Capítulo 1. Partitura de un amor fantasma

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En el mundo de la cultivación hay personas ilustres, destacados líderes de secta, fuertes e inteligentes, sin embargo, hay algunos a los que su riqueza no les es suficiente y no se tocan el corazón pensando si tienen que pasar por encima de alguien para conseguir su objetivo.

Cuando la secta Quishan Wen busca sobreponerse sobre todas las otras no se tentó el corazón al atacar, se perdieron muchas vidas, entre ellas las pertenecientes a Yunmeng Jiang... los Jiang se consumieron en llamas junto con todo el muelle de loto; en el lugar no se podía ver otra cosa más que cenizas y algunos restos de lo que un día fue una magnífica obra de arquitectura.

En el aire se podía respirar la muerte, un lugar cálido ahora provocaba escalofríos con el más mínimo soplo viniendo del pueblo en ruinas, hay quienes incluso afirman escuchar gritos de súplica y dolor en el viento; en el lugar no había estado nadie más desde que las grandes sectas se revelaron y dieron justicia a sus hermanos caídos.

Era tan solitario que no había ruidos de aves o cualquier animal, una ciudad fantasma al pie de la letra, después de todo es bien sabido que la muerte es la ganadora en cada guerra, se lleva más que cualquiera.

La noticia de la caída de Yunmeng Jiang, así como la muerte de sus líderes impacto al mundo de la cultivación, las sectas restantes formaron un contra ataque con un efectivo resultado, así Gusu Lan, Laling Jin y Quinghe Nie fueron oficialmente las únicas 3 grandes sectas, sin embargo, aún victoriosos hay 3 corazones que sufren la pérdida del ser amado.

La existencia de las situaciones amorosas de los 3 grandes cultivadores con los descendientes de la familia Jiang no eran un secreto para nadie en lo absoluto, cualquier persona con dos dedos de frente podría haberlo notado, nunca tuvieron pena o vergüenza de mostrarse ante los demás como eran y mucho menos el amor que se profesaban.

Quienes tuvieron la buena o mala fortuna de estar presentes cuando recibieron la noticia de la destrucción del muelle de loto podrían jurar ver como en los rostros de los jades de Gusu y el heredero de la familia Jin perdían todo rastro de vida, incluso escuchar como el corazón se detenía por un segundo para volver a latir sin muchas ganas.

Debido a las circunstancias de la guerra y de la necesidad de mantenerlos en los frentes hicieron imposible que participaran en la recuperación del muelle de loto, hoy tierra de nadie.

La verdad es que tampoco se habían atrevido a ir por su propia cuenta, el dolor que causaba la idea les cortaba la respiración, el cuerpo se ponía tan débil al grado de no poder sostenerse en pie, pensar en todos los "y si..." que hubieran permitido una sola oportunidad de haber ayudado, les privaba del sueño.

A un mes del término de la guerra y siendo la sede Laling Jin, al fin se pudieron llevar a cabo los ritos para dar descanso a todos aquellos que pelearon, pero no volvieron; entre ellos y más como una muestra de cortesía, se incluyó a los Jiang; se quemó tanto papel moneda como fuera posible, estoicos al frente 3 personajes que fácilmente se podrían confundir con estatuas sino fuera por su constante movimiento del brazo para arrojar el papel moneda al fuego.

La gente que se acercaba intentaba dar palabras de aliento, escuchaban contantemente "lamento su perdida" "sé cómo te sientes", pero no hubo ninguna palabra de vuelta y así muy apenada la gente se retiraba de su lado.

¿Cómo podría alguien saber cómo se siente alguien más?, se repetían constantemente en su cabeza, ¿Cómo podría alguien entender que su historia terminó antes de empezar?, el tiempo como un ladrón les quitó todo.

A lo lejos y con mucha tristeza dos figuras los contemplaban en su dolor sin saber qué hacer para ayudar.

- A-Jue estoy preocupado, temo que alguno cometa una locura – Expresaba con verdadera preocupación el más pequeño de los dos- No soy tan cercano a Wanji como lo son Xichen y mi hermano, pero estoy seguro que sino los ayudamos se dejen morir, ¿A-Jue que hacemos?

El mencionado no dijo nada por 2 largos minutos, reflexionando las palabras de su acompañante, era verdad lo que decía, él mimos había tenido la oportunidad de ver a los jades durante la guerra apartarse lo suficiente para llorar sus penas sin que nadie los escuchara, incluso una noche cuando visitaba a Xichen les dieron la noticia de la ceremonia que se llevaría a cabo en Laling pudo apreciar la imagen más desgarradora se su vida, su mejor amigo empezó a hiperventilar mientras trataba de mantener sus lágrimas, lucía tan blanco como sus prendas y empezaba a perder fuerza en sus piernas.

Sin saber que más hacer para ayudarlo lo abrazó a tiempo antes de caer y escuchar cómo se acallaba un grito contra su pecho, este desencadenó un llanto desenfrenado que no paró durante horas hasta que el jade se quedó sin voz para gritar ni lagrimas para llorar... y ahora pensaba, Xichen lo tuvo a él para desahogarse, Zixuan tuvo a A-Yao para consolarlo, ¿a quién tuvo Wanji?

- Mucho me temo que hay poco que podamos hacer, la muerte es definitiva y a la fecha no hay magia alguna que nos pueda regresar a la vida- a su lado su GuangYao se iba poniendo más triste pues lo que decía MingJue era cierto

- sin embargo – continuó - creo que sería prudente llevarlos a ver... hacerse a la idea, ver lo que pasó y cerrar este asunto.

- Nie MingJue ¿enloqueciste?, eso podría tener el efecto contrario, ¿Qué tal si los llevamos, pero deciden no regresar y morir ahí? ¿Eso que hubiera tenido de bueno?

GuangYao estaba ligeramente alterado, no iba a negar que la idea le pasó por la cabeza para luego descartarla inmediatamente, podría ser doloroso al grado de ser una tortura, definitivamente no quería eso para su hermano y sus amigos.

- Piénsalo un poco, ellos ya se están dejando morir aquí, no hay muchas opciones que podamos explorar y si lo piensas bien podría ser bueno, tal vez si buscamos algo entre los escombros, algo que de ellos que puedan recuperar, una pertenencia, algo debe de haber.

Y por más descabellada que sonara la idea era lo único que tenían en mente, por hoy se retiraron a las habitaciones que les habían sido asignadas prometiendo discutir su plan por la mañana y plantear la idea a los involucrados, por hoy ya habían tenido suficiente. 

Una canción de mi, una canción innecesariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora