Capitulo 3

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Pastillas...

Definitivamente culpa a su padre por su terquedad. Domingo en la tarde, día perfecto para descansar de tu agitada semana o eso pensaba la mayoría, pero para Boruto dejó de ser un día tranquilo a pasar a ser uno más de la semana. En fin, él estaba en el campo de entrenamiento que conocía perfectamente, seguía intentando ir a su dimensión, pero sea lo que sea, no le deja pasar los portales. Se escapó de la residencia a mitad del día y aunque esos que los siguen a todos lados lo hayan visto no hicieron nada para detenerlo.

Recuerda la vergüenza que pasó el día anterior, aún se siente algo abochornado por cómo Sasuke le media la ropa. Si bien no era fan de hacerlo y mucho menos se dejaba fácilmente (solo con su madre y ahora él) pero se dejaría como maniquí para sus gustos, muy a su pesar.

Al final e ignorando el hecho de que insistía en no comprar mucho por que no cree quedarse tanto (aunque ninguno de los dos se lo creyó) terminó comprando 4 playeras 2 blancas y 2 rosa pastel al acabarse el color anterior, 2 pantalón negros, 2 muda de ropa interior y de alguna forma quien les despachaba consiguió ropa casi igual a la que trae, una chaqueta negra con líneas magenta en los brazos y un pantalón negro liso. Además de un cinturón y unas botas ninja cafés. Al principio no se enteraba de qué diferencia había entre la ropa, pero si que le intrigaba eso de los géneros. 

Ya en la noche tomó una ducha rápida y se puso su ropa nueva, eso sí, sintió un cambio cuando se la puso. Era liviana, pero calentita y no tenía aquel aroma que la anterior. Tal vez a eso se refería Sasuke cuando se sentía incómodo usando ropa extraña. En fin, al día siguiente e ignorando el hecho de que Sasuke y Naruto le dijeron que descansará de usar tanto los portales y agotar su chakra a lo bruto todo los días (aunque no sabían que ese no era todo como pensaban). Y así llegamos al principio eran cerca de las 7 de la noche, llevaba toda la tarde cerrando y creando portales con lo que hay en su cuerpo.

- Mierda - maldijo por bajo al ser lanzado de nuevo, se sentía cansado a tal punto de poner una rodilla en el suelo al no poder seguir más que las veces anteriores veces. Hubiera seguido si aquella voz no hubiera intervenido

- Qué curioso, aquí hay un Uchiha con Sharingan y Rinnegan. Tal vez el primero no sea tan molesto, pero el otro si - sonaba burlona desde su mente

- No te atrevas... - amenazó en voz alta, olvidando a los anbu que lo vigilaban

- Imaginate, cuando despiertes en una de estas mañanas tengas las manos manchadas de sangre. Por que seamos sinceros, los hijos de él también tienen el Sharingan y todo puede pasar para que consigan el Rinnegan - burla y soberbia invadía esa voz

- ¡No te atrevas, maldito! - su voz salió más gruesa de lo pensado

Tan metido en su pelea metal estaba que no se dio cuenta que los anbu habían bajado y lo habían rodeado por si algo malo pasaba, ya que empezó a gritar amenazas, hiperventilar, expulsó sus feromonas en señal de que estaba enojado y su chakra se había vuelto irregular de un momento a otro.

También lo comunicaron a Shikamaru que llegó rápidamente acompañado de su hijo y esposa. Curiosamente el matrimonio todavía entrenaban al menor. Al ver la situación también los alertó. No fue que después de unos minutos el chico se empezó a calmar, terminó arrodillado y con sus manos apretando su cabeza. El hijo de Shikamaru se acercó cauteloso por si algo pasaba mientras los demás le respaldaban.

- ¿Estas bien? - preguntó a unos pasos lejos del contrario, todos estaban en posición para atacar o defender

- ¿Shikadai? - preguntó desconcertado. Analizó a su alrededor cuando se dio cuenta que de lo que hizo

Pequeño accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora