Cosas que realmente pasaron con alguien de Venezuela y otras que no jaja, sorry
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Capaz hay también pequeñas situaciones no narradas desde una conversación.
La pequeña familia conformada por el primo Paraguay, el hermano menor, Uruguay y el mayor de todos, Argentina, planeaban lo que se haria la noche del sábado.
- ...Sacamos la mesa grande y tambien la redonda afuera para poner la comida. Las piezas quedan cerradas con llave ¿ESCUCHASTE URUGUAY?
El recien nombrado asiente con una sonrisa.
- Bueno...- continuó el paraguayo. - Vamos a tratar de que no pase nada con Venezuela y Brasil. Si tienen una pelea, todos interrumpimos.
- Aunque dudo que pase, igual hay que estar atentos.- Acotó el uruguayo.
Los tres chicos seguian conversando sobre la organización de cierta joda cual se llevaría a cabo en la casa de Argentina y Uruguay de manera muy calculada.
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Cada uno ya se había repartido una por una las tareas y las compras para el día siguiente. El trabajo de Paraguay junto a su primo menor seria el de preparar las bebidas para todos, puesto que la Junta se había planificado para que todos estuviesen en el patio trasero y ellos estuvieran tranquilos en la cocina haciendo su trabajo, que por cierto, el jardín de atrás era lo suficientemente grande como para meter al menos unas 40 personas sin necesidad de que haya alguien dentro. También accedieron a comprar las bebidas suficientes, con la condición de que el mayor comprara el hielo y más limones. Por otro lado, Argentina se ocuparía de ser el "mozo" por llamarlo de alguna forma. Técnicamente serviría al resto de los invitados hasta que se canse de ser el empleado y meterse a bailar como el resto.
Todo estaba fríamente calculado. Sólo faltaban los invitados para llevar a cabo tanta planeación.
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A eso de las seis de la tarde es cuando se suponía llegaría el trillizo con ocho estrellitas junto a sus hermanos para poder estar en la fiesta del otro día.
¿Tenían miedo de llegar tarde?
Así que sin más, la familia con franjas se dedicó a matar el tiempo durmiendo una buena siesta. Luego se despertarían con la alarma a las cinco de la tarde. Todo bien, todo correcto.
El ambiente se encontraba perfecto. La ventana abierta ventilaba la pieza y hacia que hubiese un buen balance de temperatura.
-Como que no me puedo dormir...- lanzó Paraguay harto de buscar una posición en el colchón de invitados.
Ninguno de los hermanos con solcito respondió. El paraguayo no sabía si lo hacían a propósito o realmente se habían dormido. Simplemente se levantó sin hacer mucho ruido, cosa rara porque las camas siempre hacen un ruido que te lo escucha hasta el otro barrio, y fue hasta el sofá de la sala. Seguro allí lograría pegar el ojo y dormir una hora por lo menos.
- ¿Te digo algo?- Inició en voz baja Uruguay cuando notó a su primo irse.
- ¿Qué?
- ¿Hace falta que venga Vene? O sea, ¿Estás seguro de que debe venir?
Argentina frunció el entrecejo y se incorporó en la cama para ver mejor a su hermano.
- Si, ¿Por?
- Y... no sé, boludo, No le tengo mucha confianza.
- ¿Eh? ¿Porqué?
- Que sé yo. No lo conozco. ¿Que querés que te diga?
- ¿Desde cuando te importa eso? Mirá, Es re piola, vos quedate tranqui.
- Posta no sé. No le veo cara de ser buen pibe.
- Callate nene, de pedo sabes su nombre.
Uruguay abre la boca pero no logró emitir palabra, puesto que Paraguay entra con un portazo a la habitación asustando a los hermanos.
