Like the first time feeling {BajiFuyuTora}

PARTE III

Keisuke Baji no era el ejemplo de cómo tramitar las emociones adecuadamente. Si algo le daba rabia, destruía cosas o golpeaba individuos. Si estaba feliz, comía, comía mucho, y luego hacía ejercicio hasta caer rendido. Si estaba triste, afloraban sus peores pensamientos y las ideas más macabras cruzaban por su mente. Así que, prefería obligarse a no estar triste, darse un golpe en la frente y convencerse de que la vida tenía que seguir.

No siempre fue así. Era un niño salvaje antes, sí, y su madre a menudo recibía citaciones con el director de la escuela, pero muchas cosas cambiaron en él después del arresto. Se estaba esforzando por ser un buen hijo, pero cuando se metía en peleas golpeaba más duro, cuando insultaba a alguien era aún más grosero, y bastantes cosas perdieron valor para él.

La vida era una de esas cosas.

Haber estado cerca de matar a alguien no dejaría indiferente a una persona normal. Y Baji se consideraba una persona normal hasta ese día.

Después, pasó a ser "el que estuvo detenido", "el que repitió de curso", "el que avergonzó a su madre". Y él nunca dejaría de considerarse "el que estuvo a punto de participar en matar a un tipo". Su madre había sido muy dura en un principio, pero con el tiempo luchó por convencerlo de que seguía siendo su pequeño Keisuke, que era lo mejor de su vida y que le iría bien en el colegio si seguía trabajando en ello.

El muchacho se preguntaba si era mejor estar encerrado sin derecho a ver la luz del sol, o estar muerto, así nadie lo miraría condenándolo. A veces creía que hasta sus amigos lo miraban con recelo, pero luego se daba cuenta que estaba interpretando cosas que no eran. Mikey siempre tenía cara de culo porque vivía con hambre y sueño, Draken era serio por naturaleza y Mitsuya tampoco era demasiado efusivo. Pah era un simio que a veces decía cosas sin pensar, pero no solamente a Baji, sino a todos, así que, concluía estaba ahogándose en un vaso con agua.

Pero una cosa era segura: nadie hablaba del tema, ni nadie preguntaba por Tora, y eso lo inquietaba horriblemente.

Keisuke extrañaba a Kazutora, y sentía que debía estar con él, y que no había recibido el castigo suficiente. Entendía que legalmente no le correspondía más, pero la brújula moral lo torturaba. Se preguntaba si Kazutora estaría muy solo, si pasaría frío, si tendría amigos, si es que la comida de la correccional sería muy mala... si se daría besos con los chicos allá.

De todas las cosas de las que podía preocuparse, tenía que pensar en eso. Se agarraba los pelos por ser tan idiota.

Es que tampoco podía negar esa pulsión interna. Keisuke había tenido un despertar hormonal muy temprano respecto a otros chicos. Cambió la voz siendo un crío, le brotaron pelos por doquier y se sentía como un extraño en su propio cuerpo, un cuerpo que picaba y ardía por contacto, a la vez que no se satisfacía con nada.

Keisuke había besado a un par de chicas en su vida. En un encuentro algo más acalorado, a una le había tocado un pecho, ganándose una cachetada al segundo que apretujó la masa con su mano. Le pidió perdón a la muchacha de rodillas, para después enterarse que la chica estaba presumiendo que Keisuke era un chico que sí sabía cómo tener a una mujer.

A ella le faltaban bastantes años para saber lo que una mujer quería, pero bueno, Keisuke tampoco sabía qué quería él. Esa vez simplemente vio un pecho y quiso tocarlo. Así como el pecho plano de Mikey en los entrenamientos le parecía interesante también. Para Baji era respuesta suficiente no tener que procesar nada y simplemente responder a lo que las hormonas pedían.

Kazutora... con él fue algo distinto. Él además tenía una cara bonita y un humor que le agradaba. Además, Kazutora, si bien por fuera era terco y difícil, estando con él era dócil y hasta tierno. Admirar un cuerpo masculino y los rasgos faciales de un chico era una cosa, pero querer besar y hacer más cosas con uno, era otra.