Capítulo 4

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Sadie volvió a casa, lo cual estaba vacía ya que JJ ya se había largado. Dejo el medicamento sobre la mesa de madera y reviso la pequeña nevera.

Lo único que logro encontrar fue una manzana, media manzana para ser exactos. Sadie suspiro y se dirigió hacia el sofa, donde habían rastros de sangre en la almohada que ella había utilizado.

Dos suaves golpes en la puerta llama la atención de S, ella se levanta y va directo a abrirla. Se encontró con John B, algo sudoroso y cansado.

—¿Que suce...

No alcanzo a terminar la palabra ya que JB la obligo a entrar y a cerrar la puerta detrás de ella.

—Nadie sabe de este lugar —menciona John B—. Dejame quedar

—¿Que sucede?

—Quieren enviarme... Estaré lejos de ustedes, S, no quiero ir a ese lugar del que tanto me emociona la oficial —habla rápidamente JB.

—Bien ¿Que quieres que haga yo?

—Nada —responde él, tan solo mostrándole una sonrisa de boca cerrada—. Solo estaré un momento aquí

Sadie asintió y volvió al sofa para recostarse, se quedó mirando el techo y luego comenzó a jugar con la almohada, lanzandola al aire para luego atraparla, y así sucesivamente.

John B trataba de pensar, o eso es lo que quiera imaginarse S.

—Oye, JB —llamó S, intentando buscar la manera de sonar tan boba a lo que quiere consultar—. ¿Que paso... nosotros...

—¿Que?

—La otra noche, JB, no recuerdo nada —lanzó directamente.

—Yo tampoco lo recuerdo.

Pero en ese instante, Sadie le recorrió un escalofrío. Sabía que él mentía, y claramente lo recordaba. Se incorporó en el sillón y miró a John B.

—Solo quiero refrescar mi memoria, de todas formas no nos veremos toda la vida —prosiguió Sadie, intentado sacar información.

—No quiero hablar de eso ¿Si? —pidió a súplicas él, pero Sadie quería saber y no sabía de que manera insistir.

Sólo dejó el momento, tal vez se siente abrumado por la situación y no quiere hablar. Otra corriente transcurrió por su cuerpo, él realmente le incomoda hablar del tema pero de todas formas si le apetecía hablarlo.

Dejo pasar el momento y se dirigió hacia la puerta, JB la siguió con la mirada.

—¿Te vas?

—Si, iré donde Kie.

Una hora más tarde

Sadie se quedó recostada en la cama de Kie, esperando que ella terminará de buscar lo que no utilizaba. No era mucho, pero era lo necesario.

Por la cabeza de S pasaban tantas ideas y momentos que incluso no sucedieron, pensó en Rafe y su rara manera de comportarse. En John B y su manera de mentir, pero Sadie no tenía las agallas de decirle que ella sabía que mentía.

Se dio cuenta que no sería una gran idea decirlo, ella podría vivir con las mentiras de los demás, además ¿Quien no ha mentido en su vida para no pasar por una extraña o aburrida conversación?

—¿JJ se quedo contigo? —pregunto tan de pronto Kie, tomando de sorpresa a S.

—¿Que? ¿Por qué?

—Solo es curiosidad —añade ella.

Sadie sonrío, no quiere ser directa pero que más da, entre familiares es entendible.

—¿Te gusta?

—No, entre...

—No importa las reglas de los Pogue en estos momentos ¿Te gusta o no?

—No, Sadie.

S sonrío, pero Kie no entendió el porque lo hizo. En esos momentos, su prima Kiara estaba mintiendo, y era la primera vez que Sadie sentía eso de Kie.

—Pues que mal —habló S.

—¿Por qué?

—No, por nada.

Los minutos pasaron y por fin S pudo volver a su rutina, que claramente era mantenerse acostada hasta que llegue la noche y así poder dormir.

Pero fue un intento fallido, ya que en la noche no pudo dormir por el semejante calor que estaba haciendo.

Entonces solo se puso unas zapatillas deportivas con el pijama de nubes que traía puesto y salió a caminar.

Sola, en aquella noche calurosa.

Llegó a la orilla del lago, donde se detuvo a mirarlo por un rato largo. La única luz que iluminaba, era tan solo la de la luna.

Comenzó a arrojar piedras, tan lejos como podía, liberándose del estres que la consumía al no saber que puede hacer luego de haberlo logrado.

Realmente estaba pisando tierra de Outer Banks, y ella solo pensaba en estar en casa, acostada mirando el techo.

El sonido de un piedra caer tan lejos como podía, logró captar la atención de S. Se giro y no encontró a nadie.

—¿Quien anda ahí?

Volvieron a arrojar otra piedra, Sadie había comenzado a asustarse.

Espero para que otra piedra vuelva a caer al agua, así poder hayar el lugar de donde venían. Entonces volvieron a arrojar otra, se escucharon risitas detrás de un árbol.

Sadie levantó una piedra pequeña y la arrojó, y así con otra... y otra... y otra...

—Auch —oyó el quejido de alguien.

—¿Quien carajos anda ahí? —repitió S.

Volvió a lanzar otra piedra, hasta que por fin aquellas dos personas salieron de detrás de ese árbol.

Eran Topper y Rafe.

Un perfecto mentiroso (Fanfic: Rafe Cameron) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora