10. No estoy tan bien como creí

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Olivia Pierce

Después de disfrutar al máximo mi estadía en parís tocaba regresar a new york.

Me tomo 19 años de vida, pero al fin sabia que queria hacer con mi vida, esa sensación de estar en la pasarela era única, sentirse bella con cada prenda era lo mejor, queria ser modelo e iba a trabajar para serlo.

La madre de Laila me contrató oficialmente así que no la defraudaria.

—Es hora de subir al avión —anuncio Laila, quien sorpresivamente descubrí que no es tan mala persona durante ese viaje.

Seguimos sus indicaciones tanto Mia como yo y abordamos el avión.

El viaje se podría decir que se sintió corto, pero para la pobre de Mia no fue así.

Durante ese viaje la pude conocer mejor y descubrí que estaba totalmente enamorada de Laila, pero está no se daba cuenta.

Al bajar del avión una sensación de nostalgia recorrió mi cuerpo, y el miedo de enfrentarme a Carla me apretaba el corazón.

Le escribí a Alec y le dije que me dirigía a buscar mis cosas para volver por un tiempo a donde mis padres.

Me dijo que todo estaba bien y que Carla se encontraba en el estudio así que no tenia de que preocuparme, pero que en algún punto tendría que hablar con ella.

En eso tenía razón.

Me alegraba que le este yendo bien con su música, escuche su canción un par de veces y aunque me dolia por qué la escribió, debia aceptar que es buena.

Las chicas me acompañaron a la casa de Carla por según ellas precaución, pero aun así el viaje en taxi se sintió mas corto con ellas a mi lado.

La casa se veía sola así que me sentí mas calmada al llegar, pero cuando entré y subí las escaleras verla con alguien mas me sorprendió, además, se estaban besando.

Expliqué que hacía ahí, me dirigí a mi cuarto, recogí mis cosas y sin siquiera despedirme solo me marche.

Las chicas trataron de hablar, pero:  —Está bien —les dije, antes de que empezaran a defenderla.

— Yo soy quien se fue, y lo hare de nuevo —dije finalmente, antes de despedirme y tomar otro taxi para ir a casa de mis padres.

Ese viaje si se sintió largo, ya que muchos pensamientos pasaban por mi mente y aunque mis padres viven fuera de la ciudad no odio el lugar donde crecí, había muchas cosas que hacer y pues la cafetería de mi madre era muy conocida.

—Bienvenida, princesa —dijo mi padre muy animado cuando entre a la casa.

Lo abrase fuertemente y luego pregunte por mi madre

—Está en la cafetería —respondió y me pusé en marcha para buscarla.

Cuando llegué a la cafetería todo estaba super decorado como una fiesta, los chicos con los que crecí estaban ahí y me recibieron todos con grades sonrisas y varios regalos.

Había mucha comida de la cual solo probe la dulce y deliciosa ensalada de fruta de mi madre.

Al final del día estaba muy cansada y decidí dormir temprano.

Los días en mi casa pasaban demasiado cortos, obviamente al quedarme allí no iba a ser de gratis.

Trabajé todos los días desde las 9 am hasta las 7 pm en la cafetería, muchas personas se acercaban a mi y se tomaban fotos ya que me habían visto en las pasarelas.

Solo yo soy tu pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora