Hiro Hamada

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Título: Gomitas
Advertencia: Ninguna
Universo: 506
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Estaba un joven pelinegro acostado en su cama viendo hacía el techo pensando que hacía con su existencia hasta que una castaña aparece en la habitación del pelinegro sorprendiendo a este.

—¡Hiro! —Se pone encima de él para verlo cara a cara—

—El pelinegro se sonrojo por la acción de la chica— H-hola _____ ¿Q-que p-pasa?.—

—A que no adivinas que vi—

—N-no ¿Qué viste? —El pelinegro se ponía cada vez más nervioso por ver a la chica cada vez más cerca. La castaña ni en cuenta de la cercanía que tenía con su amigo y mucho menos que se acercaba cada vez más a él—

—Abrieron una nueva tienda de dulces y eso significa más dulces nuevos por probar —Miro al pelinegro y notó que estaba algo rojo, la castaña pensó que empezaba a tener fiebre— Oye que tienes ¿Estás bien? Te miro al rojo.—

—E-e-estoy b-bien, solo t-tengo algo de c-calor —Estaba hecho un manojo de nervios—

El pelinegro no podía resistir más tiempo en no poder besar los labios de aquella chica y mucho menos cerca de ella. Así es Hiro sentía algo por su mejor amiga pero aún no estaba listo para confesarlo.

Para su suerte la chica se levanto cuando vio al Hamada mayor.

—¡Tadashi! —Se acerca a abrazarlo—

—Hola _____—El pelinegro corresponde el abrazo mira de reojo a su hermano que se sentaba en su cama aún con la cara colorada— ¿Por que estás rojo Hiro?

—Me d-dio calor, es todo —Su hermano asintió no muy convencido pero decidió dejarlo pasar—

—¿Qué estaban haciendo? —Pregunta el pelinegro mayor—

—Le contaba a Hiro sobre la nueva tienda de dulces—

—¿Quieren ir a comprar un par? —Pregunta el Hamada mayor—

A ambos chicos se les iluminaron los ojos al escuchar a Tadashi decir eso, pues ambos asintieron rápidamente.

—Bien vamos—

Los tres fueron a la nueva tienda a comprar dulces, cuando a Tadashi recibió una llamada de sus amigos diciéndole que hay una emergencia. El pelinegro mayor les dijo a la "parejita" (así es como les solían llamar el y su tía sin que ellos sepan) que tenía que irse por una emergencia que le surgió.

Los chicos lo tomaron bien, compraron los dulces y se fueron a la casa del pelinegro, ambos se la pasaron comiendo toda la tarde hasta que sólo quedaba un paquete de gomitas.

—Solo nos queda una bolsa de gomitas —Dice el pelinegro—

—¿Lo guardamos o nos lo comemos? —Ambos se miraron—

—Nos la comemos —Dijeron al unísono—

Hiro trato de abrir la bolsa pero no podía hasta que la abrió pero hizo mucha fuerza y salieron disparadas las gomitas hacía la cara del chico, la castaña disfruto ver la escena que no pudo contenerse a reí.

—Jajajaja —El chico solo le hecho una mirada de mala gana—

—¿Terminaste? —Pregunto el chico al ver que paraba de reír—

—Si jajaja —Se limpia las lágrimas que se le salieron—

Después de reír y limpiar las gomitas que quedaron en el suelo, cuando se dieron cuenta sólo quedaba una gomita en la bolsa.

—Ay no solo queda una gomita —Dice la castaña—

—¿Te parece si la partimos a la mitad? —Le pregunto el pelinegro—

A la chica se le vino una idea y pensaba ponerla en práctica.

—No, mejor cómetela tu. Yo probaré otra cosa —Sonrió inocente—

Hiro no muy convencido se comió la gomita a los segundos sintió algo sobre sus labios, vio a la castaña sorprendido ella lo estaba besando. Este tardó en corresponder el beso pero eso no impidió que lo disfrutará.

A los minutos se separó la chica ella también le gustaba el pelinegro pero igual que el mencionado aún no se sentía lista para confesarlo. Ambos jóvenes se vieron a los ojos y desviaron la vista todos colorados

—Y-yo l-lo siento —Se disculpó el Hamada menor—

—N-no e-esta bien, y-yo debería sentirlo —Lo miro de reojo—

Ambos chicos quedaron en un silencio incómodo hasta que se escucharon una risa atrás de ellos, voltearon a ver al dueño de esa risa y era nada más y nada menos que Tadashi que había vuelto antes de lo que pensaban.

—T-tadashi volviste pronto —Se ríe nerviosa—

—¿C-cuanto l-llevas ahí? —Mira nervioso a su hermano—

—Lo suficiente —Les muestra una foto donde se estaban besando— Esto le encantará a tía Cass.

—No te atrevas —Tadashi salió disparado a buscar a tía Cass para enseñarle la foto seguido de Hiro que lo andaba persiguiendo—

Mientras la castaña procesaba la información de todo lo que acaba de pasar no puso evitar soltar un suspiro enamorado, al fin pudo hacer lo que más quería hacer y lo volvería hacer con gusto.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora