#3: Dudas y dolor

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Al finalizar las clases a las 12:45 pm, Roxana pudo sentir un gran alivio en sus hombros, pues luego de que las chicas fuesen sancionadas y recogidas por sus padres, ella tuvo que rogar para que no llamarán a su padre ya que esté estaba trabajando y no quería que le robarán tiempo en cosas innecesarias, sabía que no debían molestarlo por más que la situación lo ameritara, era el único sustento de la familia, bueno, si podría llamarse así, eran él y ella desde que su madre la abandonó a los 6 años, a día de hoy, sin alguna respuesta en concreto.

Convenció a los directivos, quienes conocían su situación, diciéndoles que le comentaría a su padre lo sucedido y que en cuanto tenga tiempo haría que fuera a la institución, por su parte quería terminar el día con las dos últimas clases que le restaban, las cuales una de ellas tuvo un receso de treinta minutos ya que el profesor al mando fue regañado además de sancionado por falta de compromiso hacía los alumnos por no haberse fijado la situación y los claros arañazos en la cara de la alumna. Durante las horas restantes, en ningún momento recibió alguna respuesta por parte de Martín por la nota, incluso cuando él había regresado de la dirección siquiera le derivó una mirada, pasó por su lado, se sentó y comenzó a dialogar con sus amigos, no le interesaba que le hablará pero aunque sea esperaba un "No pasa nada". Decidió no darle más vueltas al asunto y por más que dijo que prestaría atención a las clases faltantes, los párpados le comenzaron a pesar, posó su cabeza en sus brazos que estaban en la mesa y mirando la ventana que daba al patio de los infantes terminó por quedarse dormida durante la hora del pequeño receso.

Se despertó tras el ruido de sus compañeros que se levantaban mientras golpeaban las mesas y sillas para retirarse del aula, estaba casi vació y como era claro, Martín ya se había retirado, si no mal recordaba era uno de los primeros en irse, no era fácil olvidar a un chico de 1,90 cm entre todos sus compañeros que la estatura promedio rondaba los 1,75 cm. Ordenó todas las cosas en su mochila y emprendió el viaje a su casa, la cual por suerte quedaba a unos 10 minutos de su institución, nunca agradeció vivir tan cerca de la escuela. Mientras caminaba pensó en sí debería comer, sí era necesario cocinar para uno solo, su padre comía con sus compañeros de trabajo y no regresaba hasta las 17:45 pm, en estos momentos le hubiera gustado tener un amigo para poder almorzar con alguien, si bien le gustaba comer sola, había veces que la soledad era demasiada, no podía contar con sus compañeras de clases ya que no eran tan amigas, solo se llevaban bien. A los pensamientos de soledad se le sumaron si estaba mal su forma de ser...el llevarse bien con todos era algo que su padre le había enseñado de pequeña, según él, le evitaría malos momentos en su vida pero he allí el resultado, el problema ahora era comentarle a su padre lo sucedido...

"No a todos puedes caerle bien en la vida, eso, hará que te derrumbes un día."

Por su cabeza seguían retumbando las palabras que le había dicho Gresco, sabía que en algún momento explotaría por ser de tal forma, pues no era ella misma, pero hasta que no llegase ese día seguiría manteniendo esa apariencia, además él era el menos indicado para hablar de personalidades, la suya era espantosa por más de que la ayudara. Había otras formas de hacerlo, podría haber sacado una foto y salir a su rescate espantando a las chicas, no hacía falta un video, pero...en cierta forma le alegró de que la ayudara, esperaba que haya leído la nota y aceptado sus disculpas. Le resultaba extraño que el chico del que nada se esperaba hiciera algo y más en ese momento, de todas las personas justo él...fue en el cambio de horario en gimnasia, pero, que él solo lo viera...era raro sin embargo aún sentía esa culpa por decirle aquellas palabras horribles, pero, ese individuo tenía la culpa, había sacado su lado más irritable y ese solamente lo saca su padre.

El día paso de lo más normal posible, al llegar a su casa comió un alfajor que había en la alacena junto con un vaso de gaseosa, no tenía ganas de cocinarse, todos los músculos le pesaban, solo quería dormir. Le dió de comer a la gallina que tenían, su gata y se tomó una ducha para finalmente entrar a su cuarto y meterse a la cama para dormir una siesta, no sin antes fijarse si tenía alguna notificación o mensaje. Con la casa cerrada y el celular revisado, el cual solo tenía mensajes del grupo del curso que ya había silenciado, depositó este en la mesa de luz, acomodó su cuerpo de costado mirando a la pared bajo la frazada y abrazó su almohada como una niña quién busca refugió.

—Realmente quisiera...tener a alguien con el cual pudiera contar y amar, ya no quiero estar sola, ya...no me gusta esta soledad, extraño ese sentimiento de amar y ser amada pero tengo mucho miedo que vuelva a suceder... —murmuró para luego cerrar los ojos llorosos y dormir por segunda vez en el día.

Continuará...

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