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El auto se detuvo frente a una linda casa, con un jardín inmenso y una entrada en piedra muy a lo antiguo.

La ciudad natal de Sunoo no estaba nada lejos, pero aún así, la joven había aprovechado el tiempo para dormir. A fin de cuentas, la pareja la había sacado de su casa cuando el sol seguía escondido.

— ¿Sabes qué va a ser divertido? —. Le preguntó Park. Ambos se habían quedado fuera sacando el equipaje mientras Sunoo entraba a casa para re-encontrarse con su familia.

— Si es algo divertido para ti, seguramente no es divertido para nadie más —. Bufó sacando su maleta y dejándola caer sobre el pavimento.

— Así es —. El chico tomó la maleta de su novio y comenzó a caminar hacia la entrada, siendo seguido por su única invitada —. La madre de Sunoo seguro te asesinará cuando se entere que ahora eres la confidente de su pequeño.

— ¿Es a la madre de Sunoo o tu madre a la que voy a conocer?

— Créeme, mi madre puede ser un amor al lado de la de Sunoo —. Y dicho eso, se marchó. Dejando a Min hecha una bola de preguntas.

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La mamá de Sunoo fue un amor los primeros 30 minutos, dulce y atenta como su hijo. Tan sonriente que Min estaba dudando de su capacidad para estar enojada.

Sin embargo, tan pronto como Sunoo le contó a su madre de su decisión y que era la segunda en enterarse, porque la primera era Min Jeong, la chica sentada en el sofá al lado de Park, su mirada cambió tan drásticamente que hasta Sunghoon se sintió amenazado.

Él dio un paso al costado, alejándose de la estilista de Enhypen y la dejó a su suerte.

Vaya, que amigos.

— ¿Así que eres estilista? —. La señora Kim la estudiaba de los pies a la cabeza y le preguntaba cualquier cosa que se le ocurriese.

Nombre, edad, canción favorita, cuántas veces repetiste matemáticas y cómo se dice "El camarón que se duerme, se lo lleva la corriente" en inglés.

— Sí, señora. Me encargo de Yang Jungwon. El lí...

— El líder de Enhypen y amigo de mi hijo y su novio. ¿Crees que no sé quién es? ¿Estás diciendo que soy una madre que no conoce las amistades de su hijo?

— ¿Quién? ¿Yo? Claro que no, jamás. Ni se me había pasado por la mente —. Negó eufóricamente ante la mirada de la mayor.

— Toda la vida cuidando a mi pequeño retoño y llegan dos usurpadores a adueñarse de su tiempo, de su cariño —. Levantó la manos dramáticamente antes de ponerlas sobre su pecho, le dolía el corazón.

Min miró a Park. ¿Dos usurpadores? O sea, ¿él era el usurpador uno y ella el usurpador dos?

— Madre, no digas eso —. Sunoo regañaba a su madre. Quería que dejara en paz a sus mayores.

— Hasta le han enseñado a tratarme mal, que horror —. Gritó la doña —. Sabía que nada bueno traería la vida de idol. Solo mira, ¿qué has conseguido? Solo a Park Sunghoon y una estilista.

— Nunca me dijiste que tampoco le agradabas —. Susurró Min a Park, quién estaba totalmente callado e inmóvil.

— Normalmente solo me ignora, pero tu presencia ha avivado el odio a cualquiera que le robe a su pequeño.

— ¿Entonces no le agrada Bang PD?

— Oh, no, ella lo adora.

Y terminaron la conversación cuando el señor Kim bajó del segundo piso, se acababa de despertar y no entendía los gritos de su esposa.

Nunca esperó encontrarse a su pequeño y a dos invitados sobre su sofá con rostro de haber sido regañados.

›👁️

Min bebía un poco de té en el patio trasero mientras el SunSun jugaba a la pelota. No entendí bien qué reglas estaban siguiendo, puesto que, cuando Sunoo anotaba, Sunghoon le daba un beso y cuando no lo lograba, también le besaba.

Cosas de novios.

Había pasado la tarde hablando con el señor Kim y viendo álbumes de fotos, especialmente de uno donde sus padres guardaban recuerdos de la pareja.

¿Habían tenido tantos momentos juntos? Engene no conocía ni la mitad de la historia de esos dos.

Su foto favorita era aquella donde Sunghoon y Sunoo estaban abrazados frente la casa de los Kim, estaba todo lleno de nieve, con luces de navidad y un papá noel gigante a su lado.

Ellos eran perfectos juntos. Y gracias a su trabajo, había tenido la dicha de conocerlos de esa forma.

— Me pediste nuestra historia como pago —. Sunghoon se sentó a su lado.

No se había dado cuenta que habían terminado de jugar. Y Sunoo venía desde dentro de la casa con unos vasos de agua para él y su novio, él también quería ser parte de la conversación.

— Soy toda oídos —. Respondió Min recostándose en su asiento. Lista para el cuento.

— Luego de I-land, comenzamos a pasar más tiempo juntos. No tanto como el que pasaba con Jake, pero si había una diferencia significativa. Ni-Ki parecía siempre robar la atención de Sunoo, así que prefería no intervenir mucho en sus charlas. Sin embargo, Sunoo buscaba el tiempo para estar conmigo.

Kim Min escuchaba la historia en total concentración.
Nunca había estado tan concentrada en su vida.

Ni siquiera en el examen para entrar a la universidad.

La historia del SunSun era hermosa y era una lástima que no fuera publicada como un libro de comedia romántica.

›👁️

— Entonces cuando bajamos del escenario, corrí buscando a Sunoo y lo besé en los camerinos antes que llegaran los demás. Esa era mi respuesta, sí quería estar con él. También le pedí perdón por ser tan lento y hacerlo esperar —. Terminó de hablar y tomó una de las galletas que la mamá de Sunoo había traído.

— Así que Sunoo, de verdad, es el de las agallas. Quién lo vería venir —. Se burló Min llevándose el último pedazo de galleta a su boca.

— Sunghoonie es un cobarde al comienzo, Minmin, pero al final siempre termina arriesgándose.

— ¿Y por qué nunca le contaron a los demás? —. Preguntó Kim Min rápidamente. Tenía la duda.

Vivían en la misma casa.
Eran amigos.
Trabajaban juntos.
Pero...

— No sabíamos cómo lo tomarían —. La respuesta de Sung era corta, precisa. Y Min no tuvo más que preguntar.

El SunSun llevaba un tiempo siendo oficial, aunque en secreto. Quizás más tiempo del que en algún momento Min creyó.

Y ahora estaban listos para hacerlo público.

Min estaba asustada. Park estaba aterrado.

Y Sunoo estaba, sorpresivamente, tranquilo.

¿Cómo se lo tomaría el mundo? Se preguntaba Min Jeong mientras tomaba la foto de ambos chicos abrazados frente a la fogata de esa noche.

Cualquiera que fuera la respuesta.

Ella estaría con ellos.

— Oye, Kim, ¿vienes a comer malvaviscos o qué? No pienso dejarte nada —. Gritó Sunghoon levantando la bolsa de dulces.

Ella asintió.
¿Quién le dice que no a esos manjares?

¡Min Jeong! › SunSun. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora