"Fruto del amor"
Por más inseguro que hubiera estado en su primera cita, el tiempo se encargo de mostrarle que su pareja era simplemente perfecto para él, su guerrero de compañía, uno de sus más fuertes pilares, y el amor de su vida. Tras la boda ambos decidieron vivir juntos, o algo así, pues como "Country" tenían que trabar cada quien en sus territorios, así que como única opción terminaron comprando dos pequeñas casas, una en cada territorio, así ambos podrían recibirse con amor cuando el otro llegara.
Luego de siete años de noviazgo, y siente años de casados recién cumplidos, ninguno tenia dudas de que ellos eran destinados. Claro que tuvieron bajas, pero siempre supieron como pedirse perdón con honestidad, y esas pequeñas peleas siempre terminaban haciéndolos más fuertes. Y ni hablar de la llama del amor, aquella que no permitirían dejar morir.
Justo como en esa mañana.
El mexicano no paraba de saltar de forma desesperada por llegar al orgasmo en el miembro de su amado. La noche anterior no habían podido entregarse con deseo ya que ambos habían tenido un día atareado y estresante que terminaron agotados por completos, y solo se dispusieron a dormir, así que lo estaban compasando de forma rápida apenas inicio el día.
- Oh~ Te extrañe tanto Rusia.- gimoteo el latino sin detener sus movimientos.
- Mmm~ Ya lo veo.- le hablo permitiéndose seguir con sus caricias en la cintura del chico.
Las auto-penetraciones del latino continuaron solo hasta sentir el semen de su pareja y hasta que él también se corriera.
- Aaah~ .- suspiro con alivio, era agradable sentir la satisfacción del sexo para liberar estrés, y Rusia concordaba con ello.- ¿Quieres desayunar?.- pregunto de lo más normal aun en su posición.
- Vamos, antes de que te coma a ti.- Rusia se enderezo solo para proporcionar un beso y una ligera mordida en el cuello del tricolor.
Se separaron y limpiaron algo del desastre que habían dejado, Rusia se coloco sus short y fue directo a la cocina para poner café, México le siguió pocos segundos después poniéndose la camisa del ruso, esta obviamente le quedaba grande por lo que le cubría más abajo de su pelvis.
- ¿Qué te gustaría desayunar hoy?.- cuestiono el ruso mirando el refrigerador. El mexicano tomo asiento en uno de los bancos que conformaban la isla de la cocina.
- Mmm...Me gustaría unos Hot Cakes, de los que haces tu...- sonrió animado a su pareja.
- ¡Hot Cakes en seguida!.- saco su sartén preferido y los condimentos junto a los utensilios que siempre usaba para aquellos panqueques.
- Olvide mi cel en el cuarto, horita vengo.- hablo animado saliendo de prisa de la cocina para volver a la habitación.
Rusia solo le escucho marcharse dejándolo solo. En esos momentos Rusia se replantaba su situación, era simplemente perfecto estar ahí, tenia grandes amigos, un trabajo algo aburrido pero que al menos apreciaba en el tema de cultura, su cultura, y un esposo hermoso, que aun con sus diferencias, sabían complementarse, estaba feliz con lo que tenia, y sabia de sobra que no le faltaba absolutamente nada.
Mientras aun preparaba el desayuno, sintió un ligero ardor en su mano, como una cortada, se miro en la zona doliente notando, lo que supuso, era una pequeña grieta, chica per lo suficientemente profunda para sacar algo de su sangre color blanca. Decidió no tomarle importancia, esos tipos de grietas suelen pasar cuando hay algún tipo desastre natural, entre más pequeño el desastre, más pequeña la grieta; se limpio la sangre y continuo con su trabajo.
Luego de minutos ocupado en su repostería, escucho los pasos lentos de su pareja. Volteo enseguida para sonreírle.
- мексика...¿Qué llevas ahí?.- pregunto curioso a la canasta grande que cargaba el latino, y su sonrisa se borro cuando México le dejo ver su rostro, parecía asustado y en shock, y una ligera marca se dejo ver en su cuello, también una pequeña grieta que dejaba expuesta su sangre blanquecina.- Mex...¿Qué sucede?...- El latino dejo la canasta en la isla de la cocina con su mismo semblante serio. Rusia al no recibir ninguna respuesta se preocupo enseguida, apago la estufa y se acerco curioso para ver que tenia esa canasta.
Y tan pronto descifro lo que había dentro, entendió los sentimiento del chico. Podía ver un pequeño ser durmiendo plácidamente entre las cobijas de esa canasta, sus colores los podía descifrar fácilmente, Verde opaco tal cual el mexicano, blanco casi puro, y azul intenso, justo como él, y su escudo, un águila dorada estirando sus alas mirando al horizonte.
- Es...igual a ti...- logro pronunciar el ruso apenas ya que un nudo en la garganta le estaba robando el aire.- Y...a mi...
Los ojos cristalinos de ambos les decían mil cosas, cosas que sin la necesidad de palabras podían entender. Poco a poco sus sonrisas fueron apareciendo hasta escalar a risas. El corazón del ruso le hizo actuar instintivamente y se acerco al mexicano para abrazarlo, y luego cargarlo para darle vueltas en el aire.
- ¡¿En serio?! ¡¿Es nuestro hijo?!.- grito el ruso ensanchando más la sonrisa mirando directamente los ojos de su pareja.
- ¡Si! ¡Somos padres! ¡Padres!.- respondió el latino también con la emociones a tope. Ambos volvieron a justar sus cuerpos en un abrazo fuerte y cariñoso.- Es nuestro bebé...- cuando México por decidió soltarse de ese celebre abrazo, se volvió a acercar a la canasta.- Mi niño...- con delicadeza tomo al pequeño crio cuidando su nuca y su cuerpecito, el pequeño country se tallo sus ojitos por verse interrumpido de su siesta.
Rusia se acerco para abrazar a su esposo y poder ver al niño, su simple existencia era tierna, y sin duda era cautivante el diseño que había apropiado, la perfecta combinación de ambos países, la esencia de cada uno mezclado en un bebe country, fruto de su amor.
- Es hermoso...- Rusia le acaricio la mejilla ocasionando que el niño al fin abriera los ojos y les mirara, y segundos después de analizarlos, les sonrió.
- Parece que si nos reconoce...- hablo México encantado por la belleza del menor entre sus brazos. El bebé tomo la mano del ruso que quería seguir acariciándolo y le mordió con poca fuerza aun con su sonrisa, provocando la risa de ambos países.- Rusia...se que esto es repentino para nosotros...¿Tu crees que debamos?...
- Bueno, no es como su pudiéramos regresarlo por donde vino.- rieron por ese comentario, ya que, efectivamente, el bebé salió de la nada.
- ¿Crees que podamos?...¿ser buenos padres?.- cuestiono acercando su mano a la pequeña del menor y este instintivamente la tomo.
- Solo hay una forma de saberlo...- miraron al pequeño ser que les miraba feliz, sin preocupaciones ni dudas.- Te amo мексика...
- Te amo Rusia...
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FIN
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Docena son familia.- RusMex.- Five-Short
Фанфик>RusMex< Tras ver sus planes de compromiso arruinados, este ruso tendrá que sobrevivir cinco días rodeado de países extremadamente rebeldes, apasionados y un tanto locos; todo mientras sigue trabajando en su deseo de poder pedir la mano de un...