| ᴅ ɪ ᴇ ᴢ 2/2 |

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Cuando Minho se despertó, Jisung ya no estaba en la cama. Lo supo incluso antes de abrir los ojos, era bastante evidente cuando el otro lado de la cama estaba frío y tenía espacio suficiente para estirarse sin chocar a nadie. Por no decir que recordaba perfectamente que se había dormido abrazando al menor, y ahora no había ningún cuerpo entre sus brazos, ni ningún brazo alrededor de su cuerpo. Pero había dormido tan bien que no le molestaba estar solo en la cama, de hecho, aprovechó todo el espacio que tenía disponible para desperezarse, estirando las extremidades una por una y bostezando en el proceso. No estaba seguro de cuánto tiempo habría dormido, no le interesaba tampoco, se sentía descansado, como si hubiera dormido todo lo que le faltaba. Despertó de muy buen humor, estaba definitivamente con más energía, y rió ante el pensamiento de que se debía a la pequeña ronda que había tenido con Jisung antes de dormirse. Todavía con los ojos cerrados, se estiró hasta quedar, literalmente, desparramado como si sus brazos y piernas fueran flan recién hecho, y comenzó a recitar la letra de la canción que sonaba de fondo mientras que seguía el ritmo con un sutil movimiento de cabeza.

Mantén este lado de mí para ti, no te sorprendas por cómo cambio, que sea un secreto entre nosotros dos. Lie down, una gran canción de Dok2. Le encantaba el ritmo porque era relajante, la mezcla entre la melodía lenta, la voz del rapero y el sonido de las teclas de la computadora... un momento, eso es nuevo. Frunció el ceño, estaba seguro de que ese sonido no estaba la última vez que había escuchado aquella canción. Abrió los ojos de golpe para incorporarse, quedando sentado en la cama, y entonces descubrió a Jisung sentado sobre el escritorio, ocupando la laptop de la que salía la música. Y sonrió. Gateó sobre el colchón para llegar hasta la punta, acercándose al escritorio, mientras observaba a Jisung tecleando ruidosamente el aparato. El menor seguía desnudo a excepción de un bóxer ajustado de color negro, y a Minho le costó trabajo no saltarle encima en ese mismo instante por lo bien que se veía así, despeinado, ceño fruncido y vistiendo nada más un diminuto pedazo de tela que no dejaba nada a la imaginación.

— Ya despertaste —afirmó el menor sin despegar la vista de la pantalla en cuanto Minho apoyó los codos sobre la mesa—. ¿Fue por la música?

— No, creo que no —respondió él, reposando el rostro en las manos—. Me gusta esa canción.

— A mí también.

Minho sonrió nuevamente, de verdad tenía un humor muy bueno en ese momento, y por ese motivo algo tan sencillo como disfrutar de una misma canción que el menor lo hacía querer sonreír. ¿O acaso era al revés? ¿No sería que el hecho de que a ambos les gustara la misma canción lo que hacía que estuviera de buen humor? No estaba seguro, la línea entre una cosa y la otra era muy delgada y difusa. Jisung entonces cerró la computadora para luego dejarla sobre el escritorio y así poder centrar su atención en Minho, mirándolo fijamente y estirando una mano hacia su rostro. Minho sonrió sin enseñar los dientes cuando la mano de Jisung se aferró a un mechón de su cabello y lo corrió de su frente, moviéndose sin siquiera darse cuenta, buscando la caricia del menor.

— ¿Tienes hambre? —cuestionó Jisung, jugando aún con el cabello del mayor—. Mi abuela ya está cocinando.

— Bajemos a ayudarla —dijo él, levantándose de inmediato, dispuesto a abrir la puertilla—. Preparemos al menos el arroz, o cortemos las verduras o la carn...

Don't Tell Noona.《 Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora