Un secreto bien guardado.

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Un día como cualquier otro, en aquella familia, como siempre el hermano menor, Jake, se levantaba el primero por la mañana y mientras esperaba a sus hermanos y madre levantarse cogía su libro favorito y comenzaba a retomar su lectura. Ese día aparentemente normal cambiaría quizas de una forma inesperada para los hermanos, una noticia.
Como era de esperar la hermana mas perezosa se levantaba la última, en este caso era Lizzy, cuando se levantó con todos sus pelos alborotados, bostezando y mostrando sus colmillos... Austin estaba molestando la lectura de su hermano menor Jake, como consecuencia este se quejaba, mientras Estrellita veía la televisión y Eva ayudaba a su madre a preparar el desayuno para aquella familia tan activa desde la mañana.

Lizzy: Buenos díaaaaaassssshhh...-Dijo mientras se frotaba los ojos y bostezaba, saludando a sus hermanos por la mañana-

El primero en contestar al saludo de su hermana mayor fue Jake, que aún batallaba con su hermano mayor Austin para poder quitárselo de encima y leer en paz.

-Buenos días Lizzy... ¡Austin para de una vez! -El rubio se alteró por culpa del albino, que no paraba de estirarle del pelo y orejas.

Austin acabó deteniendose tras la llamada de atención de su madre que había escuchado alboroto en la sala, tras ello el albino saludó a su hermana con una sonrisa y con una voz traviesa le contestó.

-¡Días buenos! ¡Lizzy! -Austin alteró el orden de las palabras a posta mientras reía a carcajadas por la reacción de su hermano pequeño.

La siguiente en contestar fue Estrellita, que sin dudarlo se lanzó a abrazar a su querida hermana mayor.

-¡¡Muy buenos días!!-Contestó la pequeña de forma alegre y energética mientras la abrazaba.

Este acto hizo que Lizzy sonriese a la vez que su hermana Eva y su madre la saludaban por la mañana.
Tras el desayuno los pequeños volvieron a sus cosas, Jake seguía su lectura, Austin molestaba a todo el mundo, Estrellita jugaba con Austin haciendo travesuras, mientras Eva y Lizzy recogían la mesa... Pero alguien parecía estar preocupada, Dianne, estaba pensando cuando sería el momento perfecto para contarles a sus hijos un secreto que la familia Storm guardaba durante siglos, veía que ya eran lo suficientemente grandes como para contarlo, al menos a los cuatro mas mayores. Eva se dio cuenta de la preocupación de su madre y no pudo evitar preguntar.

-Mamá, ¿te encuentras bien?- Lizzy atraída por su curiosidad se acercó con Eva a su madre.- Te veo preocupada... ¿Ocurre algo malo?
-¡Eso mamá! ¿Estas bien?- Preguntó Lizzy con las orejas agachadas.

Dianne pensaba que su preocupación no sería tan evidente como para que sus hijas se diesen cuenta, asi que no tuvo mas remedio que contestar.

-Sí, lo estoy, solo es que hoy es un día importante. No os preocupeis hijas, estoy perfectamente.- Acarició los cabellos de sus hijas con una sonrisa algo que hizo que ambas sonriesen y volviesen a sus cosas.- Hoy es el día Dianne... Debes entregarles el legado de esta familia a tus hijos para que lo protejan... No siempre estaré con ellos. Si no lo hago pronto ¿Quién se encargará de eso?- Dijo para sí una vez sus hijas se fueron, era un secreto importante en aquella familia, tenía que estar segura de lo que debía hacer.

Neconoctem: Crazy StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora