Louis era un chico de 16 años que vivía en un pueblo alejado de la ciudad, era el único gay en su pueblo y nadie lo sabía más que su amigo Matías, un día recibió una noticia del colegio, había sido elegido para concurrir a un campamento, él no sabía...
Zayn salió de la carpa con el corazón dolido, una lágrima traicionera se le escapó de su ojo derecho, pero él la limpió antes de que cayera.
Su dolor era en parte por culpa de Niall, en realidad, era completamente la culpa de Niall.
Habían hecho una promesa y Niall no la había cumplido, no había respetado el hecho de jurar algo con verdadera sinceridad, le había importado poco su juramento y simplemente hizo lo que quiso.
Pero lo peor de eso era que Zayn realmente estaba muy preocupado por él, sentir que Niall estaba solo en medio de un bosque desconocido cubierto por el manto de la oscuridad pura, lo hizo sentir un vacío en su interior y un nudo en la garganta. Durante esos tortuosos minutos de búsqueda, a Zayn le temblaban las manos y su cuerpo entero estaba en alerta. Cualquier minino sonido era detectado por los oídos de Zayn. Sus ojos con los segundos se habían acostumbrado a la profunda oscuridad de la noche y podía detectar casi todo. Miraba desesperadamente en todas direcciones en busca de una sola cosa.
Él quería encontrar un par de ojos cian.
Por eso al salir de la carpa no fue solo por la promesa quebrada que tenía con Niall, también había sido por la carga de emociones que había tenido en muy poco tiempo.
Primero la desesperación de la noche, la preocupación por el bienestar de Niall al verlo inconsciente, también haber soportado la tristeza de la traición y luego la liviandad que llegó al ver esos ojos celestes otra vez.
Luego de esa noche y madrugada tormentosa, Zayn se permitió llorar, solo, alejado y a gusto. Soltando así toda la presión emocional que había tenido unas horas atrás.
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-¿Quién quiere empezar?
Ya se encontraban todos listo para el juego.
-¿Acaso tú quieres empezar?- dijo Paula señalando con su dedo índice a una chica muy pequeña que se encontraba en una esquina de la semi ronda. Era muy pequeña, tierna y callada. No parecía del estilo de chica extrovertida ni tampoco uno del estilo emo, para nada. Parecía ser muy delicada al tacto, vestida con colores claros y rulos suaves. Sus mejillas se encontraban muy rojas por la vergüenza de tener toda la atención centrada en ella. No le gustaban las miradas posadas sobre su cuerpo.
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-E-Eh y-yo...emm... No lo sé... diría que...emmm....- dijo con voz suave y encantadora.
-¿Creo que yo podría empezar o no?- Dijo otro chico que se encontraba del otro lado, este había notado la extrema ansiedad que le estaba dando a la chica por el solo hecho de tener que tomar una decisión en frente de un grupo de personas. La comprendía y la conocía, no tanto pero era de su salón en el Time academy. Angelo era su nombre, un chico alto y con aspecto tierno, cosa que contrastaba con su estilo de ropa, siempre llevaba puesto jeans negros gastados con agujeros, colgaban cadenas de sus caderas y siempre usaba accesorios de metal, cinturones con pequeños detalles diabólicos, pendientes en sus orejas, collares de cadenas, anillos y pulseras. Llevaba remeras anchas de colores oscuros, su cabello medio largo pero corto a la vez, siempre con apariencia suave. Su piel era naturalmente pálida y eso hacía un contraste entre su estilo oscuro, haciendo que llamara aún más la atención de unas cuantas miradas.
