Séptimo Día

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Día 7: Desastre durante el delicioso.

La pareja más desvergonzada de los tres reinos.

Cada orador le reza a un dios diferente dependiente de sus necesidades.

A uno para tener suerte en el amor.

A otro para que su virilidad sea deseable.

A otro para que le bese el cerebro y ser inteligente.

A otro para darse unos puñetazos.

A otro para dar mala suerte.

Y un sinfín de dioses más.

Pero, desde hace años se creó la extraña costumbre de rezarle a un dios para tener buena suerte en la cama...

No, literalmente.

Se volvió costumbre crear un templo con estatuas desvergonzadas, donde dos estatuas siempre estaban una junto a la otra, ya sea encima, detrás o adelante, con sus túnicas de piedra mal puestas, con solo la parte inferior o incluso, unos artistas descarados hicieron las estatuas con una única tela, diminuta, cubriendo sus cuerpos.

― Ahg. Mi esposa siempre se queja de que no puedo aguantar lo suficiente en la cama, y que no puedo satisfacerla.

― ¿De verdad? ¿Ya intentaste rezarle al Patriarca Yiling y a Lluvia Sangrienta que Busca la Flor?

― ¿A quiénes?

― El Patriarca Yiling y Lluvia Sangrienta, mi difunta madre decía que si le rezas a ambos a la misma vez, serás una fiera en la cama. Pero, si le rezas al Patriarca Yiling, puede que Lluvia Sangrienta también te ayude...Eso si, si eres únicamente devoto de Lluvia Sangrienta, dependerá de su estado de humor, si está con su esposo y su hijo, o si le agradas, si quiere ayudarte, lo hará .

― ¡Lo intentaré !

Así, con el paso del tiempo, se hizo normal ver estatuas con pocas túnicas y mucha piel, situadas en los templos.

Bueno, eso es para los simples mortales. Las pobres doncellas solo pueden crear las historias y describir los cuerpos perfectos de ambas deidades, solo pueden deleitarse con esas estatuas y con las pinturas desvergonzadas de esos dos.

Ya que jamás lograran verlos en acción frente a ellas. Una maldición para las jóvenes mujeres que darían lo que sea para verlos.

Una bendición para los otros dioses y calamidades que no querían ver con sus propios ojos como el par de esposos desvergonzados tienen sus intimidades en cualquier parte.

La mayoría de Oficiales Celestiales y fantasmas, acuden a la Inmortal de la Medicina, Wen Qing, para que los ayude con los traumas ocasionados por los esposos.

― Entonces...― Murmuró Wen Qing ya cansada, era la décima consulta del día, y casi siempre eran los mismos Oficiales y fantasmas.― ¿Dónde dijiste que los viste por accidente?

― ¡En mi palacio! ¡Ese par de idiotas tuvieron la osadía de tener sexo en mi palacio!― Exclamó uno de los maestros elementales, más específico el Señor Maestro del Trueno, Jiang Wanyin.― ¡Y en mi cama! ¡Joder!― Se tapó los ojos con exasperación.― Maldita sea Wei Wuxian.

Wen Qing solo asintió, recomendado algunas hierbas curativas para quitarle las pesadillas y poder hacerlo dormir, aunque no lo necesite, pero aun así, el trauma permanece. Con Jiang Wanyin retirado, suspiró mientras exclamaba:― ¡Siguiente!

Un hombre de túnicas blancas impecables, con nubes azules que era la insignia de su antigua secta, algunas partes tenía armaduras blancas y de color plata, con su rostro estoico hizo acto de presencia.

𝙃𝙐𝘼𝙒𝙀𝙄 𝙒𝙀𝙀𝙆⚊   #HUAWEIWEEK2021Where stories live. Discover now