¡No a las cosquillas!

39 7 12
                                    

Ya habían pasado los días donde dos animados amigos no perdieron las energías que les brindó el poder ir de excursión al bosque. De una vez por todas podrían salir de la rutina, de pasar todo el tiempo encerrados, de al fin poder ser libres y, mejor aún, lo serían juntos.

Eso es lo que le parecía la amistad a Izuku Midoriya. Una hermosa oportunidad de ser feliz junto a alguien más que quiere lo mismo que tú, es un lindo sentimiento que se comparte con alguien, intercambiando un pedacito del corazón para poder sentir también lo que la otra persona siente.

¿No les ha pasado que cuando vez a tu amig@ feliz te sientes feliz de repente?

—Listo?— preguntaba un peliverde tomando la mano de su amigo que parecía dudar, dándole ánimo y valentía con el simple acto y sonriéndole de manera cariñosa.

—... Listo— Tenya también sonrió, definitivamente las sonrisas son contagiosas y viniendo por parte del peliverde que lo miraba con cariño no podría permitirse no enternecerse y devolvérsela.

Así ambos amigos partieron para su aventura en el increíble bosque de Masutafu. Durante todo el camino en el autobus se la pasaron entre juegos y una que otra broma. Estaban aprovechando cualquier cosa que pasara por el camino para jugar "veo, veo con mi ojito". A lo cual nuestro pobre Izuku tuvo que perder después de media hora de tratar de encontrar algo verde. Porque... Es un bosque por el amor de Dios! Casi todo es verde!

Al final Tenya, entre risas, le tuvo que decir que era por sus ojos y allí se le prendió el foco a Izuku que grito " eso era!" asustando a los demás pasajeros, menos a un peliazul que veía la buena estrategia que utilizó al seguir las reglas y elegir algo que él veía pero que desgraciadamente el pecoso no.

Después de unas horas de viaje llegaron a un lugar donde habían cabañas en donde podrían quedarse y dejar sus cosas. Podrían dejar para el otro día la excursión, sí, era una buena idea, verdad? Pero eso no le pareció al pecoso que quería salir a pasear.

Después de un rato de "platica" terminó ganando, llevándose casi a rastras al mayor que solamente quería acomodar sus cosas. Y sin más salieron a pasear por el bosque en una linda tarde.

—Izuku. — hablaba un extenuado chico que sentía que algo andaba mal desde que salieron de la cabaña. Se le notaba en el tono la preocupación y el peliverde se dio cuenta así que se volteó.

—Sí?— el mayor lo observó de arriba abajo, de pies a cabeza deteniéndose en mayores intervalos de tiempo en sus manos y pantalones lo cual hizo entrañar más al pecoso.

Tenya se acercó un poco más manteniendo la vista fija en esos hermosos orbes jade que lo miraban algo curiosos por sus movimientos, ya cuando los separaba un metro paró. Se detuvo frente a él y se cruzó de brazos como cuando un padre va a regañar a su pequeño y Izuku ya sabía lo que se venía.

—Trajiste el folleto?— soltó algo preocupado y juguetón.

Izuku sintió como si le tiraran un balde de agua fría.

"No olvides el folleto, nos podemos perder Izuku"

Fueron las palabras de su amigo segundos antes de salir de allí porque sí, a él le entregaron los folletos y él era el encargado de traerlos.

—Eh...— comenzó a jugar con sus dedos de manera nerviosa y sólo se escuchó el sonido de una palma golpeando una frente, Tenya lo pensó, pero no podía molestarse con él, lo quería demasiado y ya estaba acostumbrado a lo despistado de su amigo en algunas ocasiones.

—Ya sabía yo... —suspiró cansado— por lo menos recuerdas el camino?...

Preguntó ya sabiendo la respuesta. El pecoso volteó hacia todos lados, habían paseado sin rumbo fijo sorteando rocas y riachuelos, sabrá Dios dónde están.

Una historia diferente de una princesa, un caballero y un dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora