Capitulo 1

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Nunca antes me había planteado lo rápido que tú vida podía cambiar. Apenas un pequeño detalle podía darle un giro de 360 grados y dejarte catatonico, o tal vez, en los mejores casos, podía hacerte feliz. Acaso existe el destino? Está todo planeado? No lo creo. O al menos no lo quiero creer. Sino no habría recibido esa llamada y no habrían pasado los demás acontecimientos.

Los amaneceres de otoño en el campus eran fríos, pero eso me gustaba, me recordaba a cuando era niño y jugaba con mis amigos en la entrada del colegio. Les echaba de menos. Kenny, Tweek, Craig, Jimmy, Clyde... Stan. Ya llevaba un año sin verles, y de alguna forma se me hacía pesado. Sobretodo con Stan. No había día que no le echase de menos. Tengo grabado el recuerdo del último día que estuve con el; estábamos sentados en el banco del Estanque Stank's viendo como amanecía. El me abrazo como si fuese el último día de mi vida, pero no dijo nada, tan solo se limitó a mirarme, mostrando a así las lágrimas que le recorrían las mejillas. No quería irme, no sin el, pero tuve que hacerlo. Mi familia ya estaba en el coche, impaciente para llevarme a Seattle, donde mi nueva universidad esperaba al fin mi llegada. Cuando me levante, Stan me paró agarrándome del gorro.

-Espera Kyle!! Prométeme que hablaremos todos los días y yo te prometo que iré a visitarte cada 2 meses.

-Claro colega! Recuerda que siempre serás mi súper mejor amigo.- Rodeé con mis brazos su pequeño y bajito cuerpo. El comenzó a llorar de nuevo.- Te quiero tío.

-Yo también te quiero, Kyle.

No vino a visitarme ni una vez y después de 9 meses ni me cogía las llamadas.

La hierba de los jardines traseros de la universidad brillaban más que nunca, aunque no estaba muy seguro porque las lágrimas confundían mi visión. "Joder, malditos recuerdos de Stan, siempre me hacen llorar." Pensé.

Butters y Kenny eran los únicos que no se habían olvidado de mi. Butters, me enviaba memes de hello kitty y me preguntaba como estaba. Aunque no los entendía, me parecía muy lindo e intentaba responder siempre que podía. En cambio, Kenny, me mandaba chistes sobre la promiscuidad de mi madre e indirectas bastante sexuales, aunque a veces teníamos conversaciones bastante interesantes que me recordaban a cuando éramos pequeños.

Cada vez hacia más frío y las ganas de hablarle a Stan eran más fuertes. "Menuda mierda de comienzo de día" dije. Pero lo que no sabía era que lo peor estaba por llegar, aunque todo a su tiempo. Para despejarme un poco, decidí ir a la cafetería, que en principio ya estaba abierta, y tomar un té.

Cuando llegue, me sorprendió que había bastante gente para la hora que era. Las clases apenas habían empezado hacía unas pocas semanas y los trabajos nos tenían a todos bastante estresados, así que era comprensible. Me acerqué a la barra y pedí un té verde para más tarde sentarme con el en la mesa más cercana que pude ver libre. Iba por la mitad de mi taza cuando el tacto frío de una mano en mi espalda me asustó. Di un brinco.

-Que pasa Broflovski?- Era Nick, quien se había sentado enfrente mío con la silla del revés.
Nick era uno de mis mejores amigos del campus. Siempre llevaba una boina amarilla que resaltaba el azul de sus ojos. Éramos bastante diferentes: El, un extrovertido hiperactivo con ganas de llamar la atención. Yo, un introvertido fan del verde oscuro bastante relajado (aunque, a la vez bastante irascible). Pero Nick era muy agradable y pasar el rato con el era extremadamente divertido.

-Joder Nick, me has asustado! Que haces por aquí?

-Bueno... pues Syd me despertó y como no me pude volver a dormir... Sabes que tienes los ojos muy hinchados? Espera! Has llorado!?!?

-Ha sido una mañana dura, vale? No me apetece hablar de eso.

-Te apetece alegrarla un poco?- No se de donde, Nick saco una petaca y la agito delante de mis ojos. Probablemente ese era su secreto para ser siempre tan entretenido.

-No... no tengo buenos recuerdos.- Pensé en Stan. Cuando entramos en la adolescencia, el término con licorera de sus padres en una sentada. Bebía como el que más y era yo quien tenía que tragar con todas sus borracheras y ayudarle a no caerse. Me hacía pasarlo fatal.

-Tiene que ver con "los otros"?

-Si...- Tras llegar, no podía parar de hablar de mis amigos de South Park a mis nuevos compañeros, así que, durante el año entero que llevaba aquí, les comenzaron a llamar "los otros" pues comparaban nuestro grupo de amigos con el de mi pueblo.

-Bueno... como ya he dicho en otras ocasiones, la mejor manera de olvidar es el alcohol. Sabias que...- Mi teléfono vibro cortando la teoría de Nick sobre como el alcohol lo arregla todo.

-Es Al, dice que suba un segundo, que necesita decirme algo y que es urgente. Debe de ser importante para que esté despierto a estas horas.- Me levante y con la mano me despedí de Nick, quien me correspondió con un guiño.

Al es otro de los miembros de mi grupo de amigos. Junto a mi, es el único que aporta un mínimo de sensatez a las descabelladas ideas de Nick y Syd. Al y yo compartimos cuarto en la residencia y por eso es con quien más afinidad tengo. Somos bastante parecidos, menos por la altura. A mi, por lo general, la gente me considera un chico alto; mido 1,82 para ser exactos. Pero al lado de Al parezco un moco. Al es la persona más alta que he visto en mi corta vida. Nos dijo que media 2,05 pero todos creemos que es un poco más alto.

Entre por la puerta de nuestro cuarto, que ya estaba abierta. Al estaba al teléfono y parecía preocupado. Se despegó el aparato de la oreja y me lo ofreció mientras miraba con compasión y preocupación a la vez.

-Kyle, es para ti.- Y me paso el teléfono. Me comencé a preocupar yo también.

-Hola?- En la otra parte del teléfono comencé a escuchar sollozos.

-Kyle? Eres tú? Cariño, soy mamá.- Note como la voz de mi madre temblaba de haber estado llorando, pero estaba intentando contenerse.

-Mamá? Que pasa? Por que lloras?

-Se trata de tu hermano.- Un escalofrío recorrió mi cuerpo y dio paso a algunas lágrimas.

-Que ha pasado mamá!? QUE LE PASA A IKE MAMÁ!?!- Dije entre lágrimas.

-Ike llevaba unas semanas muy fatigado y además expulsaba sangre muy frecuentemente. Tu padre y yo nos empezamos a preocupar así que le llevamos al médico... yo... lo siento.

-MAMÁ, DIME QUE LE PASA, POR DIOS!!!.- En mi garganta se creó un enorme nudo con el que apenas podía respirar.

-Ike tiene cancer.

Solo conseguí oír un pitido. Solté el teléfono y mire a mi compañero que se tapaba la boca con los ojos húmedos. El sabía lo mucho que quería a mi hermano, y lo mal que lo estaba pasando.

Me desmorone.

Ese fue el momento en el que me di cuenta que nada sería igual. Y efectivamente, nada lo fue. Ahí fue cuando comenzó: Mi otoño en South Park.

Otoño en South Park ~Style~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora