El destino una vez predicho no puede alterarse, tarde o temprano todo marchará a su curso.
Atsumu era huérfano, por lo menos eso es lo que creyó por veinte largos años. Nunca se quejó de la vida que le había tocado al vivir bajo el cuidado de la igl...
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━¡Iré a trabajar, hermana Kyo! -El grito del pelirrubio había logrado sobresaltar a la anciana que regaba el jardín de aquella iglesia-
━Un día de éstos en verdad vas a matarme, Atsumu. -Se quejó la anciana, llevando su mano derecha a su pecho, sintiendo sus acelerados latidos-
Atsumu río ante las palabras de la hermana, pues siempre le repetía lo mismo cuando gritaba de sorpresa, avisando lo mismo cada día.
Caminó hasta salir de su hogar, directo al trabajo como ya había dicho.
Un restaurante en el pueblo, ayudante de cocina y de vez en cuando mesero.
Atsumu no se quejaba, estaba cómodo con su trabajo y con lo que ganaba. No tenía ningún problema, quizás por ello llevaba ya tres años trabajando en lo mismo.
━¡Atsumu, necesito ayuda! -Fue lo primero que escuchó una vez llegó al establecimiento-
Su compañero Hinata, un pequeño pelinaranja lo esperaba con bastantes cajas en sus pequeños brazos.
━¡No puedes cargar todo eso, Hinata! Ya habíamos hablado de ésto, te puedes hacer daño. -Lo reprendió, llegando hasta él para cargar algunas de las cajas-
━Lo siento, lo siento. -Lloriqueó, haciendo ojitos de cachorro para que así no le siguiera regañando-
Hinata Shoyo sabía bien como calmar a Atsumu, sabía que no se podía resistir a sus gestos lindos.
━No vuelvas a hacer eso, ¿Bien? -suspiró, no siendo capaz de seguir con su reprimenda-
Atsumu era débil sentimentalmente.
━Lo siento, tenía que recoger ésto de la calle de enfrente. Al parecer alguien importante llegará al reino. -comenzó a explicar, caminando a la parte trasera del restaurante-
━¿Alguien importante? -Le siguió, dejando las cajas que cargaba junto al del más pequeño-
━Cosas de majestades, supongo. Quizás otro pretendiente para el príncipe Akaashi. -Hinata alzó los hombros, restándole importancia-
El príncipe del reino Fukurou, Akaashi Keiji, era un Omega puro. Hijo de dos omegas igualmente puros. Llenos de bondad y destreza, jamás demostrando debilidad pero tampoco teniendo un reinado de tiranía.
Si tuviesen que describir al hijo de tan buenos gobernantes, sería tranquilo, lleno de gran conocimientos políticos y para nada un omega que se dejara dominar a la primera persona que conociera.
Si, Akaashi Keiji era muy codiciado entre los príncipes de reino ya sean cercanos o lejanos, pero ninguno había logrado cautivar el corazón del chico, así que para su gente no era nada raro que ya sea cada mes llegara un alfa queriendo pretender al chico.
Atsumu suspiró cansado, siempre que llegaba alguien de la realeza hacían mucho espectáculo, y la basura que dejaban frente al restaurante tenía que ser recogida por él porque Hinata se distraería fácilmente con todo.
