Bella durmiente

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En una especie de limbo había un hermoso ataúd de mármol, alrededor de el habían cientos de enredaderas y dentro de el, miles de rosas, en su mayoría rojas y una que otra blanca. Sobre estas se encontraba el cuerpo de un bello muchacho, de cabellos que un precioso rojo intenso y piel algo bronceada, pero a la vez pálida, no se podía ver sus ojos, pero el color de estos era como el del granate.

El cuerpo llevaba mucho tiempo hay, no se sabía cuánto exactamente, pero parecía estar abandonado por el tiempo desde hace mucho, el bello joven dormía plácidamente, como si nada malo le podría pasar. Alguien se acerco a el ataúd, colocando otra flor roja en este y tomando una blanca.

- Hola Tanjiro - siempre iba ahí, era su hogar, suyo y de su bello durmiente - Dime, esta noche, ¿Estás ahogándote en sueños de amor? - sabía que no le contestaría, pero aun así, disfrutaba hablar con él - Espero que estes durmiendo bien, amor mío - se acercó, plantando un beso en su mejilla, la cual aún estaba ruborizada, a pesar de que su cuerpo ya no fuera cálido y siempre estuviera helado.

No le podía contestar, pero en la mente del peli-burdeo siempre parecía querer decir algo por las acciones del mayor.

"Estoy cerca de ti..."

"Puedo sentirlo..."

"Está frío..."

Simples palabras que nunca serán dichas.

Sonríe con nostalgia antes de darle otro beso e irse, la misma rutina de todas las noches se repetía, engañar a las jóvenes para robarse sus almas, lo que el Baku, también conocido como Giyuu Tomioka, hacia siempre.

- Si la noche que parece ser eterna es remplazada por el alba, déjame escuchar tu voz una vez más - le dijo a su amado, Tanjiro Kamado, antes de irse al mundo mortal mediante la luna - Al menos una vez más.

Robaba sueños, si, pero los tomaba para dárselos a su amado, los sueños de todo el mundo eran para aquel chico que descansaba eternamente, para asegurarse que su corazón jamás se marchite.

" ~ Hagamos una promesa con el dedo meñique ~"

Beso aquel dedo, como símbolo de que se aseguraría de cumplir aquella promesa que le hizo, cuando aún estaba despierto.

Cada noche regresaba, a veces solo con un pétalo de la rosa en color rojo, otras veces con la rosa completamente teñida, engañando a cada vez mas chicas y uno que otro chico de vez en cuando

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Cada noche regresaba, a veces solo con un pétalo de la rosa en color rojo, otras veces con la rosa completamente teñida, engañando a cada vez mas chicas y uno que otro chico de vez en cuando. Cumplía todo eso mientras la luna llena parecía burlarse de el.

- Una y otra vez, el color de mis pecados se apilan - uno de esas noches, mientras veía todas las flores, comenzó a hablarle a su amor.

"Tu corazón..."

- Tu color cambia - todo su piel, poco a poco volvía a ser cálida - Falta poco tiempo para que volvamos a estar juntos mi amor.

"Es un color rojo brillante..."

No quedaba mucho tiempo para que terminará esa pesadilla que parecía ser eterna, el tormento personal de Giyuu. Teñiría miles de ojos de un color monocromo, es el castigo del mundo que le quito a su amado Tanjiro, solo por eso se encargaría de destruirlo.

Su nombre se empezaba a hacer conocido por todo el mundo, varios comenzaban a tenerle miedo pero eso no le importaba, seguían cayendo en su mortal trampa. Seguía engañándolos, seguía robando sus almas, seguía llenando el ataúd de un color rojo y seguía visitando a el amor de su vida.

Un tipo de rutina interminable y tortuosa

- Si la noche interminable es remplazada por el alba, entonces, justo como antes - quería renunciar a ese castigo, pero no podía, haría lo que fuera para que el peli-burdeo despertara - Sonríe para mi.

Habían mas tallos ya, mas sueños robados y el corazón del bello durmiente parecía tener cada vez mas vida gracias a estos. Una promesa de meñique hecha durante un lejano ayer y que se mantendría, hasta que vuelva a ver esos bellos ojos de fuego, hasta que por fin se habrán...

Un noche de luna llena, mientras regresaba de ir a devorar mas sueños, la vida le sonrió después de mucho tiempo. Tanjiro estaba sentado sobre las rosas apunto de bajarse del ataúd, parecía sorprendido y confundido, al momento de bajar casi se cae, pero el azabache lo pudo atrapar antes de que algo malo pasara.

- Tanjiro... Al fin despertarse - lo abrazo con fuerza, pequeñas lagrimas amenazaban con salir de sus ojos.

- Giyuu, ¿Qué paso? - estaba algo extrañado, no entendía que había sucedido.

- Nada cariño, solo una pesadilla, pero esta ya finalizo...

El devorador de sueños y la bella durmiente (Giyuutan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora