La Modelo que iluminó mis Sombras

CAPÍTULO 1 . SENTIMIENTO DE ABANDONO

Anastasia

Era una mañana de noviembre cuando el matrimonio Lambert se despedía de su pequeña hija Anastasia, para asistir a una junta de negocios en la empresa de los Lambert-Steel; con la promesa de ir a cenar como familia en un restaurante a elección de la pequeña niña.

-Anastasia, estaremos en una junta tu madre y yo, cuando salgamos de la reunión te prometemos llevarte a comer donde tú quieras hija, pórtate bien con Nana- Le dijo Frank a su hija, mientras Carla tomaba su bolso para despedirse de su hija con un beso en la mejilla.

-Papi, prometo portarme bien con Nana, para que me lleves a cenar- Dijo Anastasia con alegría.

Ese día Ana como le gustaba que la llamarán había ido a la escuela, había hecho los deberes escolares que le habían indicado sus maestros y por último había sido obediente con su Nana; para que así sus padres la llevaran a cenar. Sin embargo, Ana no contaba con las vueltas del destino.

Mientras los Lambert iban de camino a su mansión, un carro se les atravesó en el camino provocando que el vehículo chocara con la barrera de contención de la carretera, para posteriormente el auto explotara, segundos después se incendió. Lógicamente el vehículo causante del accidente se dio a la fuga sin que las autoridades supiesen quien había sido.

Anastasia espero y esperó a que sus padres llegaran, ya tarde en la noche ella se durmió esperando a sus padres lógicamente eso nunca sucedió. A la mañana siguiente Ana salió de su habitación esperando encontrar a sus padres y desayunar con ellos antes de ir a la escuela, pero quien encontró fue a su tío Raymond Steel hablando con unos oficinales de policía.

-Buenos días- Dijo Anastasia entrando al salón, con los ojos puestos sobre su tío.

-Buenos días- Respondieron todos al mismo tiempo.

-¿Tío, que hacen los policías aquí? ¿Dónde están mis padres, ayer no regresaron?- Pregunto con miedo al no ver a sus padres.

-Ven mi niña y te explico lo sucedido con tus padres- Anastasia tomo asiento con los ojos llenos de lágrimas al lado de su tío, imaginándose que algo malo había sucedido.

Pasaron los minutos, Raymond y los policías le explicaron a Ana lo sucedido, también sin decir nada había un representante de servicios sociales quien les informó que al tener Ana un solo pariente la menor tendría que ir a vivir con su tío Ray.

Anastasia sintió morirse; sus padres habían muerto y con ellos se iría una parte de su corazón...

La vida era una mierda, pensó Anastasia, había sido una buena hija, sentía que la vida y el destino la estaban castigando por algo; buscaba y buscaba en su mente que había hecho mal, pero nada apareció en su mente; a pesar de sus cortos diez años era una niña muy madura.

Anastasia se prometió a si misma que no amaría a nadie, ni a su tío Ray, ni a su Nana que la querían como si fuese su hija, si lo hacía, podría pasarles lo mismo que a sus padres y volver a sufrir. Decidida ese día se dedicaría a construir un muro alrededor de su corazón y su alma; se prometió no volver a sufrir por nada ni por nadie. Ese día la dulce y cariñosa Ana, sería enterrada al lado de sus padres.

Tristemente Raymond veía como crecía su ahora hija, fría y sin sentimientos; la niña dulce que amaba como su propia hija había muerto, la enterró al lado de su hermana y su cuñado; aun así, se propuso revivir día a día a la niña que tanto amaba, aunque se le fuera la vida en ello.

Ana creció y decidió alejarse de Ray aplicando en la Universidad Harvard tres carreras, que la mantendrían lo suficientemente ocupada para no compartir tiempo en familia y mantenerse lo más alejada de ellos, así no sufrir y así lo hizo.