Regresando al salón, por su obligatorio retraso debido al hecho con las muchachas y Martín, nuevamente debió contener las lágrimas frente al profesor que sin preguntarle el "¿Por qué?" de su retraso o de su cara con rasguños, le estaba sermoneando por falta de compromiso en su materia. Roxana realmente quería explicarle lo sucedido, pero sabía que si habría la boca dos cosas iban a suceder, la primera, rompería en llanto como una niña quedando como una debilucha y la segunda, si aclaraba lo sucedido, las chicas además de ser sancionadas y acumular más ira hacia ella, provocaría que la profesora encargada también fuese castigada, ya que sucedió durante su hora el pleito. En solo unos segundos para meditarlo, simplemente espero a que su profesor le terminará de sermonear y le permitiese entrar al salón para sentarse en su asiento al lado de la ventana y esperar a que el día termine.
Luego de aquel tedioso discurso se le permitió entrar para dar comienzo a la clase, fue en ese momento que al pasar el marco de la puerta para ubicarse en su sitio, un escalofrió le recorrió por todo el cuerpo, incluso erizando su bello corporal de nuevo, pero esta vez, el autor de ello no fue Martín, sino las muchachas que le clavaban la vista casi ferozmente como una advertencia, no fue hasta que se ubicó en su sitio cuando optaron por dejar de mirarla.Al cerrar los ojos y liberar un gran suspiro por su cansancio mental, que era el más le pesaba en sus hombros, escuchó alguien hablar detrás de ella.
—Che, se ve que no le dijiste nada al profesor que esas chicas te golpearon, ¿No es así?, chica más buena que el pan. — Roxana ya cansada recostó su cabeza para atrás, en el marco del asiento, girándola a la izquierda, encontrándose con la sonrisa burlona y los ojos color ámbar de Martín. Le resultaba increíble que un chico que podría ser tan popular por su físico y ojos sea tan arrogante.
—¿Y eso a vos que te importa? A la que golpearon fue a mí, no a ti, pero no te vendría mal una paliza para bajar tus tonos de arrogante.
—Auch, heriste mis sentimientos, como me dices eso, eres muy mala — el muchacho río pero Roxana suspiró nuevamente pensando en porque seguía manteniendo una conversación con dicho ser—. Bueno, algo que no soporto, por más que sea increíble, son los abusivos. Y — en ese momento además de sacar su celular, Martín escribió chica pan en la frente de ella, la cual ni se inmutó frente a sus acciones, estaba agotada—, aunque no me caigas del todo bien por tu personalidad de llevarte bien con todos, mereces un poco de justicia aunque tú no quieras hacerlo.
Sin mediar palabras el muchacho se levantó de su asiento sin importarle que fuese regañado por el profesor y le enseño el video en donde golpeaban a Roxana. Las muchachas involucradas en el hecho, instantáneamente fueron llevadas a dirección mientras insultaban a Martín, una de ellas llegó a empujarlo contra el pizarrón, pero este ni se inmuto. Fue así como en el medio del silencio y sin el profesor presente, le dirigió una mirada intensa a Roxana, casi como si la estuviese desafiando.
—Creo que ya no soy un tercero en cómplice, ¿Verdad?.
Sin siquiera notar la mirada de sus compañeros hacía ella tras haber quedado hipnotizada en los ojos que demostraban seriedad en Martín, por segunda vez en el día sufrió un escalofrío provocado nuevamente por él. Pero como si fuese en un momento, mientras esté volvía a su sitio detrás de ella para hablar con sus amigos, su mente le recorrió el pensamiento de culpa, pues, lo había tratado como un tercero en cómplice además de un completo idiota, debía darle una disculpa sincera pero su maldito orgullo era más fuerte que ella.
Pasados cinco minutos de peleas internas consigo misma entre el orgullo y la culpa, tomó el valor suficiente para escribirle una nota, no era el momento para enfrentarlo luego de ello.—Roxana Peregrini, por favor, acompañeme a la dirección. Luego de que ella vuelva, va usted Martín Gresco ya que está involucrado en esto — el profesor había vuelto al aula con una preceptora para cuidar a los jóvenes, además de llevarse a Roxana a la dirección para dar su testimonio tras lo sucedido.
Tras levantarse de su asiento, sin mirar si Martín la estuviese mirando o no, le dejó la nota en el medio de la carpeta para que pudiese notarlo y salió en dirección al profesor. La culpa, el orgullo y lo nerviosa que estaba por todo lo que estaba sucediendo hizo que el corazón le latiera más rápido de lo normal y la hiciese ponerse roja de la vergüenza.
—Roxana, lo que tienes en la frente, ¿Te lo escribieron las chicas?
—¿Cómo profesor?
—Sí, por tu flequillo se puede notar muy poco, pero pueden verse letras. Pasa al baño antes de ir a la dirección así podes borrarlo.
Nuevamente en el baño, se levantó el flequillo y pudo notar en el medio de su frente con azul "Chica Pan".
—¡Pensé que me lo había escrito con lápiz por eso no me había preocupado! ¡Martín realmente eres un idiota, no debería haberte escrito esa nota!
Mientras tanto en el aula.
—Martín, ¿Estás bien? — Valentina Rodríguez quién se sentaba del lado derecho de la fila pegada a Martín, lo vio estornudar y se preocupó, pues su amigo no era de enfermarse, tenía el refrán de que los idiotas no se enfermaban y él era el claro ejemplo—. Si te enfermas mi refrán estaría tirado por la borda, ya no serías un...nah, eso es imposible, siempre fuiste un idiota ya sea que te enfermes o no, así que ni me preocupo.
—Valentina, ¿Por qué no te callas un rato? No, de repente me vinieron unas ganas de estornudar, es raro.
—Tal vez — habló Ramiro Cedrés, quien se sentaba detrás de Martín—, alguien pensó en vos e hizo que estornudarás, como pasa en los animes, ¿O no?
—Cierto, pero ¿Quién?
—Chicos, pueden cerrar el hocico un momento, esto no es un anime de los que ven, es la vida real, eso jamás pasaría, por favor, pisen tierra de una vez — habló Valentina ya cansada de que esos dos babosos, como le decía a ellos, hablarán de anime.
Luego de ese comentario los chicos se aliaron para discutir con Valentina respecto al anime, del porque es tan malhumorada y que si fuese un poco más amigable tendría más amigos y no debería aguantarlos ya que siempre se quejaba de ellos, pero todo ello terminó con un jalón de greñas por parte de ella a los dos y con un comentario por su parte.
—Ah Martín, mira, te dejaron una nota en la carpeta.
Continuará...
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¡Muy buenas! Bueno, quería aclarar una cosa.
Como verán este capítulo fue un poco más largo de lo normal ya que no podía cortarlo donde realmente debería, esto no quiere decir que de ahora en adelante serán así, habrá veces en los cuales algunos sean igual a este. Ya que los que escribo constan de 846 palabras, ese sería mi límite pero hay veces que la inspiración me motiva a escribir de más jaja.
Que tengan lindo día o muy linda noche
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Nuestra Peculiaridad
RomansaRoxana Peregrini es una chica normal, no destaca por su belleza, mucho menos por su inteligencia, lo hace su carisma. Tras un hecho inimaginable, Martín Gresco, su compañero de curso, se ve involucrado logrando que dicha relación, la cual había come...