Capítulo Sesenta Y Uno

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Ambas salieron del taller de costura y Riss abrió una puerta pensando que era la de salida, pero no, era una habitación donde se encontraban Louis y el príncipe Harry en una posición comprometedora, ambos al percatarse que tenían espectadores se separaron rápidamente, el aroma de la habitación era intenso y Harry se encontraba despeinado mientras su característica hebilla con incrustaciones de esmeralda estaba esparcida en el suelo
-Buenas tardes, Majestad-dijo Harry mientras miraba el suelo. Danáe miraba a Riss quien se mantenía con una expresión nula
-Louis, quisiera hablar contigo en la sala de reuniones-dijo Riss y cerró la puerta
-¿Todo bien?- Preguntó Danáe
-Si, solo, quiero su opinión para algo. Si quieres tu ve y...-estaba hablando Riss pero su vista se fijó en un punto fijo. En la puerta de una habitación habían unas iniciales con una impecable caligrafía que indicaban

C. N.

Las iniciales de su madre
-Riss, ¿me estas escuchando?-habló Danáe
-Si, solo, hazlo-contestó Riss
-¿Hacer que? ¿Qué miras?-preguntó Danáe y siguió su visión hasta ver la puerta. Riss avanzó hasta la puerta y al intentar abrirla no pudo
-¿por qué tiene llave?-preguntó Riss enojada
-No lo sé, nadie la ha abierto en 20 años. Puedo ayudar si quieres, creo que puedo abrirla-dijo Danáe mirando a su alrededor en busca de alguna herramienta
-¿Qué necesitas para eso?-preguntó Riss
-Un objeto puntiagudo-contestó Danáe y Riss camino rápidamente a la habitación donde estaban Harry y Louis, quienes ahora estaban sentados en silencio
-Príncipe, ¿me permitiría su hebilla por favor?-preguntó Riss y él lo miró confundido, pero se la entregó y salieron todos detras de Riss, mientras Danáe intentaba abrir la puerta los tres miraban atentos y en silencio, hasta que se escuchó un leve click que indicaba que había funcionado, y la puerta se abrió. Un polvoriento cuarto quedó a la vista y en este se encontraba un cuadro desgastado por el tiempo de la mamá de Riss
Su mamá
Había pasado tanto sin verla que no la recordaba, tanto pasaban los días sin pensar en ella que ese momento fue como si le cayera una cubeta de agua helada encima

 Un polvoriento cuarto quedó a la vista y en este se encontraba un cuadro desgastado por el tiempo de la mamá de RissSu mamáHabía pasado tanto sin verla que no la recordaba, tanto pasaban los días sin pensar en ella que ese momento fue como si le ...

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En seguida tras verlo rompió en llanto, nunca había extrañado tanto a su mamá
Su suave aroma
Sus manos
Su voz... Ni siquiera la recordaba
Sintió que alguien la abrazó y percibió el aroma de Danáe enseguida
-Mi amor, esta bien, estoy aquí-escuchó que dijo, poco después escucho unos pasos alejarse y se dio cuenta que eran los chicos dejando el cuarto
-Perdón, yo...-estaba hablando Riss pero Danáe la interrumpió
-No pasa nada, estoy aquí-dijo Danáe y Riss seguía llorando desconsoladamente, la omega se sentía impotente de no poder calmar a su alfa. La guió a que se siente en la cama y una vez ahí la acostó en su regazo de manera que el cuerpo de Riss estaba apoyado en la cama y su cabeza en sus piernas
-por tanto tiempo odié la realeza, el castillo, la gente. Me odiaba a mi misma por ser alfa, por que todos los alfas a mi alrededor eran horribles. Me culpaba por las desgracias de mi madre, de que nunca pudo tener un hogar, escapaba por algo que no era su culpa. La veía pasar noches sin dormir o días sin comer por mi, me sentía una carga horrible. Odiaba el hecho de no poder hacer nada, odiaba mi cabello negro porque era del color del de mi maldito padre. Viví en medio de árboles que me escondían del miedo de estar sola, me sentía sola. Pasé años odiando todo a mi alrededor, quería entregarme y que me eliminaran para que dejen a mi madre en paz, mi padrastro abusaba de ella al lado mio y después me leía libros como si nada hubiera pasado, después la abandono después de marcarla. La marca se torno gris igual que sus ojos, dolía tanto verla morir por un alfa, por un vínculo sagrado incumplido. Odiaba eso, la impotencia la cargo hasta hoy. Estoy podrida Danáe, hasta que llegaste tú, tus enseñanzas y tu suave aroma. Después me aceptaste y estamos aquí. Me siento tan horrible aquí llorando como tonta cuando podríamos hacer más cosas, lo siento por ser tan pesada-dijo Riss mientras lloraba en el regazo de Danáe
-Larissa, te amo ¿entiendes? Cuanta gente veía como me trataba mi padrastro y nadie hizo nada hasta que llegaste tu. Me salvaste como nadie lo había hecho y llegaste con tu personalidad a arreglar cosas que nadie hacía. Pusiste a miles de omegas bajo la protección de trabajar aquí, tu madre estaría orgullosa-le dijo Danáe
-Me salvaste la vida, amor mío-dijo Riss mientras se limpiaba de manera torpe las lágrimas que caían como cascada de sus azules ojos, Danáe tomó sus manos y las cambió por las de ella que removian suavemente los restos de las lágrimas
-Me haces sentir especial-dijeron las dos al mismo tiempo

Más Hermosa Que El Castillo ~lesbian omegaverse~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora