Esa mañana, para sorpresa y confusión de muchos, estuvo muy callado. Se había cubierto la muñeca con una pulsera de piel que tenía por ahí y evitaba por todos los medios que cualquiera viese debajo de esta, incluyéndose. El nombre escrito en su piel no dejaba de rondar en su mente y esto lo tenía muy enfadado.
De todos los nombres, de todas las personas en el mundo... Debía ser Deku. Su estúpida amiga de la infancia, su pequeña admiradora cuando niños, la misma mocosa plana que atormentó en secundaria y la chica que ahora lo enfrentaba como un igual y que había besado pocas horas atrás.
Debía ser una jodida broma.
Se revolvió el cabello con ambas manos, desesperado. Tenía que ser un truco, la acción de un villano o la mala broma de sus amigos, esto no podía estar pasándole de verdad. Pero la tinta de su muñeca no desaparecía por más que la tallase, por lo que debía ser auténtica.
Inevitablemente, el recuerdo de la conversación que tuvieron cuando niños llegó a su mente, obligándole a cubrirse el rostro con una mano para tapar su sonrojo. La ironía era demasiada para él; aquella vez se había sentido halagado, claro, pero no pensó que fuese a cumplirse.
—Bu-bue-nos dí-días, Kacchan... — Susurró una sonrojada Midoriya, acercándose tímidamente hasta su asiento. De lo poco que pudo ver entre sus dedos, Katsuki pudo notar que no se había puesto el labial del día anterior, cosa que lo relajó y satisfizo. Sin embargo, no contestó, sino que hundió su cabeza aún más contra el banco. — ¿Ka-Kacchan? ¿Est-estás bien?
Quiso contestar, siquiera con una grosería o un simple "no te importa" pero en eso llegó el maestro Aizawa y ordenó silencio. El transcurso de la clase fue eterno para el rubio, que no pudo poner atención alguna por pensar en qué hacer ahora.
Sospechaba que, al ser él quien cumplió los 16 años primero, la marca debía haberse completado primero en él, por lo cual Deku todavía no sabía de su situación. Si era así, debía aprovechar la situación y pensar a fondo en ella antes de que ella lo descubriese.
Discretamente la miró de reojo, Izuku mordía distraídamente su bolígrafo mientras veía el pizarrón, intentando comprender las fórmulas matemáticas en éste. Notó, además, que en cierto momento se rascó la muñeca izquierda, donde solo se veía un manchón negro sin forma. Contuvo un suspiro de alivio, no quería ni pensar que ella ya lo supiera.
Pero, ¿y si no era ella? ¿Y si era otra Izuku Midoriya? No, eso era absurdo, debía ser Deku, no había más. No supo si ese último pensamiento lo molestó o reconfortó.
Al comienzo del receso, Deku quiso hablarle, pero él la ignoró por completo y se dirigió a la cafetería con sus amigos; no tenía la fuerza mental para verla, mucho menos para molestarla. Sin embargo, como si el mundo fuera en su contra, nuevamente ambos grupos se sentaron no muy lejos del otro, dejando a Deku en el campo de visión de Bakugo.
La chica, aunque algo desanimada, hablaba con sus amigos y comía lentamente, su cabello sujeto en una coleta alta que dejaba a la vista su rostro y cuello níveos. Se veía guapa, en especial cuando Uraraka la atacó con cosquillas y una amplia sonrisa deslumbró su rostro y sonrojó sus mejillas.
Bakugo bajó la vista de inmediato y, furioso, aplastó su hamburguesa de un puñetazo que exaltó a los demás. Denki le preguntó con temor si tenía fiebre, pues su rostro estaba rojo, pero Mina lo calló de inmediato colocando su mano en su boca. Bakugo se había sonrojado al pensar, por primera vez, que Deku era guapa y eso lo ponía furioso. ¡Ella no podía parecerle guapa, joder!
Se levantó y salió del comedor, rabiando por dentro. Siendo seguido por la curiosa y preocupada mirada de Midoriya.
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Predicción de un futuro escrito
RomanceLa tranquilidad de Bakugo comienza a irse por la borda cuando la tonta Deku comienza a ser más femenina y llamar la atención de los chicos del curso de héroes, algo que lo pone de pésimo humor. Encima, ya ha cumplido los 16 años y la estúpida marca...