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Allí estaban ambos, luego de años, el uno frente al otro, sin saber qué decir o hacer, tan sólo observándose.
Los ojos de él expresaban nostalgia, los de ella tristeza.
—Volviste... —su voz sonó en un susurro, por un momento creyó que no había logrado escucharlo, hasta que vio la pequeña sonrisa (que más bien se asemejaba a una mueca) formándose en sus labios.
—Sí... —fue la única respuesta que consiguió pronunciar, el nudo en su garganta hacía casi imposible que pudiera hablar.
Él comenzó a acercarse de forma lenta, mientras que ella parecía haberse quedado petrificada en donde estaba.
—Te extrañé tanto... —tomó sus manos entre las suyas, acariciándolas suavemente con las yemas de sus dedos.
—Yo también... —respondió, apartando lentamente sus manos, sintiéndose un poco incómoda.
El simple roce de su piel con la de él ya no provocaba lo mismo que hace algunos años, ahora se sentía extraño.
—¿Qué pasó? ¿Por qué desapareciste? No supe más nada de ti luego de nuestra última conversación.
—Yo... necesitaba alejarme... un tiempo... .
Él soltó una risa irónica antes de contestar —Espero que dos años hayan sido suficientes.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Lo que significa Ana —escupió las palabras bruscamente—. ¡Desapareciste dos años! Ni siquiera tuviste el descaro de despedirte, y por si fuera poco, ¡te fuiste con él!
—¡Pues lamento que mis acciones no hayan sido de tu agrado, pero era lo que necesitaba!
Esa conversación no estaba llegando a ningún lugar, debían detenerse o sería muy tarde y su relación, se vería muy afectada, quizás más de lo que ya estaba.
—Mira, no vine aquí a discutir, lo único que quería era tener un charla pacífica.
—Pues a mi parecer, no tenemos nada de qué hablar.
—Por favor... ¿Dónde está mi amigo de hace años?
—Se fue. Murió el día en el que tú decidiste marcharte sin más... y con él.
Se quedaron en silencio, absortos en sus propios pensamientos, las últimas palabras que pronunció él habían afectado a ambos, pero de formas diferentes.
—Aún no lo entiendo... —se atrevió a acabar con ese silencio incómodo que se había instalado entre los dos, ella lo miró confundida—¿Por qué él?
