PRIMER Y ÚLTIMO CAPÍTULO.

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Se anunció, Dios envío a sus ángeles y lo dijo, mañana será el último día, y en su infinita misericordia nos regaló unas últimas 24 horas, de pronto como en un sueño, en esa utopía de la cual han escrito tantos autores antes, todo el odio se consumió, ya no hubo cabida para él, en este momento no era más que un estorbo. Las cárceles se llenaron de las familias de los presos, y los hospitales se vaciaron, pues todos decidieron ir a morir a casa ¿ ya que más daba ahora?, los médicos que estaban lejos de sus familias decidieron reunirse en las salsa comunes y hablar de lo que los hizo felices, se disculparon entre ellos y hablaron por teléfono a quienes amaban, los que tenía la dicha de tener a sus amados cerca, fueron a sus casa. Los abogados dejaron sus juicios, botaron los papeles y cerraron los despachos, fueron a casa, abrazaron a sus esposas y jugaron con sus hijos. Los profesores les dieron 10 a todos sus alumnos y les dejaron de tarea "hagan lo que los hace felices por hoy, gracias por todo, perdón por tan poco". Los artistas hicieron conciertos, actuaron y cantaron, el mundo se llenó de música. Quienes tenían planeado acabar con su vida, guardaron las cuerdas, las pistolas, las píldoras o las navajas, y se sentaron en sus ventanas a escuchar la música que los mantuvo vivos por tanto tiempo, agradeciendo no haber tenido que ser ellos quienes tuvieran que realizar el valiente y temeroso acto de terminar su ciclo de vida. Aquellos que ya no tenía en el mundo a nadie además de sus perros, gatos, aves y ratones, los sacaron de sus jaulas, las aves volaron, excepto los loros, que prefirieron quedarse cantando hasta que el alba dejara de existir, los perros como los grandes amigos que son, se quedaron jugando, otros durmiendo, abrazados por sus amos, los gatos jamás se irían de sus castillos, decidieron acabar el último de sus días con su mirada elegante y fuerte, sabiendo que algo más vendrá después de la oscuridad del fin. Los abuelos fueron con sus nietos a darles dulces y contarles cuentos, los padres e hijos arrepentidos, regresaron pidiendo perdón y siendo perdonados, siendo amados. Los niños no entendían qué pasaba, y los padres en su impotencia lloraron por el futuro que planearon y no les pudieron dar, escondieron las consolas y le enseñaron a jugar "turista", otros decidieron salir al parque a jugar fútbol, hacer un picnic. Los enamorados indecisos tuvieron el coraje para hablar de su amor, algunos fueron correspondidos, fueron felices y besaron como jamás lo habían hecho antes, sonrieron y lloraron, otros fueron rechazados pero fueron felices por al fin soltar aquel secreto que agraviaba sus corazones. Los escritores prendieron un cigarro, sirvieron un vaso de whisky en las rocas, pusieron su tocadiscos y tomaron su libro favorito, y lo leyeron una última vez. Yo abracé por última vez a mis padres, les dije que los amo, que son lo mejor de mi vida, que hicieron un buen trabajo y deben estar orgullosos, hablamos un rato de viejas anécdotas divertidas, no reímos de las riñas, abracé a mi hermano y le dije que siempre he estado orgullosa de él, que lo amo con toda mi alma, jugué a mis gatos, jugué con mis perros, y al ver que había pasado un corto tiempo, me di cuenta que mi lugar estaba en otro lado, al cual decidí encaminarme, y fui por ti, fui contigo, porque ese es mi lugar, mis padres lo entendieron y me abrazaron una vez más, dejándome ir tranquila sabiendo que nos amamos profundamente. Te vi, estabas hablando con tus padres, tus hermanos, les dijiste que los amas, que son tu razón de vivir y que quisieras estar con ellos, al verme hablaste 5 minutos más y colgaste, y me abrazaste, y como nunca, lloraste, y como siempre, lloré yo, y te dije que cumpliría mi promesa, que estaría contigo hasta mi último día, al parecer lo haremos juntos, pues no hay otro lugar donde quiera estar, no tuvimos que decirnos que nos amábamos, se veía en los ojos, se sentía en la piel, te besé y me besaste, nos recostamos, pusiste tu música extraña, te hice hot cakes, hablamos de nuestros planes, hablamos de nuestros sueños, nos agradecimos el nunca habernos rendido y decidimos seguir amándonos hasta el último segundo, ya faltaba solo una hora para que acabara el último día que nos regalaron, y agradecí a Dios con todas mis fuerzas, que me permitiera acabar mis días a lado tuyo, le pedí que si hay un camino después de la muerte, me permita coincidir contigo nuevamente. Nos dormimos, abrazados, y sin darnos cuenta el fin llegó, todo se iluminó, abrimos los ojos sabiendo que esa luz era el final, pero que ningún final podría ser tan malo si estábamos juntos.

El último día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora