Estar en el juego y a la vez evitar participar en él, resultó ser mucho más molesto de lo que esperábamos, aunque seguíamos viviendo en las instalaciones, debíamos comportarnos como si hubiéramos ido a un trabajo, no teníamos entrenamiento, tuvimos que armar un pequeño gimnasio en nuestro apartamento para poder mantenernos en forma, tampoco podíamos ir al parque o el salón de tiro, el único lugar que podíamos visitar, era el comedor. Todavía podíamos pasear por el lugar, pero era incómodo estar en los pasillos.
A medida que pasaba el tiempo, Erika empezó a ponerse cada vez más irritable, y lo demostraba sobre todo en los entrenamientos, en las comidas insistía en que quería trabajar lo antes posible.
Al principio pensé que simplemente quería comprar algún capricho, pero con el tiempo dejó de verse molesta y cada vez se veía más preocupada, como si realmente necesitara el dinero, incluso sus gritos se convirtieron en suplicas, pidiéndome acabar de una vez con el juego. Cada vez se hacía más difícil convencerla de lo contrario, era difícil saber cuánto más podría convencerla. Ni siquiera había pasado un trimestre.
Para tratar de distraerla. Conseguí convencerla de hacer guardia en el garaje, por si venían a buscarnos, en varias ocasiones pudimos ver como los demás miembros, regresaban de sus trabajos, en un principio, eso hizo que Erika se molestara más, pero empezó a acostumbrarse y se distraía haciendo informes detallados de lo que veía.
Estuvimos así durante varios meses, el tiempo seguía pasando, y el tiempo límite estaba cada vez más cerca, después de superar medio año, Erika estuvo mucho más calmada, empezó a marcar en un calendario los días que faltaban para que terminara.
Para cuando estaba llegando diciembre, nos habíamos convencido de que Rick y Nick tampoco estaban participando. Era agradable saber que no queríamos matarnos entre nosotros.
Para pasar más tiempo juntos, empezamos a vigilar el garaje juntos, era como cuando íbamos al parque, incluso dejamos de darle importancia a los que llegaban al lugar. Solo era una pequeña precaución.
A mediados de diciembre, intenté pensar en un regalo para Erika, no celebrábamos la navidad, pero quería darle algo para ayudar con su ansiedad por el dinero; eso hasta que una semana antes de navidad, mientras compraba la comida, escuché hablar a unos sujetos sobre el torneo que se acercaba. Nuestras instalaciones habían sido escogidas para celebrarla.
En cuanto lo escuché, fui corriendo a nuestro apartamento, tenía que contarle a Erika lo antes posible.
—¿Qué tienes? —Me preguntó, cuando me vio entrar tan agitado.
—Será aquí, el torneo será aquí.
En cuanto escuchó eso, Erika se puso pálida, ella también sabía lo que significaba, los mayores de dieciocho ya no participaban en los torneos, pero si podían ir a verlo, solo tenían que pagar el viaje y el hospedaje, y siendo sincero, no era particularmente caro.
De haber sido en otro lugar, simplemente hubiéramos evitado ir, con eso hubiéramos estado completamente seguros, pero ahora, debíamos estar alerta hasta que pasara.
Comimos tan rápido que ni siquiera se sintió como un almuerzo, en cuanto terminamos, empezamos a pensar en como nos defenderíamos durante ese tiempo.
—Los peleadores y visitantes, llegarán una semana antes del torneo, si deciden venir, no creo que lleguen el primer día, sería demasiado obvio —Empezó Erika —Aun así, vigilaremos el garaje durante toda la semana, lo haremos por separado, para que no se vea demasiado obvio.
—Es un buen plan, aun sin la inmunidad, no creo que nos disparen con un montón de personas alrededor, con verlos llegar será suficiente para poder estar preparados. Solo tendremos que vigilar a los que lleguen juntos.
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Memorias de un asesino
AcciónObligado a seguir una nueva vida desde niño, Erick cuenta su vida, la vida de un asesino profesional.