queriendo separarme nunca de ti. Y me fui.

En casa todo era silencioso... vacío, me hacen falta tus risas y galletas recién horneadas. Y llorar ha sido mi única fuente de consolación.

Te necesito, aquí conmigo, no en un hospital.

Y sin querer que llegara este momento, cumplí tu octavo deseo, amor. Ya no quiero seguir cumpliendo los siguientes, no si significa que te perderé.

8. Si un día vuelvo al hospital, deseo que Jungkookie me lleve comida rica a escondidas. 

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¡Hola! Lo único que puedo decir es preparen pañuelos, esta historia esta por terminar.

Los amo mucho y no olviden que son muy especiales bebés.❤️

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