1
He pensado en dejar esto de escribir lo que pasó aquella noche. Ayer me quedé escribiendo hasta las 4 de la mañana y cuando termine no me sentí aliviada como se supone que debería. Al contrario, cuando deje la pluma a un lado estaba temblando. Recordar esos momentos previos a que la demencia ciega se apoderara de nosotros me resultó sumamente agotador. Me fui a acostar con la mirada perdida y las escenas de lo que siguió después me atormentaron hasta que me quede dormida unos pocos momentos antes de que asomara el sol por el este.Me levante convencida de que arrancaría las hojas de todo lo que había escrito en este diario respecto a aquella noche y quemaría las hojas. Pero durante el día, me decidí a armarme de valor y continuar con esta tormentosa remembranza. No estaba resultando ser placentero ni sencillo como había previsto, pero siempre he sido una chica que termina lo que empieza y aquí estoy; probablemente termine por quemar el diario completo cuando termine esto, pero al menos sabré que me he esforzado.
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Volviendo a ese momento cuando había decidió quedarme un poco más con mi primo y hermano, recuerdo que mi cuerpo empezó a relajarse completamente. Todo el cansancio y el estrés acumulados por días habían desaparecido. Ahora solo sentía las vibraciones de la música y me dejaba llevar por el baile. Cerraba los ojos y alzaba mis manos moviendo mis caderas lentamente. Estaba perdida en la música. No recuerdo cuantas canciones había estado así, pero cuando lo pensé, había dejado de escuchar las risas y el ruido de las conversaciones de Gerardo y daniel. Los busque con la mirada y ambos estaban en la barra bebiendo su bebida y mirándome bailar muy atentos. Ambos con esa mirada características de las que les he hablado con anterioridad. Esa mirada profunda y calculadora. Les parecía sexy. A mi hermano menor y a mi primito yo les parecía jodidamente sexy. Eso no era ninguna novedad, yo no era ninguna modelo pero sabía que tenía un cuerpo que era un iman de miradas. Esa noche llevaba puesta una chaqueta de mezclilla pero me la había quitado desde que entramos al billar y me había quedado con solo una blusa de tirantes blanca con un escote medianamente pronunciado pero que, debido al volumen de mis senos, dejaban a estos bastante expuestos a la vista. Completaba mi atuendo unos pantalones tipo leggings color negro completamente adheridos a mi figura. Y unas botas con tacón de aguja también negras.