Jodete, Icyhot

¡Toma la iniciativa!

Bakugo estaba compartiendo la mesa de la cocina con su pareja, en poco tiempo cada uno se iría a su habitación.

El rubio posó su mano arriba de la del menor, sonriendo un poco para darle seguridad.

—Icyhot, tienes mi ayuda, recuerda darte un respiro —dijo haciendo que el contrario asintiera—. Quiero ser un sitio donde puedas darte un descanso. Eres querido.

—Gracias, a veces me cuesta expresarme del todo —admitió.

Katsuki solo negó, al parece tendría que recordar lo mismo varias veces.

—Hazlo de la forma en que te sientas cómodo, te entenderé en cualquier modo —aseguró besando su mejilla.

—Te quiero.

—También lo hago, te quiero por quien eres.

Katsuki estaría cuando Shoto lo necesitara, dejarlo solo no era una opción.

[...]

—Se andan besando en la televisión —se quejó Eri cuando Katsuki le preguntó porqué se tapaba la cara.

—¿Te da asco? —cuestionó riendo.

La niña negó destapando sus ojos mirando al rubio.

—No sé, me da cosa —explicó.

—Te veo en trece años, a ver si dices lo mismo —dijo cruzando sus brazos mirando la película—. Yo quisiera agarrar a lo desgraciado a Icyhot.

—Bueno, tal vez a ustedes sí los aguantaría —admitió sonriendo.

—¿Has visto sus labios? -preguntó a lo que la niña asintió— Están buenos.

Se fue de la sala riendo y dejando a la menor.

[...]

—¡Hola de nuevo, blasty! —saludó Mina sentándose a su lado— ¿Qué hacías?

En el salón solo estaban ellos, así que la chica se acercó a su banca.

—Viendo con cuál se hacen las letras cursivas —contestó mientras seguía escribiendo en su teclado-. ¡Ya sé cuál!

Continuó probando mientras la muchacha veía el celular también.

—Yo tengo una aplicación para poner hasta animalitos —comentó la otra sacando su celular mandando varios mensajes al número del cenizo.

El joven la miraba con un ceño fruncido porque él no podía hacer nada de esos.

—Déjame disfrutar de la mía —habló para seguir escribiendo—. Ayer Icyhot las usó, me concentraba en lo que decía pero pensaba en cómo mierda hacía esas jodidas letras.

Ashido trono los dedos ante ese comentario mientras sonreía.

—¡Con razón!

—Con razón, ¿qué? -repitió mirándola mal.

—Bueno, ya sabes.

—No, no sé, dime porque yo no sé —exigió.

—No.