Nota de autora:
¡Hola a todxs! Sólo vengo a decirles que hemos llegado al final de este bello fanfic y espero que cumpla con todas sus expectativas jaja Ha cumplido las mías y estoy contenta con el resultado. Sin más, los dejo leer.
¡Disfruten!
Para alivio de todos, la Midoriya de siempre comenzó a regresar poco a poco. Tal vez no estuviera muy animada, pero volvía a sonreír y anotar todo en sus dichosas libretas, comía mejor y había retomado sus entrenamientos. Había dejado de ser esa sombra triste para ser ella misma.
Tras su plática con Todoroki, había decidido que no se rendiría tan fácilmente, que intentaría acercarse poco a poco a Bakugo y le demostraría que ella era digna de ser su alma gemela, que no era un error del destino ni mucho menos. Pero primero, debía recuperarse lo suficiente para acercarse a él.
Los días posteriores se mantuvo cercana a Todoroki, ya que al ser quien sabía de su situación no hacía preguntas incómodas ni la presionaba por soltar información, además de que su constante calma era contagiosa y servía cual ungüento para su alma agitada. El problema es que la cercanía fue malinterpretada por varios, incluyendo a Ochako, que hacía comentarios incómodos sobre ser pareja, y Bakugo, que había vuelto a ser grosero con Deku, aunque más brusco de lo usual.
Inclusive se había empezado a correr el rumor de que Todoroki y Midoriya eran almas gemelas, pues la cercanía entre ambos y la insistencia de esconder sus marcas era muy sospechosa. Curiosamente, Todoroki no hacía nada por negarlo, sino que sus acciones parecían confirmarlo, lo que ponía en duda todas las negaciones de la chica ante los demás. Esto no agradó a Bakugo, por supuesto, quien era el único, además de la pareja, que sabía la verdad.
Un día, Todoroki se mostró especialmente atento y cercano con Midoriya. Le abrió la puerta al llegar al salón, la tomó de la mano al ir al comedor, le limpió la mejilla cuando se le pegaron unos granos de arroz, le acomodó el cabello detrás de la oreja cuando hicieron juntos un trabajo de clase y la llamó por su nombre de pila durante todo el día. Todo bajo la atenta y furiosa mirada de Bakugo.
Al terminar las clases, Todoroki se acercó a Midoriya, llamando su atención con un suave toque en su hombro. El bicolor observó de reojo que Bakugo los miraba en silencio, con el ceño fruncido y rechinando los dientes, pero eso no lo detuvo.
—Izuku, ¿podemos hablar en privado? Necesito pedirte algo importante.
—Claro, Todoroki. Lo que necesites. — Sonrió con suavidad, levantándose para seguir a Shoto.
Ambos caminaron en silencio, con Todoroki tomándola de la mano, hasta el pequeño estanque en el que hablaron días atrás sobre Bakugo. Y, de hecho, aunque ella no lo notó, el rubio los seguía de cerca. Había escuchado la solicitud del idiota mitad y mitad, y temía que le pidiera ser su novia. No entendía por qué la sola idea lo hacía enfurecer, pero fuera como fuese, iba a evitarlo a toda costa.
Bakugo se escondió detrás de un arbusto, más cerca que la última vez que los espió en el mismo lugar, y se sentó a esperar. Si el bastardo hacía la pregunta, interrumpiría con alguna excusa. Si era otra tontería, se iría. No perdería su dignidad sin razón alguna.
Los dos estudiantes se sentaron frente al estanque, esta vez no había ningún ganso, pero sí un par de gorriones bañándose en el agua. El ambiente era tranquilo y agradable.
—¿De qué querías hablar, Todoroki? — Midoriya lo observó con curiosidad, sin soltar su mano de la masculina, era cómoda y fría, quizás por su don de hielo. Todoroki la observó, con su mirada tranquila y seria.
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Predicción de un futuro escrito
RomanceLa tranquilidad de Bakugo comienza a irse por la borda cuando la tonta Deku comienza a ser más femenina y llamar la atención de los chicos del curso de héroes, algo que lo pone de pésimo humor. Encima, ya ha cumplido los 16 años y la estúpida marca...