5.Noche imposible de olvidar (parte 2)

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Laila seen

¡¡Odio a esa perra!!

Con una gran botella de whisky en mis manos me encontraba titada en un rincón de la azotea de la empresa de mi madre, hace tan solo unos minutos mi mejor amiga, la persona que mas amo, me abandono para ir tras una chica que conoció hace menos de dos meses.

Decidí dejar de lamentarme, me levanté y poniéndome en marcha para bajar de la azotea la puerta de la misma se abrió antes de que pudiera siquiera girar la perilla dándome un fuerte golpe en la cabeza, haciéndome caer y cortar con la botella que llevaba en la mano que se rompió con la caída.

—¡Mierda, ¿Qué hice?! —vociferó la voz de una chica —. ¿Estas bien? —continúo preguntando aquella chica para luego darme una mano.

 — No, ¿Qué no ves? —le respondí para luego apartar su mano y levantarme sin su ayuda.

— Lo siento de verd... —murmuró la voz (ya molesta) de la chica que casi me mata.

 — Si lo lamentas quítate y déjame pasar —empecé protestando mientras limpiaba mi vestido para después levantar la vista y: —¡¿Mia?! —cuestioné alarmada.

 — Sí, ese es mi nombre —contestó en tono de burla.

*

Después de bajar de la azotea Mia se ofreció a llevarme a un medico y esperando que mi mamá no se enterara de lo sucedido, acepte su propuesta, luego de llamar a mi mamá y mentir sobre quedarme esta noche con Carla.

lo cual es mentira ya que creía no poder volver a hablar con ella en lo que me queda de vida.

Al salir con un brazo vedado de la oficina de un dulce y divertido doctor, me encontré con Mia mirando al suelo y con las piernas temblorosas.

—Estoy bien, tranquila, no levantare cargos —hablé bromeando tratando de calmarla.

 — ¿Te quedas conmigo esta noche?  —me preguntó mientras se colocaba de pie y tomaba mis manos.

Asentí a su propuesta prosiguiendo a ponernos en marcha para subir a la motocicleta, que me causo la mejor sensación de adrenalina, que nunca antes había sentido, mientras veníamos al hospital.

—Necesito una de esas —le dije a Mia, mientras ella reía dulcemente, luego de bajarnos frente a su hermoso edificio.

 —Entremos, el frio puede ser malo para tu herida —me dijo continuando a adentrarse al edificio, conmigo detrás.

—Bienvenida de nuevo —habló Mia, de forma animada mientras abría la puerta de su habitación.

—Gracias, un gusto volver a pasar la noche contigo —le respondí de forma juguetona, entrando en la habitación.

—Ahora dime que hacías llorando en la azotea —me exigío, dejándome sorprendida mientras me ponía cómoda en su cama.

—Nada, cosas estúpidas —le contesté, tratando de dejar el tema. 

— Nada que te haga llorar para mi es estúpido —me dijo mientras levantaba mi mentón, quedando nuestros ojos viéndose fijamente.

 — Okey, me le declare a Carla y me rechazó —le expliqué, prosiguiendo a acostarme en su cómoda cama.

—¿Carla? ¿Tu mejor amiga? —me cuestionó rápidamente.

 — Sí, ¿la recuerdas? —le pregunté secamente.

 — Claro, ¿cómo olvidar el nombre que tanto mencionaste después de que tuvimos sexo?—reprochó de forma sarcástica.

— ¿Enserio? ¿Segura que era yo? —pregunté nerviosa.

Solo yo soy tu pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora