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Gustabo se encontraba en el baño, mirandose fijamente al espejo mientras escuchaba como el agua salía del grifo. Bajo la mirada, viendo esos pequeños cortes que se había hecho escasos segundos, pasando la muñeca por debajo del chorro de agua para que limpiara la sangre que salía de ellos.

Después de que el sangrado parase, buscó una de las vendas que tenía guardas y se rodeó la muñeca izquierda malamente para que no se abrieran.

Salió del baño y fue a su habitación para cambiarse de ropa, ya que había quedado con Horacio para cenar.

Se puso una camisa negra y unos vaqueros holgados, unas zapatillas de deporte blanca y su típica chaqueta roja.

Le llegó una notificación al móvil, era Horacio, le había dicho que le estaba esperando en la puerta de su casa.

Antes de salir de casa, respiró hondo y puso aquella falsa sonrisa, la cual ya estaba acostumbrada a poner.

Salió de su casa y vio a Horacio apoyado en el coche esperándole. Se saludaron y se subieron al vehículo...

Cuando llegaron al restaurante de clase media, Horacio pidió primero y Gustabo se pidió lo mismo.
La cena no tenía nada del otro mundo, era una cena de amigos, mientras hablaban del trabajo y de cosas varías...

—Oye Horacio, voy al baño un momento— Dijo Gustabo, pero antes de irse Horacio le agarró del brazo izquierdo para decirle algo, causándole un gran escozor que tuvo que disimular.

—Cuando vuelva puedes decir al camarero que traiga la cuenta, por favor— Gustabo asentó con la cabeza, liberandose del agarre de su amigo.

Cuando Gustabo llegó al baño, se retórico un poco y una pequeña lágrima salió de sus ojos, mientras se sujeta levemente el brazo izquierdo. Sabía que Horacio no lo había hecho a propósito, pero realmente había le apretado bastante.

Gustabo se seco las pocas lágrimas que se permitió tener y salió del baño como si no hubiera pasado nada, dirigiéndose a un camarero para que llevará la cuenta a su mesa.

Cuando la cuenta llegó, ambos pagaron a partes iguales y se fueron.

Horacio llevó a Gustabo a su casa, y después de que Horacio se fuera, él cambió nuevamente su rostro a una triste y cansado. Entró a su casa a su casa y únicamente que quito su chaqueta, para después dirigirse a su habitación y echarse directamente a la cama mientras empezaba a llorar y a temblar por la ansiedad, ya que sabía que todos los días eran iguales...

Se despertaba a las 05:00h/13:00h, depende si le tocaba turno de mañana o turno de tarde/noche, se duchaba y se iba al trabajo sin desayuno, fingir una sonrisa todo el día, llegar a casa, tener ataques de ansiedad, cortarse y a dormir. Y esa rutina se repetía casi todos los días, de lunes a sábados, y el domingo, que era su único día libre, se la pasaba durmiendo por culpa se su somnolencia....

Silent Screams | GUSTABO AU | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora