Madre Patria (1)

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-Pero a ver... ¿Qué os pensáis? ¿Qué ser un imperio es un camino de rosas? -preguntó con una mueca hastiada. Esta era una de las pocas ocasiones en las que podía reunir a todos sus hijos bajo el mismo techo. Era apenas el principio del verano, había tiempo para vivir cada segundo de la estación al aire libre. Puede que Madrid no fuera el mejor sitio... Pero era el único sitio que había donde podían entrar todos.

Pero bueno, ¿Qué hacía la familia hispana reunida? Pues muy fácil, resulta que este año era el 500 aniversario del nacimiento de uno de los hijos mayores del anfitrión y coincidía justamente con el 200 aniversario de la independencia de una de las hermanas del cumpleañero. Para España era una fecha muy importante ya que su pequeño finalmente cumplía la mitad de un milenio y su hija llegaba finalmente al bicentenario. Sin duda para él era importante. Pero... como es de suponer, el día en el que cada uno lo celebre con sus estados no habría mucho lugar para él y sus otros hijos. Por eso propuso contarles un poco más sobre el trasfondo de las infancias de ellos. Pero claro, no tenían los mismos puntos de vista.

Ante la evidente respuesta de sus hijos, acabó suspirando pesadamente, dejando una pequeña variedad de refrescos y bebidas en la mesa, Fanta, Kas, Aquarius y Coca-Cola para ser más exactos.

- Muy bien, os voy a demostrar que no es tan fácil. - dijo mirándolos a todos brevemente.

- Viejo, solo tenés que conquistar y tener emperador, ¿no? - dijo Argentina como si fuera evidente. Y es que en si... parecía evidente. Sin emperador no hay imperio.

- Las cosas se pueden ... complicar. - dijo en un tono más bajo el cumpleañero del medio milenio.

- Bueno... si, las cosas se complican muy fácilmente... claro está que no soy la excepción... mi historia solo se la conté a Cuba y a Puerto Rico. O mejor dicho, parte de ella. - comentó mirando a sus hijos respectivamente que... ante la mirada de su padre asintieron, uno más que la otra. Si, a Cuba no le emocionaba especialmente esa historia en apariencia. Aunque tenía que admitir que se podría sacar una novela de ella.

- Tayta... nunca nos hablaste a los demás de tu historia en Europa, ¿por qué a ellos sí? - preguntó curiosa la andina mirando de reojo a Cuba, no se llevaban muy bien que se diga y no entendía como su padre le había contado a Cuba y a ella no. No encajaba en su percepción de la historia.

- Bueno bueno... no me miréis tan mal. - dijo viendo la desconfianza en el ambiente, si no hablaba de ello era por motivos evidentes para él, pero si no los explicaba, mal iba con sus hijos- todo a su debido momento...

"Todo empezó el día de la coronación de mi apreciado Rey Carlos V de Alemania y I de España, que en paz descanse, en 1520. Fue concretamente el 26 de octubre de ese año. Fue coronado como emperador de otra manera mucho más complicada pero ahora no viene al caso. No obstante, hay una fecha que recuerdo con mucho mayor cariño. Apenas un año antes, en 1519 fue el día que más atesoro en mi memoria... o uno de los que más. Apenas era un día después de la elección de mi rey como emperador...

29 de junio de 1519, Paises Bajos

>>La iglesia estaba expectante. Apenas había empezado aquel ritual y ya sentía como su corazón se aceleraba hasta alcanzar una velocidad inimaginable. Traía sus mejores y preciosas galas, hechas expresamente para él y para la ocasión. El arzobispo y Estados Pontificios se mantenían un silencio sepulcral, como el resto de invitados y de curiosos que se veían muy al fondo tras la puerta y la guarda real castellana, aragonesa e imperial. Este sin duda alguna pasaría a la posteridad como un momento histórico sin precedentes. No todos los días dos representaciones de reinos se unían en sagrado matrimonio, y no de tal calibre como los prometidos. Por el pasillo central avanzaba con un paso lento, altivo y solemne una muchacha de ojos vivos y astutos, con un largo y despampanante vestido tejido y cosido con las mejores telas que se podían conseguir en la época. Su rostro era tapado por un velo que aun así dejaba ver una gargantilla regalada por su propio prometido, una elegante y poco sencilla gargantilla con las más bellas perlas conseguidas por el famoso Cristóbal Colón. Apenas se llegaba a ver a su prometida, pero su feroz mirada traspasaba aquel velo, al igual que el águila imperial negra que decoraba su bello y delicado rostro. Por su parte, su tez había cambiado recientemente, había pasado de ser una mezcla un poco caótica de banderas a ser una simple cruz roja como la sangre compuesta por dos aspas, símbolo de Borgoña. Estaba deslumbrado por tanta belleza. Tanto era así que ni se dio cuenta de cuando ella llegó a su lado, con mirada indiferente, lo que lo ponía aún más nervioso. Y ... no lo malinterpreten, el ibérico se sentía abrumado por su prometida. Se sentía bastante poco a su lado. La misa, claramente en latín, había pasado volando para él. Estaba distraído. Distraído por los nobles que cuchicheaban algo sobre la aprobación a regaña dientes de Estados Pontificios de la unión. Cuchicheos sobre su condición de reconvertido a su fe cristiana. Cuchicheos del nuevo mundo. Cuchicheos y más cuchicheos. Para cuando se dio cuenta dijo el "sí quiero" en su lengua paterna, en latín. Y... tras escuchar las palabras de su pareja y las del cura, dándole permiso para retirar el velo, se giró con lentitud a su ahora esposa, recogiendo con cuidado el velo de la mujer de la cual había quedado completamente prendado, como si Cupido hubiera intervenido. Mirándola ahora, notó ciertos detalles que antes no. Por ejemplo, el pintalabios que llevaba, el suave maquillaje que hacía deslumbrar su belleza natural y esos ojos... ¡esos deslumbrantes ojos color miel! Por dios... podía jurar que se hundiría en ellos con tan solo una mirada. Mientras se acercaba lentamente al rostro de su esposa y la acercaba a él lentamente por esa cintura que lo hacía delirar, no pudo evitar pensar como había llegado aquí, con un futuro prometedor, una esposa sin igual, unos territorios que parecían ampliarse a cada segundo... ¿cómo había pasado de ser un casi reino satélite a esto? Finalmente sintió la suavidad de los labios de su esposa, como la manzana prohibida que todos decían que era. Dulce ... mortalmente dulce. Y así, fundiéndose en aquél fogoso beso vio lo que era hacia décadas y como había llegado ahí."

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2021 ⏰

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