Traje

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Cuando menos se lo imaginaron, en un abrir y cerrar de ojos el día de la boda esta cada vez más cerca, se volvió inevitable abordar por la misma pareja unos cuantos asuntos como la toma de medidas para sus trajes.

Todo hubiera sido simple si hubieran escogido una tienda donde comprar un traje ya hecho o rentar un traje para la ocasión, sin embargo, la nueva auto nominada planeadora Valentina Allegra de la Fontaine sugirió trajes hechos a la medida. 

Por lo que eventualmente buscaron la mejor sastrería de la ciudad para crear un traje que estuviera a la altura de tan elegante y sofisticado porte que solo podía ser característico del Barón Zemo de Sokovia. 

--Tal vez un poco de pedrería por aquí y en las mangas le den el toque deslumbrante. --

--Con bordados y sin pedrería estaría bien. -- El hombre que tomaba las medidas asintió y tomo una pequeña libreta donde hizo las anotaciones.

--Esto ya parece vestido de novia. -- Dijo Yelena desde un sofá mientras sostenía una bolsa de frituras. -- Ya dile que si al vestido Helmut ¡Ya quiero comer pastel!

--Y tú deberías cuidar la línea si quieres entrar en tu vestido.

--¿Quién dijo que usaría un vestido? --A su boca entro la fritura más grande de la bolsa.

--Yo lo digo.

--No puedes obligarme, ni siquiera eres mi madre como para que escojas mi ropa.

--No pero soy tu jefa.

--Ese ni siquiera es un buen argumento.

--Míralo como una fiesta obligatoria de trabajo.

--La invitación no incluía código de vestimenta.

--De hecho. -- Dijo Zemo mientras volvía a vestir su clásica gabardina. -- Más tarde tengo que recoger las invitaciones así que la degustación del pastel tendrá que esperar.

--¿Barnes no pudo venir hoy?

--No, tuvo que salir por unos asuntos con el nuevo Capitán América. Además, acordamos no ver los trajes del otro hasta el día de la boda. -- Arrebato la bolsa de frituras de las manos de Belova y se zambo un puñado de la comida chatarra. Valentina lo recrimino con la mirada.

Esta demás decir que quito la bolsa de sus manos e hizo una nota mental para instaurar un buen régimen de dieta a Zemo para que el día de su boda se viera fabuloso y prevenir cualquier inconveniente en su día especial. 

--Deberías considerar usar algo que resalte tu figura, tu sabes, para avivar la llama de la pasión en tu luna de miel. 

--Insisto en que no será necesario. 

--Solo hacia una sugerencia.

--Pues que mala sugerencia.

--Aunque hay que apreciar la valentía de Barnes.-- Dijo Yelena comiendo las morusas dentro de la bolsa de frituras.-- Zemo podría ser una albóndiga con patas y para Bucky seguiría encantado de tener más carne para abrazar.

--Yelena, cállate.-- La discusión fue interrumpida por el encargado de la tienda que entro a escena con un par de mocasines y botines que podían hacer una excelente combinación con la tela que había seleccionado para confeccionar su traje. --¿Podría traer estos en una talla más grande?

-- ¿Qué tienen de malo esos?-- Cuestionó Valentina mientras Yelena sacaba unos caramelos de la bolsa de su saco. 

--Si voy a usar esos tengo que asegurarme que no voy a perder mis piernas a media fiesta.

--No puede ser tan malo. 

--Y es por eso que siempre uso de estos.-- El pie de la rusa se alzo por lo alto para relucir unas relucientes botas negras de piel negra con una suela que con una sola patada de la viuda negra podría dejarte una fea cicatriz o reiniciarte la vida, dependiendo de su estado de animo. 

Las discusiones respecto al atuendo del novio siguieron durante su estadía y después de dejar el recinto para ir por algo de comer, a petición de Yelena quien había sido arrastrada con la promesa de que irían a degustar pasteles. Decir que se sentía estafada era poco, pero con algo de suerte podría salirse con la suya al hacer que sus jefes pagaran el platillo más costoso del menú. 

Boda de EnsueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora