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Las sirenas se hicieron más nítidas y Minho entró en pánico, a lo que Chan le pidió que caminaran hasta la parte trasera donde un auto aguardaba por él. Aunque no sabía cómo, deberían esquivar a la policía hasta llegar a la otra mansión.

— Arranquen por detrás, vayan por la zona de bosques. Los policías e-estos no van a meterse allí... —se quejó el rubio antes de desmayarse.

Pasaron unos segundos.

— ¿Qué esperas idiota? ¿Una invitación? ¡Muévete! —le gritó el menor al conductor.

Fue así como el novato arrancó y comenzó a manejar al doble de la velocidad límite por ese sendero. Minho estaba preocupado porque, Chan se había desmayado y maldita sea, revisándolo mejor se dió cuenta de que no era sólo una herida en su abdomen.

Porque a pesar de todo, jamás iba a querer que algo malo le sucediera. Habría preferido mil veces escapar por su cuenta a tener que verlo en ese estado.

Casi llegando a la civilización, se encontraron con que una patrulla estaba al final del sendero.

— ¿Todos están armados? —los cuatro jóvenes asintieron, el conductor también— Denme una pistola o lo que sea, tres al frente y dos atrás. —ordenó— Conductor, enfócate en ir a la mansión como si fuese un maldito día normal.

— Sí, jefe pequeño. —respondió uno de los jóvenes. Minho rodó los ojos, quitándole el seguro a las pistolas que le habían dado.

Raramente hacía cosas locas, pero cuando se trataba del hombre que estaba recostado inconsciente en el asiento, no pensaba con claridad y actuaba completamente por impulso. Si tenía que joderse a veinte policías para mantenerlo vivo, lo haría con gusto.

Probablemente le dirán idiota por seguir amándolo con tanta intensidad después de todo lo que le hizo, pero él sabe mejor que nadie que el corazón quiere lo que quiere.

Y jamás se arrepentiría de haberlo elegido a él.

— Si algo más le ocurre a mi ex novio, los mato. —amenazó a los novatos.

Los policías ya habían comenzado a apuntarlos y eso fue pase libre para que el menor abriera la ventanilla de arriba, acomodándose allí con sus armas.

Fue cuestión de tiempo para que los disparos comenzaran a oírse y Minho sólo pudo mentalizarse una cosa. Era como tener seis estrellas en el GTA, nada más; él debía salvar a toda costa al imbécil desmayado en el asiento trasero, superar esa misión.

— ¡Con todo muchachos! —gritó.

El peliverde disparaba a diestra y siniestra.

No le importó matar a aquellos oficiales, tampoco hacer explotar las patrullas, mucho menos arrollar cadáveres y sobrevivientes. Fue fácil puesto que solamente eran dos vehículos con cinco personas cada uno. Aún así, había recibido un disparo en el hombro.

Cuando se metió devuelta en el vehículo, su respiración estaba tan agitada que los presentes temieron que se tratara de algún ataque de ansiedad o algo por el estilo.

— L-Lo siento, yo no soy así, lo juro. —les dijo Minho— Maneja más rápido, por favor. —relamió sus labios— ¿Quiénes estaban en la mansión? —preguntó.

— Irene y Seulgi estaban cuidando a Felix y Jonas, que resultaron heridos cuando lo atacaron a usted en su casa. —le respondió uno de ellos— Y también habían más guardias.

— ¿Jonas? —se tiró con fuerza en el asiento— Primero él y ahora Chan...

Todos los jóvenes se quedaron perplejos al oír los bajitos sollozos del peliverde. Le habría puesto la piel de gallina a cualquiera, sonaba tan lastimado y herido que dolía.

— Hay dos policías en la entrada de la casa... —rió el conductor.

— Arróllalos, si quedan vivos los arrojamos en ácido. Y los huesos para los malditos perros. —dijo el bajito.

— P-Pero no están haciendo nada...

— ¿Y? Obedece, mierda. —lo apuntó con el arma que tenía en la mano.

— S-Sí...

Algo había cambiado dentro de Minho al recibir tanta información de golpe y además ver a Chan en ese estado. Jamás en todo lo que habían estado juntos lo había visto así y sabía por sus hombres que tampoco había pasado por algo parecido.

De lo único que estaba seguro en ese momento, era que definitivamente no podría odiar a Chan ni por más que lo intentase con todas sus fuerzas. Además, aún quería explicaciones; se sentía tan cansado, deprimido y lucía demacrado. Sólo quería darse un baño y dormir.

— Yo voy a llevar a Chan, ustedes llamen a un maldito doctor.

Nuevamente, todos se sorprendieron cuando con una fuerza que el menor parecía no tener, cargó a Bang en su hombro sano y se lo llevó como saco de papas hacia la habitación.

Básicamente, era como si Minho estuviese metido en un estado de trance o algo así porque de otra forma, era imposible que hubiese cargado él sólo al rubio puesto que le sacaba muchísima altura y también peso. Y, tenía una bala en el hombro. Pero era como si no se hubiese percatado de aquello, sólo seguía adelante ignorando la sangre.

— ¡Minho, tú también estás herido! —gritó Irene al verlo.

A todo esto, Changbin estaba en la sala de estar junto a Jisung. Seulgi los había llamado sólo por si necesitaban refuerzos; no quería que algo le ocurriese a Irene o a su hijo.

Todo terminó cuando Minho abrió de una patada la habitación de Chan, recostándolo arriba de la cama. Pronto, médicos llegaron y comenzaron a hacer su trabajo empezando con el rubio que aún estaba inconsciente. Extrajeron diez balas de su cuerpo. Luego, continuaron con el más bajito y le extrajeron la bala del hombro para después coser la herida.

Pacientemente, Minho se bañó con mucho cuidado para no mojar su herida y luego limpió por completo al mayor a base de toallas húmedas.

— ¿Minhonnie? —esa fue la voz de Irene— Estás asustándonos... ¿Pasó algo más? —se acercó a él despacito.

— Casi me violan, casi matan a Chan y además, me enteré de tantas cosas de golpe que... Honestamente, perdí la sensibilidad. —se rió— Pero estaré bien... Sólo voy a recostarme aquí junto a él. —señaló a su hombre— Y por favor, cuiden muy bien a Jonas. Pronto va a nacer su hija y mi ahijada. —le dijo mientras se cubría con la colcha.

— Bien... Vendré a verlos cada cierto tiempo. ¿Sí? Descansa. —suspiró— Y de nuevo, lo siento...

Apenas la mujer salió de la habitación Minho recobró toda su sensibilidad, rompiendo en un silencioso llanto mientras tomaba la mano de Chan y la ponía en su frente.

Todo estaba mal, jodidamente mal.

Había muchos heridos y otros tantos muertos, todo por ir a salvarlo a él. ¡No tendría por qué haber sido así! Podría haberlo resuelto sólo.

— ¿Por qué lo hiciste? —sollozó— No tenías por qué... Mírate ahora, estás herido y... —sorbió su nariz— Jamás quise que algo te ocurriese, Channie. Aún si tú me mientes, sigues siendo mi todo, por favor despierta... —besó el dorso de su mano— Te amo.

Fue un día oscuro para todos en la casa, el único que no se percataba de ello era Zachary y únicamente porque era un bebé, sin consciencia de nada.

Minho se cuestionó si hubiese sido mejor haber muerto. Quizá las cosas serían mejores.

Y su pecho no dolería tanto como lo estaba haciendo ahora.

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- ̗̀ ❲𝗦𝗶𝗿𝗲𝗻𝘀 ੭ 「𝖺𝖽𝖺𝗉」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora