·Reencarnación·

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Todo es tan vívido, justo aquí y ahora.

Siento tu mano en mi mejilla, siento el ardor de este lugar, incluso más intenso, de este lugar lleno de sufrimiento al que llegué a llamar ''hogar''.

Siento mi vientre aún más caliente y el suspiro de mi pecho que escuece líquido que lo solía habitar. Es tan cálido aquí contigo. Lleva mucho tiempo que me eres tan reconfortante. Veo tu rostro preocupado y lleno de lágrimas, más no razono del todo el motivo. Los pensamientos se cuelan de mi cerebro, haciéndolos menos abstractos cada vez. Mis sentidos se empiezan a apagar conforme mi adrenalina baja. Ya no escucho, pero supongo que pronuncias palabras llenas de amor y preocupación debido a como mueves tus preciosos y ensangrentados labios y como me miras con esos ojos profundos y malignos que dejan salir el llanto que cae en alivio a mi rostro. Siento tus ropas y tu piel, me aferro a ellas con mis pocas fuerzas, no te quiero soltar. Sé quien eres, quien fuiste, y te quiero conmigo.

Desearía haberte conocido antes, cuando yo era menos desastre que persona. Sin embargo, así me amas, incluso ahora, que no tengo salvación alguna y me acerco al final.


''Quédate conmigo''


Te veo articular. Aprendí muy rápido a identificar tus gestos, los memoricé y atesoré, por que se volvieron solo míos. Soy tuyo, desde que me miraste como persona y no como otro objeto. Y tu eres tan mío. Estaba escrito, o quizá, como dijiste alguna vez, todo es una coincidencia ,o desgracia ,tras otra.

Trato tener los ojos abiertos, no quiero dejarte de ver, pero, querido, es tan pesado, como un ancla en mi cuerpo, que me arrastra. Estoy luchando, sintiendo como me acunas en tu pecho y me abrazas. Quieres cargarme como a una princesa, pero, mi caballero de roja armadura, tú ya estás también muy cansado.


Todo lo demás desaparece.

No hay más que tu y yo. No hay más.

Ni ángeles, ni demonios.

Vida, muerte.

No hay luces blancas ni túnel por el que pasar.

No hay almas, menos un ''Dios'' que las coleccione.

El infierno. El Cielo.

Los pecadores.

Nada de eso importa ahora.


Siento tus labios en mi frente. 


Es lo último que siento.

Lo último que pienso.


En ti.


Tú.


Alastor.

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#SemanaRadioDustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora