2. Juliet

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Eran las seis y media de la mañana, y Kenma no quería salir de la cama; estaba realmente cansado. Se encontraba escondido bajo su edredón, respirando el aire cálido y disfrutando de su momento de paz. Aquellos momentos eran muy necesarios para él.

Kuroo llegaría a recogerle en media hora más o menos, pero eso no era importante por el momento; podía esperar en el recibidor cinco minutos.

Había dormido fatal pensando en él a raíz de esa tensión que se acumulaba entre ellos esas últimas semanas. Realmente le preocupaba que le pasara algo, y no podía evitar imaginar los peores escenarios.

"¿Y si ya no quiere que seamos amigos?".

"¿Y si ha encontrado una novia y quiere pasar más tiempo con ella y por eso se está distanciando?".

"¿Y si le ha cansado mi actitud?".

Le parecía bien que Kuroo tuviera su vida y saliera con quien quisiera, pero pensar en que llegaría un momento en el que tendría que compartir a su mejor amigo con una chica desconocida...

Eso ya no le agradaba, por alguna razón.

Kuroo, pese a no ser precisamente popular, ya había salido con alguna chica antes, pero les daba la atención justa y al mes las acababa dejando, cosa que tampoco lo enorgullecía, pues las respetaba mucho, pero siempre había algo que no terminaba de cuadrarle con ellas. En ningún momento había antepuesto una novia a pasar tiempo con su mejor amigo, y en cierto modo, eso le calmaba a Kenma.

Al fin, aunque de mala gana, asomó la cabeza fuera de las mantas, como un pequeño topo.

Ni siquiera había terminado de amanecer, pero a través de las cortinas ya se podían distinguir los enormes nubarrones que cubrían el cielo.

Dio un largo suspiro, y con cara de desagrado salió de la cama.

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-Buenos días Kenma-saludó sonriendo el pelinegro, pasándole la mano por el pelo con cariño.

Kenma había bajado por fin al recibidor, preparado para ir a clase con su uniforme y su mochila.

-Hola Kuro, ¿has terminado ya tu proyecto?- preguntó sabiendo que en efecto, no había ningún proyecto.

Kuroo meditó su respuesta un par de segundos, y mirando hacia la puerta murmuró:

-Sí, solo tengo que entregarlo... ¿Vamos?

El rubio suspiró y asintió, saliendo de casa para encontrarse frente a un frío día.

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-¿Kuroo, te encuentras bien?-susurró Yaku preocupado por el extraño comportamiento que tenía su amigo- No pareces muy atento a la clase.

Era ya casi hora de volver a casa, y la última materia del día era química.

¿En qué momento había dejado de atender Kuroo a una clase de su queridísima química?

Realmente necesitaba hacer algo con aquella situación, pero también estaba seguro de que por el momento no quería hablar con Kenma sobre sus sentimientos. Primero debía concretar lo que sentía.

-Claro Yaku, simplemente no he dormido muy bien hoy, pero gracias por preguntar- contestó con la mejor sonrisa posible mientras comenzaba a copiar lo escrito en la pizarra.

-¿Es Kenma verdad? Ya sabes que puedes confiar en mí...

El pelinegro sintió inmediatamente un ardor que le subía hasta las mejillas y un escalofrío que provocó que se le cayera el bolígrafo de la mano, lo cual causó una risa genuina en Yaku, que observaba a Kuroo con una divertida mueca.

𝚅𝚒𝚍𝚎𝚘 𝙶𝚊𝚖𝚎𝚜- 𝙺𝚞𝚛𝚘𝚔𝚎𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora