| Primer día de clases |

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| Narrador |

8 de agosto del 2022.

7:00 a.m

Un nuevo día empieza con los cantos en armonía de aquellos pajarillos que retumbaba entre el eco del vecindario.
Los rayos del sol entraban por la ventana llegando justamente al rostro de Rebecca, la calidez de los rayos y también de aquellas sábanas blancas de temporada hacía que una sonrisa se dibujara en ella.

El momento y la sensación era perfecta hasta que la alarma decidió sonar, la cuál hizo que Rebecca abriera sus ojos de par en par cegandose un poco por la luz del sol que tenia directa en su rostro.

| Narra Rebecca |

-Agh- gruñí, poniendo mis manos en mis ojos cubriendolos del sol. -Para ya- solté un poco molesta mientras toqueteaba la mesa de noche hasta que pude tomar mi teléfono para apagar la alarma.

Un poco cegada miré la hora y eran exactamente las 7:00 a.m, mi momento de protagonismo en la típica escena de una historia de ficción había terminado.

Me levanté de la cama y observé desde mi ventana cada detalle del nuevo vecindario en el que ahora estaba, seguía sin creer que estaba aquí, en New York.

Sin perder más tiempo me giré de la ventana hacía la cama para ordenarla, no quería que mamá me diera una cantaleta regresando de mi primer día de clases.

Una vez lista la cama, me acerqué al closet a buscar algo de ropa cómoda para este día en especial.

Mi outfit depende del clima, y este día parecía que estaría con una temperatura cálida y agradable, así que sin más, del closet tomé un pantalón de mezclilla de tiro alto y una chamarra también de mezclilla, ambos azules y por último, tomé una blusa negra con cuello de tortuga medio.

Una vez con outfit en mano lo dejé en la cama y me metí directamente al baño, dejé caer la pijama al suelo y entré a la regadera, nivelé la temperatura del agua como es de costumbre, abrí la llave y empezó el baño.
El aroma a rosas del shampoo y jabón era algo muy relajante.

Después de 20 minutos de estar bajo la regadera cerré la llave del agua y tomé la toalla que estaba por encima de la puerta de la regadera y la envolví en mi cuerpo, salí de la regadera y me paré frente al lavabo, de uno de los cajones tomé algunos sueros y cremas hidratantes faciales y los puse en mi rostro como era de costumbre.

Tomé una toalla extra para secar mi cabello aún mojado para dejarlo húmedo, usar la secadora me quitaría tiempo, asi que opté mejor por cepillar mi cabello para dejarlo presentable y en el transcurso del día secara solo.

Salí del baño y me acerqué a la cama, me quité ambas toallas y empecé a cambiarme, como detalle, doblé las partes de abajo del pantalón por fuera y por último me puse unos zapatos Vans para que hiciera juego con la blusa.

Miré la hora en mi teléfono y eran las 7:40 a.m, aún tenía tiempo para poner algo de maquillaje y bajar a platicar con mi madre, las clases empezarían a las 8:30 a.m, y de camino a la universidad tan solo son de 20 a 30 minutos.

Volví al baño, y saqué mi cosmetiquera, e hice el mismo maquillaje que acostumbro a usar, asi que solo necesité, base con protector solar, un delineador negro, un poco de rubor e iluminador y un gloss con brillos.

Quise agregar un detalle especial poniéndome mis aretes de la suerte, mamá me los había regalado cuando era pequeña, así que quería que ella me acompañara en mi primer día de clases.

Una vez lista, salí del baño y me acerqué a mi escritorio, tomé mi mochila, mis audífonos y las llaves del coche.

Salí de mi cuarto y empecé a bajar uno a uno los escalones mientras revisaba algunas historias de Instagram.

-¿Mamá?- pregunté desde el último escalón sin despegar la vista de mi teléfono.

-Aquí estoy, cariño- dijo ella desde la cocina.

Una vez que escuché su voz, apagué y guardé mi teléfono en uno de los bolsillos traseros de mi pantalón y me dirigí a la cocina.

Di unos cuántos pasos hacía adelante hasta llegar a la cocina, una vez ahí, dejé caer la mochila al suelo y jalé uno de los asientos de la barra y me senté, y ahí estaba ella, picando un poco de fruta.

-Buenos días, cariño- dijo ella levantando su mirada de la tabla para ponerla en mi. -¿Cómo amaneciste?- preguntó ella con una sonrisa devolviendo la mirada a la tabla con la fruta picada.

-Buenos días, mamá- respondí. -Estoy un poco nerviosa- dije terminando con una sonrisa nerviosa.

-Oh, cariño, tranquila- contestó. -Anda, come algo para que no te vayas con el estómago vacío- dijo ella acercándome un plato con fresas, moras y frambuesas con yogurt, granola y miel.

-Gracias mamá- dije mientras tomaba unos cuántos trozos de fresa y los ponía en mi boca.

Ella tomó el segundo plato y se dirigió a la barra sentándose al lado mío.

-Mi pequeña, estás a punto de comenzar algo nuevo- dijo ella poniendo una de sus manos en una parte de mi cabello para pasarlo por detrás de mi oreja.

-Basta mamá, haces que me ponga aún más nerviosa- dije olcultando un poco mi rostro soltando una risa nerviosa.

-Pero cariño, anímate y relájate, estás a punto de comenzar una nueva etapa en tu vida, verás que conocerás, muchos lugares y a muchas personas- dijo ella mientras acariciaba mi espalda.

-Sabes que eso es un poco difícil para mi- dije en tono serio y algo desanimada.

-Rebecca, no puedes ir por la vida pensando en lo mismo, sé que fue difícil, pero mírame- dijo ella tomando mis mejillas haciéndome toparme con su mirada. -Aquí estoy yo, intentando borrar el pasado y sonriendole a los nuevos días, has el intento, podrá ser difícil, pero verás que valdrá la pena- dijo ella con una pequeña sonrisa.

-Cariño, no dejes que el pasado estropee tu presente- dijo ella levantándose del asiento tomando los platos para llevarlos al lavabo.

-Tienes razón mamá, lo intentaré- dije terminando con un suspiro.

Saqué mi teléfono del bolsillo, y eran las 8:00 a.m, llegó la hora de irme.

Me levanté del asiento y tomé la mochila del sueño para ponerla en mi hombro.

-Llegó la hora- dije mientras me acercaba hacía ella para caer en sus brazos.

-Esperaré con ansias hasta que llegues para que me lo cuentes todo- dijo ella riendo mientras abrazaba.

Me separé de los brazos de mi mamá y ella terminó su abrazo con un beso en mi mejilla.

Me di la vuelta y caminé hacia la puerta.

-Mucha suerte, cariño- dijo ella desde el pasillo.

Suspiré y tomé la perilla de la puerta, la giré hacia la izquiera y el seguro de la puerta sonó, abrí la puerta y la luz del sol iluminó por completo la entrada.

Me giré hacia atrás y mi mamá estaba aún en medio del pasillo.

-Te quiero- dije desde la entrada, para después girarme de nuevo.

Bajé el escalón y cerré la puerta tras de mi, suspiré tan profundo que el aroma del césped húmedo se hizo presente.

Caminé hacía el coche y de la bolsa pequeña de la mochila saqué las llaves de este, quité el seguro, abrí la puerta y entré en este.

Cerré la puerta después de entrar en el coche, puse las manos sobre el volante y solté un pequeño suspiro.

-Aquí vamos- dije mientras encendía el coche.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2021 ⏰

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