El sonido de los balones rebotando contra el piso del gimnasio hacía eco por todo el lugar, al igual que el que provocaba la fricción de las zapatillas. La práctica ya estaba por finalizar y la mayoría lucían cansados, hambrientos y como si quisieran dormir por mil años.
Menos dos adolescentes energéticos que aún estaban en la cancha, compitiendo por quien lograba dar más pases al otro: en otras palabras, el primero que dejara caer el balón perdía.
Y ni a Hinata ni a Kageyama les hacía ilusión perder.
—¡Hinata, Kageyama! —los llamó Daichi. —¡Ya debemos limpiar y guardar todo!
—Apuesto a que Hinata reúne todos los balones antes de que Kageyama baje y doble la red él solo...—susurró Sugawara.
Aunque ese "susurrar" significó que los dos chicos nombrados hayan escuchado cada parte de lo que el peligris dijo. Así, en menos de un segundo, el de cabellos anaranjados y el de ojos azules estaban haciendo lo que escucharon de su sempai, intercambiando frecuentes "te ganaré" "¿eres tan lento?" entre más provocaciones.
—Par de idiotas. —murmuró Tsukishima, al terminar de beber agua.
—No se dan cuenta de que hacen el trabajo de los demás. —Yamaguchi soltó una risa, complementando lo dicho por su mejor amigo.
El rubio no pudo evitar que una pequeña sonrisa tirara de sus labios, aunque la cubrió en seguida con la toalla que llevaba en su mano, fingiendo quitarse el sudor de la cara. Nadie se dio cuenta, o al menos eso creía él.
En cuanto el par energético terminó de guardar todo, Nishinoya y Asahi no tardaron en limpiar el piso, todos querían irse a sus respectivos hogares. Al menos mañana no había clases y podrían descansar un poco más.
El camino de vuelta, ese en el que la mayoría se dirigían al mismo lugar, fue bastante ruidoso y molesto para el más alto del grupo, quien sin pensarlo dos veces cubrió sus orejas con los auriculares y le puso play a una de sus listas de canciones favoritas. Se mantuvo mirando al frente en todo el camino, sin prestar atención a nada ni nadie. Sin percatarse de que, caminando un poco más atrás, un pecoso de cabellos oscuros le miraba de vez en cuando.
A veces pareciera que eran las dos personas más unidas del mundo y otras, lo que apenaba al más bajo, unos completos extraños.
—Oye, oye~ Tsukishima...—comenzó a decir Hinata, llegando al lado del rubio levantando la mano para pasarla por frente a sus ojos.
—¿Qué?
Había logrado que Tsukishima dejara una canción a medias, ya estaba un poco de mal humor por ello. El pelinaranja ni se inmutó, siguió hablando.
—Si me vas a decir, ¿verdad?
La voz alegre y el hecho de que no dejaba de dar saltitos irritó incluso más al de lentes, quien hace poco había agradecido de que Hinata no mencionara algo sobre el asunto. Se había presipitado.
Aunque los demás no lo admitieran, al igual que Shoyō, tenían mucha curiosidad por saber sobre el alma gemela de Tsukishima, así que habían dejado de hablar entre ellos para prestar atención.
—Te dije que no.
—Ehh, ¿pero por qué?
—Porque si a mí no me interesa a ti tampoco debería de interesarte.
Hinata abultó su labio inferior formando un puchero, no contento con la respuesta del rubio.
—Quizás ni tiene, ¿quién aguantaría a alguien como Tsukishima?
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~One Chance~ |TsukkiYama
Fanfiction«Nadie sabía cómo, pero desde hace algunos años-bastantes en realidad- cuando una persona cumplía los 17 años llegaba un misterioso mensaje a su teléfono celular con una palabra clave que pudiese identificar a su alma gemela. Una bendición para algu...