"Una cena intima e informal" había dicho la diputada, pero eran once a la mesa, y me parecían tan estirados. Era como si se hubieran puesto la ropa con percha y todo.
Ruben estaba sentado junto a mi madre, y ambos parecían muy felices de estar jubntos, lo que hizo que yo perdiera el apetito. Ruben era un tipo atractivo si a una le gustaban las piezas de museo, peto había una nota falsa que no conseguía precisar por el momento.
En cuanto a la dueña de la casa y madre de la patria y Ruben, era una mujer insoportablemente elegante, con ojos de hielo, que vigilaba a los invitados como podría mirar una gallina a sus gusanos. Por desgracias estaba sentada justo en frente mio.
- Esta chica tiene unos ojos preciosos - declaro en voz alta, consiguiendo que todas las miradas se volvieran hacia mi.
Yo enrojecí. No tenía unos ojos preciosos, simplemente estaban bien. Preciosos eran los ojos de mi mama que los tenía de un extraño color violeta. Los mios eran color avellana. Mi padre me había dicho una vez: "Tus ojos tienen el color de las avellanas, hasta parecen avellanas por la forma y el tamaño"
-Vamos querida, no hay que ser tímida. Como dicen los jovenes, son roches.
Todo el mundo celebro con risitas el hecho de que la importante dama conociese la jerga de los jóvenes.
Un impulso muy poco frecuente hizo que me atreviese a replicar:
-Tengo los ojos igual que mi padre.
Embarazoso silencio. Se que resultó muy inconveniente lo que dije y sobre todo en una cena de compromiso, pero es mujer era detestable. Solo mi madre me sonrió lealmente.
La diputada hizo un comentario a la persona que tenía a la derecha, manifestando la pena que le daban los padres de hijos separados, y consiguió que su susurro supuestamente discreto se puede en todo el comedor.
Yo aprete los dientes. No me gustaba que me conpadeciesen y además no había porque. Decidi que no probaría un bocado mas de aquella cena que se me estaba empezando a atravesar.
-¿No te gusta el spaghetti, querida? - ataco la diputada sin darme un instante de tregua - Siento no tener pizza.
¿Por que esa mujer se empeñaba en avergonzarme? Tal vez estaba en contra de que mi madre se casase con su hijo. O quizá simplemente detestaba a los jóvenes.
-Esta excelente - le respondí, con toda finura.
La vieja sonrió mostrando unos dientes afilados como los de un lobo. El mensaje era claro: "Se que no te gusto, y tampoco me gustas tu a mi".
-Si te encuentras indispuesta no hace falta que comas.
-¿Por que iba a estar...? - empecé a decirle.
-Esos súbitos enrojecimientos y palideces - me interrumpió - podrían ser un síntoma de que algo no marcha bien.Estaba claro que se proponía humillarme. Pero procure mantener la calma. Era una invitada y además estaba mi madre. Y no había que olvidar que la vieja era una rival temible. Me di cuenta de que la mujer examinaba son piedad mi ropa, la misma que había llevado al taller de literatura, y que por lo visto no aprobaba.
-A tu edad basta con arreglarse un poco para estar linda - observo ambiguamente.
No tuve ninguna duda de cual era el resto de la frase : algo así como " pero tu ni siquiera sabes arreglarte". Pocas veces había lamentado como en aquel momento el no salir airosa de una situación. Con mi madre no podía contar, puesto que la diputada no la había ofendido abiertamente y ella era capaz de una respuesta oportuna.
Aunque sabia que era un error, aparté el plato y me puse de pie. Todas las miradas estaban fijas en mi. Murmurando una disculpa, salí apresuradamente al comedor.
Aun alcance oír, mientras cerraba la puerta, un comentario de la dueña de la casa.
-Un edad difícil, pobre niña.
Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas.Bueno lind@s disculpen por no haber subido capítulos. Estoy mal la verdad, pero aun así no podía abandonarlas. Ustedes son muy importantes para mi.
Posiblemente haga un maratón :3
Ilysm♥♥
Psdt: Voten y comenten please! L@s amaria mas de lo que ya las amo