𝐈𝐈. 𝐓𝐡𝐞 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐚𝐭

18 7 0
                                    

Solté un quejido, cayendo hacia atrás al suelo.

-¡SOLACE! –él rio, quitándose de encima de mí, abrazándome aún-. Menudas bienvenidas, William.

Sonreí mínimamente, revolviendo su pelo y devolviéndole el abrazo. Will era una de mis personas especiales.

-Amas mis bienvenidas, hermanita –besó mi mejilla-. ¿Cómo estás?

-Oh, pues mira... He venido en coche y ahora estoy en el suelo, y no por los mareos. Estoy perfecta, maravillosa y con ganas de comerme el mundo con mucho azúcar.

-¿Es sarcasmo?

-Obviamente, hermanito –me levanté del suelo junto a él, poniéndome de puntillas para besar su mejilla.

-Me alegro mucho de verte, te echaba de menos.

-Sabes que yo igual, pero no voy a decirlo.

-Lo acabas de decir –se metió Percy, pasando un brazo por mis hombros.

-Cállate, Jackson –rodé los ojos, escuchando a uno de mis hermanos y a Percy reír-. Sois un asco.

-Nos amas –dijeron a la vez.

-Iros a la mierda. Los dos.

Comencé a andar hacia la cabaña de Ares, tocando la puerta con fuerza al llegar. Me apoyé en la pared, alisando mi falda larga a cuadros negros y blancos, aprovechando también para colocarme mejor las tirantas de mi top negro. Estaba hecha un desastre.

-¿¡Qué es lo que queréis aho...!? ¡Nerezza! –Daniel se acercó a mí, revolviendo mi pelo-. ¿Cómo está la pequeña cascarrabias?

-Recuérdame que me ponga zapatillas con plataforma cuando te vea –gruñí-. Hola, Daniel.

-¿Y ese humor? Vamos, anda –pasó un brazo por mis hombros, haciendo algo de fuerza para que me costara andar. Hijo de Hera...-. ¿Qué te cuentas, Nieves?

-Para empezar no me llamo Nieves, mi nombre es Nerezza, idiota –rodé los ojos-. Y de segundo, yo cuento números, historias y a veces estrellas. ¿Te cuentas tú algo más?

-Sí, cuento los días en los que estás de buen humor, así no tengo que contar tanto –bufé-. Vamos a tu cabaña, doy por hecho que te has alejado de Percebe y tu hermano el que seguramente se vista de médico cuando se lie con Sombritas para hacerlo todo más... caliente.

Golpeé su pecho, rodando los ojos de nuevo.

-No seas idiota, Daniel. Estoy segura de que mi hermano sigue con su mente sana, apenas han empezado a salir y estoy convencida de que van despacio. Además, ya conoces a Nico.

-¿Y tú con Jackson? Si no me equivoco sois rápidos para unas cosas, ágiles para otras e intensos para rato... ¿Ya habéis....? Ya sabes –me miró, subiendo y bajando las cejas.

Le metí un golpe en la nuca, tomándolo de la oreja para seguir andando hacia mi cabaña.

-No seas imbécil. No te diré eso –él se quejó-. Si tanta curiosidad tienes, ve a Quirón y pídele amablemente que te de la charla, así se te quitarán las dudas, chiquitín.

Él soltó una carcajada, revolviendo mi pelo y cargándome como un saco de papas hacia mi cabaña. Yo comencé a patalear, golpeando su espalda con mi puño para que me bajara.

-¿Qué pasa? ¿El pedido no quiere ser entregado?

-¡DANIEL CASTRO, BÁJAME!

-¿Y ese drama? Seguro viene de tu pad...

Levanté mi pierna, golpeando con esta su cara, haciendo que él me soltara para sujetarse la nariz, la cual había dejado sangrando.

-Eso te pasa por idiota –lo miré de forma amenazante-. No vuelvas a hacer eso, menos cuando lleve falda.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 02, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐁𝐞𝐥𝐢𝐞𝐯𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora