PARTE II

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Kazutora era un dolor de culo.

Había querido comprender al muchacho ese, y trató de ponerse en sus zapatos, pero, cada vez que iba a ver a Keisuke, desde esa tarde de su primer encuentro, Kazutora estaba allí, como si viviera con los Baji. ¿Acaso no tenía casa? ¿No tenía que estudiar? Todo el tiempo estaba con los pies encima de la mesita de té, chupeteándose los dedos después de comer golosinas, siendo dueño de uno de los sillones y ya casi dueño de Keisuke, porque claro, a veces ni siquiera estaban en casa y Chifuyu se sentía el ser más ridículo de la vida tocando el timbre del apartamento para encontrarse con que el parcito había salido sin él.

Llamaba a Keisuke, y no le contestaba. Horas más tarde, el de cabello largo le enviaba un mensaje pidiendo disculpas, diciendo que había ido con Tora al arcade, que el pobre no iba a uno en años, tampoco había ido a tomarse fotos a Shibuya ni recordaba el sabor de las hamburguesas del McDonald's, y que por cierto, no había estado muy pendiente del teléfono, o se había quedado sin batería o sin saldo. Le ofrecía ir a verlo, pero Chifuyu ya se iba a ir a dormir y no sería bueno recibirlo tan tarde porque al otro día había escuela.

A decir verdad, Chifuyu no tenía ganas de verlo.

O más bien, ese era su escudo. Sí, tenía muchas ganas de verlo, pero como antes, salir juntos a la plaza o al parque, ir al arcade, a comer comida grasienta, o simplemente quedarse en casa de uno de los dos para ver tv, conversar y besarse, pero casi todo eso Keisuke lo estaba haciendo con Kazutora, y esperaba que ese casi excluyera lo de los besos.

Sólo se encontraba con Keisuke en la escuela, en donde el mayor se esforzaba por pasar el mayor tiempo posible con Chifuyu, en el camino de la casa al colegio y del colegio a la casa, en los recreos y en el almuerzo. Además, no se podía ser demasiado amoroso en la escuela, porque últimamente las niñas andaban encima de ellos, así que sólo quizás acariciarse el pelo disimuladamente haciendo como que recogían una pelusa, o un beso corto con sabor a teriyaki antes de que sonara la campana para bajar de la azotea y volver al último bloque de clases, pero nada más.

No era como antes. Chifuyu no había querido asumirlo, pero esa era la verdad.

Keisuke solía decirle que estaba ayudando a Tora a reintegrarse al mundo, que tenía ganas de apoyar a que el chico se reuniera con Mikey, Draken, Mitsuya y Pah, y estaba organizando todo para que Kazutora no se sintiera dejado atrás. Después de eso, no saldrían tanto y tendría más tiempo para Chifuyu. Lamentablemente, Fuyu tuvo que tragarse varias tardes de planes cancelados con Baji, llamadas que nunca llegaron a destino y mensajes contestados ocho horas después.



La casa de los Hanagaki era algo así como high class al lado de su edificio de departamentos. No era que el chico viviera en un barrio acomodado, de ninguna manera, pero tenía patio y mucho espacio, bienestares que una madre separada en Tokyo no podría darse.

La familia de su mejor amigo, Takemichi, era una familia bien constituida, aunque, no demasiado presente. Takemichi no podía decir que le daba el regalo del día del padre a su mamá, porque de todos los chiquillos de la edad de Chifuyu a quienes conocía, eran contados los que podían decir que tenían a ambos padres juntos, y que además llevaran una buena relación familiar, y uno de ellos era Takemichi.

Sin embargo, eran padres bastante ocupados, o más bien, sin exagerar, trabajólicos, como prácticamente el noventa y tanto por ciento de los adultos. Entonces Takemichi pasaba gran parte del tiempo solo, y había llegado a involucrarse con amigos que no cualquier padre aceptaría de buenas a primeras, como Mikey, Draken, e incluso él mismo, pero vamos, con Chifuyu podían disfrazar esa cercanía de Takemichi con los chicos malos por el hecho de que tenían la misma edad y Chifuyu definitivamente no se veía tan hostil como chocar de cara con Draken.

Like the first time feeling {BajiFuyuTora}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora