Peor día imposible, no?

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En multimedia, la canción I"ll stand by you" (estaré a tu lado), de "The Prtenders", version hecha por Glee 

Arianna P.O.V

De alguna manera, había logrado que mi cuerpo funcionara después de una noche tan intensa como la de ayer, que pasó a la mañana de hoy, que creo que fue incluso más terrible que las horas previas. Estaba literalmente sin dormir, y aunque me hubiese encantado dormir algo en el auto, simplemente me era imposible.

Thomas, Savannah, Aaron e incluso Sahori, rondaban mi mente en éste preciso instante, en el cual mi cuerpo se sentía como un zomnbie, pero mi cabeza funcionaba a mil por hora. Era una cosa realemnte horrible, pero lo más desesperante era la sensación de mi pecho que no se ahuyentaba, ni pensando en margaritas.

Margaritas blancas, claro. Y se que eso suena incoherente, hasta ridículo, pero también se, que si pienso en colores, sólo dos se vendían a mi cabeza: verde y azul. En una batalla que hasta parece estúpida, mi cabeza se debate qué camino seguir, a pesar de no tener ninguna de las opciones abiertas; es decir, ninguno de ellos afirma que siente algo por mi, puesto que Aaron, embellece su discurso de ganador con palabras cursis y babosas que me hacen caer de rodillas ante su imponente figura, pero Thomas? Thomas me intriga, me enciende esa pizca de curiosidad que se siente hasta peligrosa, cada vez que pienso en él o en lo que (si todo sale bien) algún día podremos emezar como una linda amistad.

¿De verdad quiero una amistad con ellos?

La respuesta es no. Quiero más. Quiero que alguno me conduzca a una montaña rusa de emociones que no me permita respirar, que no me permita olvidar, que deje una huella, pero de las lindas, de esas que valen la pena recordar, en mi.

Celeste, ahora el celeste ocupa mi campo de visión. Ese celeste que a veces podría tornarse grisáceo, los ojos más fríos que alguna vez vi, atormentan mi pasado y a mi pobre corazón, cada vez que pienso si estoy lista para enamorarme. Nuevamente, creo que la respuesta es no. Las heridas no sanan, y no estoy segura de querer sanar, ya que por más masoquista que suene eso, es mi valla de contención, la barrera de protección que evita que mis muros caigan cuando quieran atravesarlos.

Aunque tal vez ya sea tarde; de nuevo el verde me inunda, y me exaspera de una forma que no me atrevo a estudiar, a asimilar. Definitivamente prefiero ignorar la sensación que me produce cada vez que pienso en mi soldado y en sus ojos verdes.

¿Ven a lo que me refiero? Ya le dije MI soldado...

Un bocinazo, me saca de mis cavilaciones y desde el asiento trasero, puedo ver como acabamos de pasar un semáforo en rojo. Sav no deja de bostezar, y a mi me asusta que Sahori haya tenido razón y que nuestra mamá chanclas realmente no esté bien.

Me veo en la puerta de la universidad, más pronto de lo que creo. Me bajo de la SUV, pero antes de irme, me acerco a la ventanilla del conductor.

-Sav, -reaccionó ante mi llamado, sabe que es raro que le hable con tono serio y que no la llame "mamá chanclas"- escucha, sabes que odio darle la razón a Sahori, pero creo que hoy la tiene, digo, has conducido algo despistada, estás cabeceando, y realmente me preocupa que no llegues a casa. Por qué no te detienes, en la cafetería que hay a una cuadra y te tomás un café o algo cargado de lo que sea que te despierte, tal vez chocolate? Bueno, no sé, tomate algo que active tus reflejos hasta que llegues a casa.

-Ari, sabes que no hace falta, sabes que he estado en peores.

Hice una mueca. No estaba convencida, pero no seguí discutiendo, sabía que no llegaría a ningún lado con ella así. Tiré un suspiro al aire, y me puse a contar hasta 100, sino, iba a contestarle con tips de salud, y demás y generaría una discusión enorme. 

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