Crueldad

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-"Los niños suelen ser crueles, no es para tanto"-
¿Cuántas veces había escuchado esa frase?¿Cuántas veces esa frase habia protegido a aquellos que habían tomado su mente y cuerpo para hacer de ellos una burla y juego para  desatar sus verdaderos pensamientos?¿Cuántas veces más deberá de soportar ese dolor?...

Lo admito, Tendō Satori no se podía definir como el niño más normal del mundo, pero ¿Que tenía de malo ser diferente?, El ser alguien común y poco destacable hace que la vida y transcurso de esta se  vuelva monótona, aburrida y simple.

Para el pequeño pelirrojo el ser como era estaba bien, los primeros 6 años de su vida no tuvo ningún inconveniente con ello, no había nadie que le dijera lo contrario, nadie que lo mirara hiciera lo que hiciera, nadie lo apuntaba con el dedo y se reía o hablaba mal de él, pero bueno, quizá el hecho de que gran parte de sus 6 años de vida los hubiera experimentado en soledad entre muros de diamantes y recursos ilimitados afectó su percepción del mundo exterior, el cuál experimento por primera vez en su primer escuela.
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Su emoción era claramente perceptible, una sonrisa adornaba la cara de aquel niño de cabellos rojos y lacios, sus grandes ojos brillaban con ilusión, su ropa escolar estaba perfectamente acomodada, planchada y sin ninguna mancha de polvo, su mochila color negro brillante tenía un par de estiquers de personajes de series animadas y un balón de voleybol color amarillo con azul. Finalmente había llegado el día, entraría a un colegio privado, por fin tendría amigos, ya no estaría solo, tendría a alguien para jugar, o eso creyó.
Una vez en el salón de clase su emoción solo se elevó hasta los cielos, provocando que su sonrisa se extendiera y su ansia por hablarle a los demás le recorriera cada fibra del cuerpo. Entro al salón de clase repleto de niños, algunos parecía que ya se conocían, otros hablaban energéticamente con todo el mundo y un par de ellos solo se quedan sentados tímidamente, pero él estaba decidido a hacer lazos de amistad, entro al aula repleta de risas, vosesitas y gritos y se dirigió a una silla en la línea delantera, dejo su mochila con cuidado en la parte trasera de mueble y tomo asiento.
Un par de minutos después una mujer de cabello negro atado en una cola de caballo, mandil color verde pastel con bordados de osos, y una sonrisa cálida, entro al salón de clase, hablando de forma dulce y alegre a los infantes presentes, los cuales le sonrieron de vuelta.
-Hola niños, mi nombre es T#(&7# - realmente no recordaba el nombre, y pocas cosa le importaban menos que recordá el nombre de esa mujer- y yo seré su profesora a partir del día de hoy, espero nos llevemos bien, el día de hoy nos presentaremos para poder conocernos mejor y así podamos ser grandes amigos-

Satori explotaba de emoción mientras esperaba su turno para la presentación, y cuando por fin llegó, se levantó de un salto de su asiento, camino al frente se su clase y hablo
- ¡¡Hola!!, mi nombre es Tendō Satori, me gustan mucho los dulces y las cosas que me hacen sentir bien, seamos todos amigos- Está de más decir que Tendō siempre ha usado expresiones poco comunes, incluso para un niño pequeño, y su dialecto nunca ha sido el más formal del mundo, pero jamás lo ha hecho con una mala intención o con el fin de ser irrespetuoso, sino que las palabras y expresiones comunes no le llaman la atención y creyo que usar algo diferente sería más amigable, primer error.
Tras terminar su presentación un silencio inundó el aula por alrededor de un largo minuto, el pequeño pelirrojo ladeó la cabeza ligeramente, ninguno de los niños anteriores habían generado esa reacción, así que solo bajo un poco la mirada y se dirigió a su asiento en silencio, sin quitar su característica sonrisa ni por un minuto. Tras este "incidente" la maestra hablo en un intento de cambiar el ambiente, pasando a la siguiente presentación. Las hora pasaron de forma rápida, entre presentaciones y platicas divertidas, nuestro pequeño excéntrico había dejado de lado la reacción de sus compañeros en su presentación y se  había integrado de forma natural al grupo, así parecía hasta la hora del descanso.
Una vez el aula se desocupo en su mayoría un grupo de 3 infantes se acercaron al pequeño Satori que sacaba un pequeño recipiente con manzanas y un termo con leche de chocolate de su pequeña mochila negra.
-Hey niño- hablo uno de los compañeros del pequeño -que raro eres-
"¿Eh?¿Raro?¿Él era raro?¿Por que?" Estás y más pregunta se cruzaron por los pensamientos del pelirrojo, el cuál solo atino a ladear la cabeza y mirar a los ojos a los otros infantes mientras hablaba:
-¿YOOO?¿Soy raro?-
-Claro que hablamos de ti, ¿acaso vez a otro rarito aquí?-
-No lo entiendo- dijo con la más pura sinceridad e ingenuidad que su ser tenía para expresar, mientras los veía fijamente a los ojos.

-Es tu cabello, es feo-
-No, es tu cara, das miedo, jajaja-
-No, no, no, es tu voz, das asco, o tal vez solo seas tú el que da asco, jajaja-

La cara del pequeño Satori expresaba una profunda confusión y tristeza, mientras el veía a sus compañeros burlarse, el solo se preguntaba si había hecho algo mal o dicho algo equivocado, pensaba en como podría arreglarlo y en si otros dirían eso de él.

"Ah~ tengo miedo~

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¡¡Hola!!, Volví con una historia de Haikyuu!!, Amo a Tendō y no encontré alguna historia sobre su infancia así que aquí está xD.
Cabe aclarar que ninguno de los personaje me pertenece, la historia es completamente inventada tomando como base los detalles que se nos dan en el anime sobre la vida de Tendō Satori. Ojo, digo el anime ya que no me he leído del todo el manga y no se si se detalle de mejor manera el pasado de mi niño pelirrojo, pero aún así quería expresar la idea que tengo sobre el bullying que vivió.



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