El andén me daba vueltas. La estación estaba completamente vacía, cosa que me daba la libertad para continuar llorando, como había estado haciendo las anteriores 19 horas. Eran las 3 de la mañana y apenas me podía mantener en pie. Mi teléfono llevaba todo el día vibrando, nadie supo dónde estaba hasta por la noche. Había un lago a 2 kilómetros del recinto universitario al que iba cuando sentía que ya nada valía la pena. Me recordaba a los buenos momentos de pequeño, cuando Stan y yo íbamos a buscar ranas o iba con mi familia de picnic. Pero esta vez no consiguió alegrarme, tan solo me puse más triste. "Ike es fuerte, Ike va a luchar, Ike no puede morir." Esas palabras me ayudaron a sobrellevar el día.
Cuando llegue a mi cuarto, Al me esperaba con un sobre en la mano. Cuando lo abrí, un billete de tren a South Park asomaba en el interior. No dije nada, tan solo le abracé, cogí mi mochila y salí corriendo rumbo a la estación. Llame a un taxi que me llevo hasta el lugar donde indicaba el billete, y ahí me quede esperando 2 horas porque el tren salía a las 3:05. Rebusque en mis bolsillos alguna forma de distraerme, hasta que encontré un caramelo. La espera se centró en eso; no miento si digo que estuve prácticamente una hora intentando abrir aquel estupido caramelo sabor plátano que siquiera me gustaba. Del sueño, la visión y la fuerza me fallaban casi por completo. Lo intenté a golpes, con el abre fácil, con los dientes... pero no hubo manera. Cuando casi me di por vencido, recordé que siempre llevaba una pequeña navaja en mi mochila, en caso de volver a toparme con alguien como Cartman. Al fin, gracias a la navaja, pude abrir el envoltorio. Me metí al caramelo a la boca y lo escupí a los dos segundos, porque como ya había comentado antes, era sabor plátano.
Me dispuse a abrir otro cuando un pitido aviso de la llegada del tren al andén. Subí. El revisor me pidió el billete y pocos segundos después de sentarme, me dormí. Soñé algo un tanto extraño:
Todo estaba nevado. Iba vestido con un traje negro y miraba mi reflejo en un charco. Estaba llorando. Cuando levante la vista, vi a una inmensa cantidad de personas vestidas de negro, la gran mayoría lloraba desconsoladamente. Era un funeral. Apenas pude distinguir quien era quien, pero estaba seguro de que conocía a todos. Un cura se subió a una especie de estrado, haciendo que todo el mundo se sentase en un gran grupo de sillas plegables que se encontraban enfrente suyo. Yo imite a los demás y me senté. A mi lado, estaban mi madre y mi padre, quienes tenían los ojos especialmente hinchados y las mejillas aún mojadas. Ellos me miraron y a duras penas pude escuchar un susurro de mi madre que decía "lo siento mucho". No podía parar de preguntar que estaba pasando y quien había muerto. Decidí escuchar lo que decía el cura para ver si podía enterarme de algo:
"Estamos aquí reunidos para lamentar la pérdida de un joven muy querido en nuestro pueblo. Sus últimos días resultaron muy duros para todos, pero aún así, siempre intentaba alegrarnos con una sonrisa. Apenas pudimos despedirnos de él, todo fue muy rápido.- Un estallido de llantos interrumpió al cura.- Pero nunca nos olvidaremos de él y lo fuerte que era, aunque no pudo con ello. Todos formamos y formaremos parte de su vida, de su familia y de sus amigos. Por último, desde el corazón todos recordaremos a... Kyle?- Yo? Yo soy el muerto!? Pero... esa no es la voz del cura... es la de...- Kyle... Kyle... Kyle... KYLE!!!-KYLE DESPIERTA!!!!!- Una voz muy familiar comenzó a sacudirme y a rogarme que despertase.
No había parado de llorar. Mis párpados estaban demasiado hinchados como para abrirlos de golpe, así que lo hice lentamente. Al principio tan solo pude distinguir una mancha marrón, luego más colores se sumaron a la obra hasta por terminar reconociéndolo por completo; Un gorro azul de borla roja y un abrigo color café. Era el.
-Stan!?!?
-Si, soy Stan, Kyle.- Dijo con una sonrisa.- Perdona por despertarte, pero no parabas de gritar y llorar. Hasta respirabas con...
Me abalancé sobre el para envolverle en mis brazos por primera vez después de un año. El me apreto fuerte contra su pecho, mientras yo seguía llorando, cada vez más fuerte.
-STAN!!! No sabes cuanto te he echado de menos.
-Yo también Kyle, no había día que no pensase en ti.- Me aparte un poco. Me parecía bastante cruel que me dijese eso siendo que llevaba medio año sin cogerme el teléfono, pero lo dejé pasar, no era el momento.
-Me alegro de ver que estás bien.
Me fijé en su aspecto. Estaba igual que siempre. Ojos azules, expresión cansada pero a la vez alegre, un pendiente de aro... solo que esta vez tenía el pelo más largo.
-Yo diría lo mismo, pero no se hasta que punto estás bien porque, la verdad, estabas llorando mucho. Puedo preguntar por que?
-He soñado con un funeral. Yo, al igual que todo el pueblo, estaba presente y llorando. Apenas pude reconocer a la gente del funeral, pero creo que era gente que conocía. No estoy muy seguro de quien era el muerto, porque justo cuando lo iban a decir me has despertado... pero creo que era Ike.
-Ike? Porque crees que era Ike?- "Por lo visto no se ha enterado." Pensé. Respire hondo porque me costaba asimilar todo lo que había pasado aquella mañana e intenté decir todo de golpe.
-Bien... el motivo por el que regresó a South Park es porque Ike... tiene cancer.
Los ojos de Stan se abrieron como platos y se puso más pálido que de costumbre. Segundos después de asimilarlo, me abrazo.
-Joder... Kyle, lo siento muchísimo.
-No pasa nada.- Sonreí como pude para intentar tranquilizarlo.
-Pero... está bien? Es grave?
-No lo sé. Desde que mi madre me lo contó no volví a llamarla, no me vi con fuerzas. Yo... no sé si quiero seguir hablando de esto, si tengo noticias ya te informaré, vale?- El asintió.- Bueno, de donde vienes?- El inclino la cabeza hacia bajo, parecía un tanto avergonzado.
-Yo... emmm... vengo de Seattle.- Le mire sorprendido.
-Pe...
-No digas nada!!! Solo... mira, siento no haberte visitado durante tanto tiempo, pero ahora no te lo puedo explicar. Lo siento Kyle, pero...
-Stan, eras mi mejor amigo, nos contábamos absolutamente todo. Pero de repente me dejaste de hablar y desde hace 6 meses no se nada de ti, sabes cuanto te he echado de menos!? No tienes ni puta idea. Así que, no, no creo que lo pueda dejar para otro momento. Sigo enfadado, sabes?
-Yo también te he echado de menos.
-ENTONCES POR QUE ME DEJASTE DE HABLAR!?- Las pocas personas que se encontraban en el tren se giraron. El suspiro.
-Porque... Porque soy gilipollas.
-Eso no es una puta respuesta!!- Me repose en mi asiento y mire a la ventana dándole la espalda.
-Está bien Kyle, espero volver a verte pronto.- Dicho esto, se fue.
Solo quedaban 2 horas para llegar a South Park. Las 17 horas restantes me las debí de pasar durmiendo. No comí, pero tampoco tenía hambre, solo quería ver a Ike. Durante el tiempo restante que quedaba de viaje estuve escuchando música para intentar relajarme y comiendo unas patatas que encontré por mi mochila. Stan me había puesto todavía más nervioso, y sinceramente era a la última persona que me querría haber encontrado.
El paisaje montañés me ayudaba con lo que se podría llamar "ansiedad". Estaba anocheciendo. Hacia un año que no veía nieve y la echaba de menos, por mucho que en su día me incomodase por lo propenso que soy a los enfriamientos. Pensar en el pasado me ayudaba a evadirme de lo que estaba por venir: la probable muerte de mi hermano pequeño, una de las personas a las que quiero, he querido y querré siempre. Pero volví a la realidad cuando un pequeño cartel de madera clavado como una estaca anunciaba el nombre del siguiente pueblo donde el tren pararía:
South Park.Así es, volvía a mi pueblo, volvía para ver caras conocidas, volvía para ver caras nuevas, volvía para recordar viejos tiempos, volvía para afrontar una realidad: volvía a South Park, mi añorado South Park.
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Otoño en South Park ~Style~
Fanfiction-Kyle, se trata de tu hermano. El mayor de los Broflovski llevaba poco más de un año fuera de su pueblo. La universidad era su nuevo hogar; allí tenía amigos y una vida un tanto estresante pero bastante divertida. Pero una llamada cambiará su vida e...