Mensajera

La lluvia (2)

Las lluvias parecen interminables entre marzo y mayo, llueve a cualquier hora. Otras veces es muy intensa las calles parecen pequeños ríos con gran fuerza. Las calles se conectan y dirigen el agua hacia abajo, siempre buscando al pequeño río que alimentarán.

Las épocas de siembra comienzan en marzo para que posteriormente las lluvias se encarguen de mantener la tierra adecuada para el crecimiento de maíz, habas, quelites y frijoles, grandes terrenos se tiñen se verde poco a poco.

 Durante el tiempo de crecimiento, otras plantas aparecen y son comestibles, papas y árboles frutales como las peras, capulines, duraznos y manzanas comienzan a florear, son temporadas muy ricas. Los adultos van a los montes en busca de leña y hongos, son personas expertas pueden distinguir muy bien los hongos que pueden consumirse como alimento, las amas de casa seleccionan algunos para hacer algo similar a un collar, estos son colgados en las paredes externas o internas para secarse y en cualquier momento volverse una patillo delicioso.

La desventaja de esos días es que el lavado de la ropa es peor, siempre hay manchas de lodo y los zapatos siempre están húmedos y sucios.

Algo que le encantaba hacer era escribir pequeños cuentos, el mes pasado cumplió 8 años. Aún cursaba el segundo año de primaria, el comienzo de ese ciclo no fue el mejor había enfermado por un mes y perdió parte de sus clases. En el tiempo que no asistió a clases, realizaba las tareas y apuntes que su madre obtenía de la escuela, también desde antes escuchó rumores de otros niños acerca de la profesora de su grupo, era llamada bruja. Así que su angustia sólo creció.

La entrada al salón fue incómoda, todos la miraban y ella estaba nerviosa porque no conocía a nadie, a todos los que conoció estaban en el grupo vecino. Bueno de algún pasó algo como para que ella terminará en otro grupo.

Los niños y niñas comenzaron a hacer preguntas, pero no tenía idea de que decir, tenía ganas de llorar. La profesora llegó minutos después al salón, al no reconocerla le preguntó que hacía allí, su voz fue fuerte que hizo malinterpretar a la pequeña de haberla molestado  -esta pequeña gotita provocó que no logrará contener más lo que sentía y comenzó a llorar-.

El malentendido fue resuelto y rápidamente los niños perdieron interés en ella, así pasó sus primeros días sola y raras veces comunicándose con los demás, algo muy común para Laura. La profesora que a pesar de su edad y un rostro que muchos malinterpretaban, no resulto ser alguien a quien temer era estricta y divertida con una extraña afición a personajes ficticios como las brujas. 

Algunas veces se reunía con compañeros de su antiguo grupo, pero prefería quedarse fuera del salón y ver a los demás, así conoció a quién se convertiría en su amiga. Rosa era la niña con mejores calificaciones en su grupo, también en primer año fue candidata a reina de la primavera y después se volvió importante en la vida de Laura.

Así que al final de todo ese año no fue un mal recuerdo.

Pero Laura nunca sintió tanta cercanía a los demás y también era complicado acercarse a ellos.

Llegó el final de otro año y como si alguien lo planeará, volvió a cambiar de grupo. Sin embargo, había otro cambió, una niña más se integraba, era tímida y le recordó a ella misma.

Laura sentía que algo faltaba y se sentía muy sola, a pesar de que había conocido a sus compañeros no se atrevía a dirigirse a ellos.

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Para bañarse había que calentar agua. ¿Cómo hacerlo? 

El agua se calienta en un bote de metal, este debe ser lavado antes de llenarlo de agua, se coloca sobre tabiques para dar espacio a la madera que será quemada, pero también para lograr que la madera se quemé debes colocarla de manera adecuada y no provocar que el fuego se apagué constantemente. Puedes hacer uso de cera, ocote y aceite (pero si quieres usarlo debes ser supervisado por un adulto, bueno actualmente se evita quemar combustibles o materiales plásticos).

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El fuego siempre ha sido hermoso, sus colores y el calor que brinda, pero también en algún momento también es peligroso. Laura amaba esos momentos en los que se sentaba a observar danzar las flamas y escuchar los crujidos de la madera, algunas veces escribía palabras antes de quemarlas con trocitos de ceniza. Al final su cara terminaba roja y caliente, sus dedos quedaban cenizos y ardían.

Ese mismo día comenzó a llover alrededor de las 4 de la tarde, Laura se apuraba a hacer su tarea en cualquier momento podría irse la luz y no terminarla. Pero no pudo evitar distraerse, quería hacer barquitos de papel y dejarlos andar en el agua que se acumulaba por la lluvia.

Algunos se hundieron al instante, otros quedaron atascados y uno llego tan lejos que esperaba alguien pudiera verlo.