Capítulo 4
⚰️El final siempre nos sorprende, aunque este escrito desde el principioEstábamos en el carro, todas estábamos en silencio, Zenda conduciendo, Emma en el asiento de atrás y yo en el asiento de copiloto.
Perdí la noción de el tiempo mirando por la ventana, venia pensando muchas cosas, cosas como qué pasó ayer, como voy a entrar a casa sin que se den cuenta..... o quien era ese chico misterioso que me salvó la vida.
Y no, no podía dejar de pensarlo, no podía dejar de buscar teorías de lo qué pasó, de quien era él y por que me estaba llevando al hospital, habían más cosas en mi cabeza de las que desearía.
El tiempo pasa tan tan rápido, no te das ni cuenta de que día es.
—¿Que estará pensando esa cabezita?—Dijo Zenda entre risas.
—Mmmh?
—Agh, Prudence, ya llegamos a tu casa—Respondió y señaló mi casa que estaba a unos 8 metros
—Oh, perdón—Hize una pausa—¿Donde esta Emma?—
—¿Que? La dejé en su casa, me dio su dirección y la dejé en su casa—Dijo y agarro su celular—Sabes que? No importa, ve rápido que no te descubran— Hablo la mandona de Zenda.
Yo le obedecí, me baje de el carro y camine hacia mi casa.
Parecía una maldita prostituta.
Parecía drogada, el maldito vestido que me llagaba por los muslos, los tacones altos, y yo, tambaleándome.
Mi cabeza daba vueltas, sentía que me iba a explotar, y el maldito sol de las 12 de el día, no me dejaba ver.
Y de un momento para otro, estaba en la puerta de mi casa, ¿como iba a entrar? Y se me ocurrió la semejante idea de entrar por él patio, así que como la tonta que soy, me fui al patio y me quite los tacones, había una puerta de vidrio que me llevaba a la cocina, nunca se abría, no se si estaba rota o oxidada o lo que sea que sea, para ese entonces sólo quería llegar a mi maldita cama y acostarme y olvidarme por completo del mundo.
Pero como ustedes podrán saber, eso no será posible.
Agarre los tacones y con mucho cuidado agarre la manija y empuje la puerta, para mi suerte no hizo mucho ruido.
Pero no cantemos victoria, aún no he llegado a mi amado cuarto.
Cerré la puerta cuidadosamente y me volteé.
M-a-l-d-i-c-i-o-n
Ahí estaba la empleada, Emilia.
Estaba limpiando el suelo al parecer, se quedó ahí pasmada viendome.—¿Señorita Prudence?—Susurro
—Si, porfavor no le digas a nadie— le respondí
—Si si, no hay problema, corra que lo encuentra su hermano—Si, ella es Emilia, más que mi empleada es como mi hermana,siempre me ayuda en todo.
Debo admitir que me di un buen infarto, si.
Camine por el pasillo hasta llegar a mi habitación, PORFIN.
Tire todo y lo primero que hize fue tirarme a la cama.
No quería pensar en nada más, estaba agotada, quería olvidarme de el mundo, irme a una isla lejana y solitaria y quedarme ahí por siempre, que nadie me fastidie la vida.
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Zeus, el chico misterioso.
Ficção AdolescenteCharleston es un pueblo tranquilo, con gente tranquila. Prudence Williams es una chica alegre, amable, graciosa y curiosa en un mundo de lobos y vampiros. Un día ocurrió algo muy inesperado,por su curiosidad y la atacan. Desesperada, va corriendo ha...