4♡ Beberse los nervios

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-¡No pienso asistir a la jodida presentación! ¡No sin él! -dejé claro a Legrant

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-¡No pienso asistir a la jodida presentación! ¡No sin él! -dejé claro a Legrant.

Tres horas y doscientas notificaciones de mensaje después, terminó convenciéndome con una de sus estrategias correctamente fundamentadas

-A Lucas no le agradaría verte así. Marian te ayudará a alistarte -avisó mi jefe justo antes de finalizar su octava llamada.

Así que aquí estoy, dispuesto a improvisar un discurso frente a los cientos de curiosos que han sido atraídos al MET para la presentación.

Odio hablar en público.

En cuanto noto las miradas sobre mí, mi mente se queda en blanco y mi voz en modo mute.

Observo con atención el escenario.

Han colocado una rampilla a un costado y, obviamente, yo soy el motivo. Pasé de ser Mike el descubridor a Mike el lisiado que debe ir en silla de ruedas a todos los sitios.

《Al menos no estás muerto》esa es la frase que tanto repite Marian -mi cuidadora con complejo de niñera-, y que se cuela en mis pensamientos cada vez que me quejo.

Legrant sí que parece cómodo sobre el escenario.

Nuestras miradas se encuentran, asiente en mi dirección. Supongo que esa es la señal con la que me comunica que pronto será mi turno de hablar.

-Demonios -gruño por lo bajo.

En una de las mesillas a mi derecha han dejado algunas copas de Champagne que bebo gustoso en cuestión de segundos.

Me acomodo el pantalón en el área que hace un mes no se divierte porque, siendo realistas, qué mujer se fijaría en mí estando así. 

Para cuando Legrant pronuncia mi nombre, mi miembro y sus dos amigos cercanos se encogen nerviosos.

La atención recae en mí y en el trasto que debo manipular para llegar al escenario.

Reaccionar me toma algunas respiraciones.

-Esta pieza que todos estamos admirando cambió mi vida -confieso-. Le busqué durante años y me convencí de que no cedería a otros el mérito de encontrarle -incluso habiéndome bebido tres copas mi garganta se seca-. Perdí a alguien importante luego de hallar esta reliquia -hago una pausa para recomponerme y frenar los recuerdos.

-Volvamos por el C2
-¿Te has vuelto loco?
-Es la única esperanza de salir vivos de este sitio.
-¡Hagámoslo!》

-...solo les pido que...cuando se acerquen a observarle en la hurna de cristal, mientras la magnificencia y el brillo de una pieza como esta los conquiste, den las gracias a Lucas Stewart. Sin él -mi voz se derrumba al mencionarle-, no estuviese hoy aquí, ni ustedes tampoco.

No espero los aplausos.
Me retiro del escenario y me alejo de las miradas indiscretas de los presentes. Pretendo marcharme de regreso a casa, pero el tono acusador del jefe me sorprende.

Terapia de Corazones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora