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Min se estiró un poco en su lugar, buscando despertar sus brazos que parecían más dormidos que ella misma. Seguro era por la extraña posición en que se había quedado dormida la noche anterior.

Estaba acostada en el sofá más pequeño de la señora Kim, enrollada como un feto para poder caber en aquella pequeña superficie acolchada. A su lado, en el sofá en "L", la pareja dormía cómodamente.

¿Cómo alguien puede verse bien durmien...

Kim Min casi se cae del susto cuando Sunoo se levantó de golpe con los ojos cerrados, tenía una mascarilla verde a medio despegar. ¡Dormir con mascaras de Halloween debería ser ilegal!

Park a su lado estaba mirando en silencio los zapatos del señor Kim al lado de la entrada del patio. ¿Estaba actualizando el windows?

Ese domingo por la mañana, la señora Kim les había preparado un desayuno "decente" . Un pan con mantequilla y un vaso de agua fría. Sunoo, sin embargo, estaba desayunando huevos con pan fresco, galletas dulces y leche de banana. ¿Preferencia?

— Señora Kim, ¿Podría pasarme la canaste de p —. Kim Min quería otro pan, pero no alcanzaba la canastilla.

Sunoo estaba muy concentrado en su desayuno como para pedirle ayuda y Park le había susurrado un "no voy a pasarte nada".

— Si quieres más pan, siempre puedes ir a comprarte uno en la panadería—. La señora Kim tomó la canasta antes de levantarse y llevársela con ella a la cocina.

— Ni modos, ya no quiero —. Susurró más para sí misma que para la madre de su amigo.

Park se burlaba de ella con la mirada. Y un "¿no lo veías venir?" salió de sus labios antes de girarse a atender a su pequeño novio.

›🥚

Kim Min estaba en el pueblo con el SunSun comprando algunas cosas para la cena y panes para el desayuno de la mañana siguiente. ¡Es la guerra, señora Kim!

Sung y Sunoo estaban cubiertos de pies a cabeza, ropa ancha, mascarilla, gafas y gorra. Min en cambio, disfrutaba el clima con un vestido de flores amarillas y sandalias.

Ellos lo hacían para no ser reconocidos. Pero como ella era nadie, nada importaba.

Detuvieron sus compras cuando llegaron a una de las pastelerías favoritas del pequeño Sunnie. Sunghoon solo tuvo que verlo hacer un puchero, para jalar a una cansada Min dentro del local, amenazandola con demandarla si no hacía feliz a Sun.

Min probaba un pastel de fresas y chocolate, mientras la pareja compartía un paquete de macarrones con sabores variados.

—¿Sabes qué es más dulce que este macarron, Sunghoonie? —. Min levantó la mirada al escuchar a Sunoo, quién estaba terminando de comerse una de esas galletas.

— ¿Qué cosa, bebé?

Min estaba por taparse los oídos, porque sabía que venía.

Sus manos quedaron a medio camino.

— Tú, claramente —. Y corrió a buscar los labios de su novio.

Min miró a la mesera que pasaba y luego las fresas que decoraban su plato.

¿Así se siente la soledad, eh?

› 🥚

El SunSun se había tomado miles de selfies en el pequeño paseo y en la mayoría, Min salía de fondo asombrada por las hermosas vistas. A Sunoo le hizo gracia, pero a Sunghoon no, así que le había regalado una de sus miradas asesinas.

— Es tu culpa por no revisar quién estaba detrás —. Se defendió la joven llevándose un pan dulce a la boca.

— Es tu culpa por ser un mosquito, siempre zumbando alrededor, zzz, zzz —. Park movía sus manos encima de su cabeza, simulando a los molestos bichos.

Zzzz-ztupido —. Min le respondió a su comparación con un tonto juego de palabras.

— Estás muerta Kim Min —. Pero antes de que terminara su sentencia, Min le dejó un pan entre los dientes.

Tomó ese tiempo para huir hacia el señor Kim, quién cocinaba Lasagna junto a su esposa.

›🥚

Esa noche, Min dormía en la habitación de huéspedes. La cama era perfecta, cómoda y de gran tamaño, así como a ella le gustaban. Podía dar vuelta en sus cobijas sin miedo a caerse.

Comenzaba a soñar que asistía a un concierto de Stray Kids, cantando a todo pulmón e inventando letras en los raps de Changbin, cuando su teléfono sonó.

Quería ignorarlo, porque sabía que era una hora insana para llamar y seguramente no era Sung ni Sunoo, porque estaban dormidos en la habitación de al lado.

Pero seguía sonando.
La llamada se colgaba y al segundo, entraba otra.

¿Era una emergencia?

Entre quejidos y maldiciones, tomó su celular, revisando el identificador.

"Manager"

Min estaba a punto de deslizar el dedo sobre la pantalla para contestar, cuando su puerta fue abierta de golpe. Park Sunghoon la miraba con los ojos bien abiertos, sosprendido, y detrás de él, Sunoo la miraba con ojos temblorosos, nervioso.

— Lo saben.

— ¿Quiénes lo saben? ¿Qué cosa?

La chica no entendía nada. El teléfono en su mano dejó de sonar por unos 3 segundos, antes de volver a interrumpir. Esta vez la llamada era de Yang Jungwon.

¿Yang Jungwon?

— Park Sunghoon, ¿quiénes lo saben? ¡¿Quiénes?! —. Gritó, levantándose de la cama de un salto, apagando el celular en el proceso.

— Ellos lo saben —. Respondió Sunoo por su novio.

Los tres se miraron en silencio.
¿Ellos?
Min sabía lo que eso significaba.
Ellos sabían lo que eso traería.

¿Pero era el momento adecuado?
Parecía que no.

¡Min Jeong! › SunSun. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora